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Cambio de rumbo en las campañas de Evelyn y Jeannette Opinión El Mostrador

Cambio de rumbo en las campañas de Evelyn y Jeannette

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Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Ambas candidatas, Evelyn y Jeannette, hacen un giro a tres meses de las elecciones. Una, entendiendo que debe aprovechar sus fortalezas para conquistar la calle y prepararse mejor para representar una alianza en que el PC será uno más. La otra, apostando por abrirse hacia el centro.


Si hay algo claro en esta elección presidencial, es que aún está totalmente abierta. Durante dos años tuvimos a Evelyn Matthei liderando por lejos las encuestas. Después tomó la delantera, sorpresivamente, Johannes Kaiser. Efecto novedad, dijeron algunos. A comienzos de este año y luego de desaparecer de la escena pública tras el fracaso en el segundo plebiscito, volvió a aparecer, de manera sigilosa y silente, José Antonio Kast. Esto, en paralelo a los vaivenes, errores no forzados e inconsistencias de la campaña de Matthei. El oficialismo ni siquiera lograba el cuarto lugar en la carrera y, más encima, la posición era ocupada por Carolina Tohá. Jara estaba disputando el quinto o sexto puesto junto a los candidatos eternos ME-O, Parisi y Artés.

Y vinieron las primarias oficialistas –hace menos de dos meses–, dando un vuelco en el tablero. Jeannette Jara entró a competir palmo a palmo con JAK, superándolo incluso durante un par de semanas, mientras Evelyn seguía perdiendo competitividad entre los enredos de sus once voceros, declaraciones poco oportunas y, por supuesto, los bots que la etiquetaban con demencia temporal, alzhéimer y otras fallas cognitivas.

Por su lado, Kaiser se desinflaba a velocidad acelerada desde el momento en que empezó a dar su opinión en programas, debates y redes sociales, reivindicando el golpe de Estado y desplegando un relato extremo, que superaba incluso a Bukele y Trump.

Estábamos en eso cuando la candidata de Chile Vamos golpeó la mesa denunciando sin rodeos a J. A. Kast y sus cercanos de desplegar una campaña “asquerosa” y malintencionada en su contra. Anunció querellas y penas del infierno contra el republicano, lo que tuvo que regular después que los parlamentarios de su conglomerado sintieran el temor de perder sus honorables cupos. Esperanzados de lograr una lista en común con la extrema derecha, lograron convencer a la candidata de bajar el tono. Sin embargo, el pacto “Cambio por Chile” –ex “Derecha Unida”– se inscribió igual por su lado. Touché.

De ahí vino el festival de debates en esta etapa previa a la campaña real, que partirá recién este martes 19 de agosto, con las inscripciones ya cerradas. Es difícil llevar el registro, pero al menos han sido siete u ocho. Todos con públicos similares –de la elite empresarial y gremial–, la mayoría centrados en los cuatro que van en la delantera y excluyendo a Parisi, ME-O, Harold y Artés. Debates con gusto a endulzante, una especie de entrevistas colectivas en que los candidatos han eludido los temas de fondo, planteado pocas cosas concretas, y plagados de frases y promesas incumplibles en el corto y mediano plazo, especialmente en lo referido a la delincuencia y migración ilegal. Exceso de demagogia y escasas respuestas a los convocantes del foro.

Qué mejor ejemplo que cuando Johannes se mandó una sentencia con olor a cuña televisada, con remembranza de Allende y vacía de contenido frente a los camioneros y señaló: “Vamos a abrir las grandes avenidas para que pasen los camiones libres”.

Y fue en el contexto de estos debates que terminó por enredarse Jeannette Jara. Jugando de visita siempre –los tres candidatos de derecha más la audiencia–, aunque obligada a buscar espacios de posicionamiento en esos sectores y la prensa, la candidata del oficialismo cometió un par de errores en que no supo salir jugándola con la facilidad con que lo hace en los espacios públicos, entrevistas individuales y el contacto con la gente, donde tiene su principal fortaleza.

Pero si de algo le sirvió el episodio de la nacionalización del cobre –un error torpe, por lo demás, fue negar algo que estaba escrito en papel–, es que le permitió hacer un punto de inflexión respecto de su propio partido, el PC. La candidata le tiró la cadena a una idea de los sectores más extremos, dándoles la señal de que actuará con autonomía y que su rol ahora es representar al conglomerado. Aunque esto pasó inadvertido para los medios más tradicionales.

Creo que las comunicaciones del comando de campaña de Jara aún son débiles, lo que quedó demostrado al salir a explicar que no participaría más en debates en esta etapa, porque se dedicaría a recorrer Chile y tomar contacto con la gente. Lo segundo está muy bien; como dijimos, es la fortaleza que la candidata tiene, la cercanía y empatía que genera en las personas. Sin embargo, para eso no era necesario explicar lo de los debates, porque con eso confirmó su error no forzado. Simplemente no se asiste.

De esta forma, Jara hace un giro en la campaña, incluyendo más calle y, por supuesto, preparándose mejor para los debates televisivos que son gravitantes en la recta final. Y, de paso, se despega de las posiciones más duras de la izquierda, al abandonar cualquier idea de nacionalización del cobre y litio.

Evelyn, por su parte, por fin dio con el tono de la campaña. Porque el problema de fondo no fueron los traspiés y errores no forzados. Tampoco la chambonada de la primaria, ni el enredo de los voceros, o la campaña esquizofrénica que dividió a Evelyn de Matthei, ni el genio traicionero que no la abandona. La apuesta fallida fue intentar posicionarse en el espacio de la extrema derecha, no solo ya ocupado por la dupla KaKa, sino porque ideológicamente, históricamente, Chile Vamos ha sido una coalición de centroderecha que ha jugado con las reglas de la democracia posdictadura.

Liberales en lo económico, pero también abiertos a los cambios de la sociedad y, por sobre todo, un sector que asume y entiende que la forma de avanzar y dar gobernabilidad a este país es a través del diálogo y los acuerdos, como quedó demostrado en la reforma de pensiones, lo que, para la derecha extrema, fue considerado una traición.

Ambas candidatas, Evelyn y Jeannette, hacen un giro a tres meses de las elecciones. Una, entendiendo que debe aprovechar sus fortalezas para conquistar la calle y prepararse mejor para representar una alianza en que el PC será uno más. La otra, apostando por abrirse hacia el centro y ser más fiel con la historia de su sector, apartándose del populismo y las posiciones extremas.

Un cambio de rumbo justo cuando Kast, a la primera que sale del silencio y de su libreto del cuento de los fenicios, comete un error significativo, Kaiser se desfonda y empieza la verdadera carrera presidencial, con Parisi, ME-O y Harold que logró las firmas el viernes pasado. Y, como ya sabemos, en un país en que desde 2019 en adelante no se puede predecir nada. En una de esas, la segunda vuelta es entre dos mujeres.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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