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Hay que defender el estadio ANÁLISIS

Hay que defender el estadio

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Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Los hinchas reales pueden gritar, cantar, saltar, desahogarse, etc., pero nunca agreden. Jamás invaden o “aprietan” a sus jugadores. Esos son los hinchas que debemos cuidar y respetar. Esos son los hinchas que sí deben estar siempre en los estadios y que ahora no van por temor a la violencia.


Tras los graves y horribles incidentes que ocurrieron en Buenos Aires, todos quienes estamos inmersos en el mundo del fútbol necesitamos hacer una profunda reflexión respecto de la violencia en los estadios.

En Chile, solo este año han ocurrido muchos hechos de violencia incluyendo algunos trágicos, como fue el 10 de abril, donde murieron dos hinchas de Colo Colo, en la previa del partido ante Fortaleza, al que se suman otros episodios graves: invasión de barristas de Iquique a la cancha, “reventones” en algunos partidos de la U, apuñalados en facciones de la barra de U. Católica y podríamos seguir sumando.

Por eso el llamado a la reflexión, para poder recuperar la vivencia del estadio. Crecí junto a mi padre asistiendo al fútbol. Mi abuelo Raúl se vestía de gala para ir a ver a Santiago Wanderers a Playa Ancha. Todos los hinchas de distintos equipos, rivales en cancha, podían compartir el tablón. Se vivía una fiesta real. Es de ilusos y poco realista mpoderar a los barristas y su famosa “fiesta”, que le dan alma y vida al espectáculo. El único y real espectáculo es ver el juego mismo, las gambetas, las atajadas de los porteros, los choques entre rivales e incluso los hierros que puedan cometer los jueces.

Los hinchas reales pueden gritar, cantar, saltar, desahogarse, etc., pero nunca agreden. Jamás invaden o “aprietan” a sus jugadores. Esos son los hinchas que debemos cuidar y respetar. Esos son los hinchas que sí deben estar siempre en los estadios y que ahora no van por temor a la violencia, a lo que se suman los altos costos de entradas y un espectáculo paupérrimo. Pero a pesar de todos estos factores negativos, esos hinchas son los que se deben respetar.

Por eso, seguiré creyendo que se puede salvar el fútbol. Tal vez soy iluso, pero creo que si atajamos esto ahora, donde se requiere de la voluntad política y administrativa, para tomar decisiones firmes y concretas, se puede. No más impunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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