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Susana Jiménez: “Ser la primera mujer en la CPC trae una responsabilidad: no ser la última”

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Iván Weissman Senno
Por : Iván Weissman Senno Editor El Mostrador Semanal
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En este nuevo capítulo de Diálogos de El Mostrador el foco es liderazgo. Jiménez defiende el mérito por sobre las cuotas, aboga por políticas públicas que no castiguen a la mujer y un rol activo del empresariado para recuperar dinamismo, confianza y abrir camino a nuevas líderes.


Primera mujer en presidir la CPC, Susana Jiménez rehúye las etiquetas fáciles. Su marco es nítido: meritocracia, confianza y resultados. Reconoce estilos distintos entre hombres y mujeres, pero rechaza los esencialismos: “Hombres y mujeres somos distintos, pero ni mejores ni peores. Los puestos de liderazgo deben ser ocupados por mérito”. La meta, dice, es que “hacia adelante debiera ser indistinto si lidera un hombre o una mujer; cada uno con sus cualidades y estilo”.

La exministra de Energía del segundo Gobierno de Sebastián Piñera y actual líder del principal gremio empresarial fue la invitada a este nuevo capítulo de Diálogos de El Mostrador. El foco este año es liderazgo en tiempos de cambio y cómo encaja en esa discusión el liderazgo femenino.

Meritocracia sin esencialismos

Jiménez separa género de competencia: “No me gusta categorizar por género. Hay estilos diferentes y complementarios; lo decisivo son las competencias”. 

De ahí su diagnóstico sobre la pérdida de productividad país: “La verdadera pérdida es nuestra baja participación laboral femenina: así perdemos talento”. La receta es práctica: “Esto hay que trabajarlo desde las bases: formar, dar oportunidades, exigir ternas mixtas y abrir camino a futuras líderes”.

Confianzas y representación

Para Jiménez, liderar es representar: “En los cargos que me ha tocado, uno representa a otros: muchas veces tus preferencias personales deben subordinarse al rol”. La confianza se cultiva con equipos diversos y exigentes: “Rodearse de gente muy buena que te desafíe. El error es armar equipos que te dicen ‘sí’ a todo”. 

Y asume el hito de su propia llegada a la CPC como deber: “Ser la primera mujer en la CPC trae una responsabilidad: no ser la última”. A las mujeres les pide dar el paso: “Los desafíos hay que abrazarlos: no autorrestringirse ni exigir estar 300% preparadas para avanzar”.

Corresponsabilidad y políticas públicas pro-mujer (que no penalicen contratar)

Su postura sobre sala cuna es clara: “El costo de la sala cuna no puede recaer en la contratación de la mujer. Si queremos más participación femenina, esto debe resolverse como política de Estado”. La corresponsabilidad también se juega en el hogar y la cultura: “El posnatal masculino existe pero solo 1% lo usa”.

Y agrega al respecto: “Es un cambio cultural pendiente: el padre también debe pedir permisos, ir al médico y a la escuela”. Porque, advierte, “sin corresponsabilidad terminamos empujando a muchas mujeres a elegir entre ser madre o ser profesional. No podemos llegar a ese punto”.

La visión de Jiménez instala un estándar exigente para el debate sobre liderazgo femenino y brechas de género: mérito, corresponsabilidad real y políticas públicas que habiliten –no que castiguen– la contratación de mujeres.

Menos consignas y más diseño institucional, menos simbología y más resultados. En su lectura, solo así Chile podrá sumar talento, recuperar dinamismo y reconstruir confianzas.

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