Opinión
Futura oposición: ¿también “con todo” y buscando “atrofiar” al gobierno?
Por el momento, las señales enviadas por quienes serán oposición, a partir de marzo, han sido cautas. De seguro, ni siquiera tienen tiempo de pensar en el futuro Gobierno. Aún están en estado de shock, paralizados, intentando entender qué pasó el domingo 14 de diciembre.
Hace unos días, el diputado Diego Schalper le advirtió a quienes asumirán como oposición el 11 de marzo que “aquellos que estén por torpedear van a encontrar un juicio muy crítico de la ciudadanía”. Por supuesto, el parlamentario tiene muy mala memoria y olvidó que él mismo, el 1 de marzo de 2022, es decir, antes de que siquiera tomara Gabriel Boric posesión del cargo, hizo un duro llamado a su partido, Renovación Nacional, para hacer “una oposición con todo”, rematando con que la colectividad debía “atrofiar” el futuro Gobierno. Sin duda, la consistencia no es una virtud de algunos de nuestros políticos.
Pero no es el único llamado a torpedear a un Gobierno antes de asumir. La diputada Pamela Jiles le advirtió a José Antonio Kast –antes de que obtuviera el 58% de los sufragios– que le haría “la vida imposible”, asegurando que JAK tendrá un Parlamento “complicadísimo” y que probablemente le irá “bastante mal”. Claro que Jiles –antes comunista, luego humanista y hoy electa por el PDG– también le había advertido a Jara que le quitaría la sal y el agua en caso de que hubiera ganado el 14 de diciembre. Es decir, daba lo mismo quien llegara a La Moneda, le haría la vida imposible a quien fuera.
Por el momento, las señales enviadas por quienes serán oposición, a partir de marzo, han sido cautas. De seguro, ni siquiera tienen tiempo de pensar en el futuro Gobierno. Aún están en estado de shock, paralizados, intentando entender qué pasó el domingo 14 de diciembre. Los pocos líderes del sector que expresaron alguna opinión han señalado que esperan hacer una oposición constructiva, algo totalmente distinto a la sentencia categórica de Diego Schalper, diez días antes de que asumiera Boric.
El Gobierno, por su lado, ha intentado navegar en las incómodas aguas de pasar a ser simples actores de reparto, considerando el alto –excesivo me atrevería a afirmar– protagonismo que están teniendo J. A. Kast y quienes lo rodean. Parece que se tomó en serio eso que prometió en la campaña de que empezaría a gobernar desde el 15 de diciembre. Por cierto, es bueno recordarle al Presidente electo que faltan cerca de tres meses para que eso ocurra realmente. Sin duda, mi comentario es una ironía, pero por lo visto la prudencia no será parte del estilo del nuevo Gobierno.
En menos de una semana, Kast viajó a Argentina, se fotografió con la motosierra del delirante de Javier Milei, anunció que será el nuevo inquilino de La Moneda, se reunió con Pedro, Juan y Diego, comenzamos a conocer los nombres del futuro gabinete y vimos al Presidente electo intentar bajar las expectativas, que él mismo creó durante la campaña.
También ya sabemos que habrá 13 o 14 ministros para dirigir 25 carteras y, por tanto, tendremos varios tri y biministros, partiendo por al disputado José Luis Daza, Francisco Pérez Mackenna, Iván Poduje, entre otros nombres que circulan, y que conoceremos oficialmente el 15 de enero. Mientras tanto, en el actual Gobierno se irán todos de vacaciones –igual como ocurrió con la administración de Piñera, ¿lo recuerdan?–. A esta altura, me pregunto si tiene sentido esperar tres meses para los cambios de Gobierno, ya que a los que entran les sobran dos meses de espera y, por supuesto, a la administración saliente también, ya que debe gobernar en la más absoluta intrascendencia.
Pero volvamos a la oposición. El primer factor que comenzará a despejarse luego de la profunda reflexión que deberían tener durante el verano, es si habrá una sola oposición o será similar a lo que ocurrió durante este Gobierno, es decir, varias oposiciones. Las primeras señales apuntan a que podrían existir dos.
Por un lado, el Socialismo Democrático –que no salió tan golpeado de las elecciones parlamentarias– pareciera que tomará la batuta durante la próxima administración. Mal que mal, en la segunda parte de la administración de Boric, literalmente, se tomaron La Moneda, desplazando al Frente Amplio. La incógnita será si contarán con el PC de aliado. Aunque eso sería lo más lógico, considerando que fueron juntos en la competencia por el Congreso, el costo pagado por llevar a una persona de las filas del comunismo como candidata presidencial ha despertado dudas en una parte del sector.
Otros confiesan, por el contrario, que Jeannette Jara representa una oportunidad para provocar la renovación total de los Carmona o los Jadue, de la mano de Camila Vallejo, Karol Cariola y otros comunistas menos ortodoxos.
Lo que sí pareciera ser un hecho es que el Frente Amplio iniciará una travesía por el desierto en solitario, al menos en la primera etapa. En estos pocos días poselección los dardos del mundo del PS, PPD, DC y PR han apuntado con fuerza hacia el Gobierno –Gabriel Boric–, pero particularmente hacia toda la generación que irrumpió en La Moneda intentando refundar el país y que manifestó un total desprecio por lo que denominaron la política de “los treinta años”, en alusión directa a los gobiernos exitosos de la Concertación, incluyendo también a la propia Michelle Bachelet.
Aunque, claro, las críticas se han cristalizado en un rostro específico: Giorgio Jackson, el exministro, autor intelectual de varias frases que intentaron demostrar una superioridad moral en todo tipo de ámbitos, incluido el de la probidad, que luego se derrumbaría como una paradoja de la vida con el caso Convenios.
Jackson difundió una carta la semana pasada en que hace un mea culpa, asumiendo que el tono y la forma de algunas actuaciones en el inicio del Gobierno, incluyendo el intento de modificar la Constitución, no fue el más adecuado. Aunque extemporáneo –distinto habría sido esto hace dos años, cuando podían enmendar el rumbo–, es valioso, siempre que sea el comienzo de un debate y reflexión profunda de un partido que irrumpió como una alternativa a la política tradicional –con un respaldo altísimo en la urnas– y que terminó ayudando a la construcción de los Kast o los Kaiser.
Y, por supuesto, también veremos que rol cumple el PDG –un verdadero dirimente en la Cámara de Diputadas y Diputados con 14 parlamentarios–, donde por ahora, y de acuerdo con Pamela Jiles, le harán la vida imposible a Kast. ¿Serán oposición?, ¿semioposición?, ¿o sucumbirán a la tentación del poder? Todo dependerá de la decisión en solitario de Parisi.
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