Los desafíos que derivan de las elecciones de la CUT y la ANEF

Entre el 26 y 28 de mayo del presente año se llevaron a efecto las votaciones para renovar el Consejo Directivo Nacional de la CUT. Esta elección fue la segunda realizada bajo la modalidad de voto electrónico. La primera vez que esta se utilizó, el 2021, la participación registrada de acuerdo con el padrón de socios con cuotas al día fue del 18%.

En esta oportunidad, la participación llegó al 17%, si se considera el universo de socios con cuotas al día (253.126 socios) y del 5,7%, si se considera el universo real de socios de organizaciones afiliadas a la CUT (aproximadamente 800.000 socios).

Posteriormente, los días 04 y 05 de junio se desarrollaron las votaciones para renovar el directorio nacional de ANEF.

Esta elección convocó a 25.554 votantes de un universo de 69.884 socios habilitados, que corresponden al 36% de participación, un poco más de la participación obtenida el 2022 en que participó un 29% (18.360 de un total de 63.584 socios habilitados). Siempre lejos del 44,9% de participación obtenido el año 2014, último año en que la votación se hizo presencialmente.

Ambas elecciones presentan características o problemas comunes:

En primer lugar, una vez introducida la votación electrónica, las cifras de participación comienzan a sincerarse respecto de presunciones de manipulación electoral para el caso de las votaciones presenciales en el ámbito sindical. La tónica es la baja participación para orgánicas que se perciben demasiado autonomizadas de sus bases, algo que nos habla sobre la lectura que la dirigencia está haciendo (o no) de los procesos participativos en la era de la IA.

En segundo lugar, ambas manifiestan problemas organizacionales para la construcción de su padrón, que en el caso de la CUT implica que más de medio millón de trabajadores quedó fuera del proceso, es decir más de dos tercios no tuvo la oportunidad de participar.

En el caso de ANEF, el problema más evidente es que el proceso de votación comenzó el día 04 de junio, con un universo que varió en miles de votantes desde el comienzo de la votación hasta su finalización, contrariando principios elementales del sistema de sufragio universal conocido en occidente. Lo anterior, además de la exclusión unilateral de asociaciones de funcionarios, con cuotas al día, del proceso electoral.

En tercer lugar, otra característica común evidenciada en estas dos votaciones es algo que viene desde hace años, la conformación partidizada de las listas en competencia. En el caso de la CUT la noticia era la irrupción del Frente Amplio en el proceso; en el caso de ANEF sólo una lista de las 4 en competencia no adhería a algún partido político.

El panorama descrito no es muy alentador si se observa el contexto actual, con una ciudadanía legítimamente muy crítica respecto del desempeño de los trabajadores públicos y actores políticos muy interesados (con intereses y legitimidades muy diversas) en disminuir el peso del sector público en nuestra sociedad.

Existen problemas que habrá que enfrentar en el corto plazo, sobre todo lo relacionado con el estatuto del empleo público, su tamaño y la discusión acerca de las brechas salariales entre el sector público y el privado (algo por supuesto relacionado con la valoración del empleo público)

Lo anterior deberá discutirse en medio de eventuales futuros embates por faltas administrativas cometidas por los funcionarios públicos (probablemente el caso de las licencias médicas sea sólo el comienzo).

El desafío para nuestras grandes organizaciones es mayor, pues se requiere de mucho análisis estratégico, unidad de acción y modernización de la gestión sindical, para ayudar a construir más espíritu de cuerpo. Desde otras organizaciones federativas del sector público esperamos aportar para que estemos a la altura del desafío.