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Los campeones mundiales de la vista gorda Opinión Archivo

Los campeones mundiales de la vista gorda

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Marcos Vergara
Por : Marcos Vergara Académico Escuela de Salud Pública UCh
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En Chile ocurren cosas que todos sabemos que ocurren, pero que no queremos ver: las licencias médicas están a nuestro servicio para resolver varias decenas de pequeños problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana, más allá de su rol dentro de nuestro sistema de seguridad social.


Recurro a nuestros filósofos contemporáneos, los de YouTube: Peña, Garín, Auth, Mansuy, Mosciatti, Mayol, Ottone, Escobar, Ortúzar, Cavallo, Landerretche, etcétera. Ellos mismos se encargan de ir por los clásicos y procesarlos para realizar públicamente sus planteamientos en español convencional y comprensible. Buena cosa, digo yo. Ahorro de tiempo y dinero.

Recurro a aquellos para ir por una reflexión metaanalítica, quizás, sobre el tema de las licencias médicas. Me escapo de los casos del fraude descarado, de los médicos que venden licencias aquí y allá, de los surfistas que van tras las olas mientras gozan de un reposo médico y tienen una licencia que les devuelve la renta que no han podido generar. Si bien todo aquello existe y es el rostro más impresentable del fenómeno, el sistema de licencias médicas en Chile ha venido evolucionando a través de los años, muchos años, con remendados normativos variados y perfectamente adaptados a los intereses de los stakeholders, remendados que hoy explican su zozobra.

Al final del día tenemos una estructura voluminosa de apariencia maciza, un “sistema” que responde a eventos muy bien concatenados entre sí por donde, sin embargo, se cuelan las grietas de la informalidad y se abren vacíos que hemos ido ocupando en función de nuestros intereses, a lo largo del tiempo. Entonces, al interior de este sistema de sólida apariencia, pero muy poroso y degradado, más allá del asalto de piratas y ladrones que en efecto los hay, ocurren las cosas que todos sabemos que ocurren, pero que no queremos ver: las licencias médicas están a nuestro servicio para resolver varias decenas de pequeños problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana, más allá de su rol y funciones formalmente establecidas dentro de nuestro sistema de seguridad social.

Y entonces surge nuestro perfil de campeones mundiales de la vista gorda, en este y otros temas. Piense solo en el “Tren de Aragua”. Dicen que sí, pero yo nada sé. Anomia, sujetos “calzonudos” en un sentido amplio de la palabra, gestores públicos aversos al riesgo cómodamente instalados en sus cargos, lotes políticos de ignorantes e irresponsables, contadores siempre sacándole punta al lápiz, jueces y notarios, tinterillos, parlamentarios, chaqueteros y paranoicos, en fin, gente. Todos tirando una licencita poca con cara de “yo no fui”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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