
La primaria de las derechas
Lo que veremos en las próximas semanas será una derecha muy enredada e intensa, llena de trapitos al sol, exabruptos y maniobras agresivas.
En el juego entre las derechas chilenas, nuevamente están entrando con los toperoles arriba a disputar el balón. Algunos de sus simpatizantes observan frustrados y alarmados estas divisiones internas y envían cartas abiertas a sus candidatos. Pierden el tiempo. Más bien deberían armarse de paciencia, porque quedan varios capítulos más en esta disputa.
¿Por qué pasa esto ahora? Simple: estamos viviendo la primaria de las derechas; la que a diferencia de la primaria de las izquierdas no se dirimirá mediante las urnas, sino a través de las creencias que se instalen en las plataformas políticas de sus candidatos presidenciales en las próximas semanas.
Aunque la memoria sea corta, la dinámica de este tipo de tensiones la acabamos de vivir cuando Tohá, Jara, Winter y Mulet se lanzaban acusaciones cruzadas, cuestionamientos personales y tackles deslizantes al límite de la tarjeta roja; cada uno buscando marcar un gol decisivo frente a su hinchada en la recta final. Y con la expectativa de lograr limar asperezas al día siguiente de la primaria. El problema para las derechas es que –en su caso– ese hito final es la primera vuelta; demasiado lejos como para que sea razonable esperar hasta entonces.
Por eso, los que aspiran a seguir en o llegar al Parlamento miran la pelea con calculadora en mano y se preguntan con quién les conviene más sacarse la foto. Por eso pronto hay un momento clave en este partido: el 18 de agosto, fecha límite para inscribir las candidaturas. La controversia no debería resolverse ese día, pero en esa ocasión sabremos si cada comando entra al segundo tiempo con una buena arenga inicial o gritándole al árbitro “¡la hora, profe!”, para que termine el partido.
En este escenario, es el comando de Evelyn Matthei el que está en una posición más complicada. José Antonio Kast hoy parece más consolidado, y es Matthei, como desafiante, quien necesita desesperadamente activar mecanismos para revertir su caída en las encuestas. Esto es urgente no solo por simbolismo, sino porque si la declinación de Matthei se mantiene hasta la inscripción de listas, será difícil convencer a los parlamentarios en campaña de que apuesten por ella en el terreno. La percepción de fortaleza o debilidad en ese momento será decisiva.
Así que prepárense. Lo que veremos en las próximas semanas será una derecha muy enredada e intensa, llena de trapitos al sol, exabruptos y maniobras agresivas. Si Jeannette Jara contara con la centroizquierda dentro de su equipo, podría perfectamente disfrutar de este espectáculo comiendo cabritas. Pero claramente eso no está sucediendo. Al menos no tan fluidamente como anhela.
Ya iremos sobre esa otra historia que se está jugando en la otra cancha. Pero volvamos sobre el partido. La pelota enredada en media cancha. ¡Huy!, una nueva entrada fuerte, el árbitro se lleva la mano al bolsillo.
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