Los niños también celebran con ciencia
¡Buenas tardes, estimados lectores y lectoras de este Universo Paralelo!
Antes de saber hablar, los bebés ya reconocen patrones, anticipan repeticiones y hacen inferencias estadísticas. Es que la ciencia no es un descubrimiento como la rueda o el transistor: es un instinto con el que todos nacemos y utilizamos sin siquiera darnos cuenta.
Todos, desde niños, somos, de algún modo, científicos. Como decía Einstein: “La ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano”. Esta edición de Universo Paralelo está dedicada a los niños. Reunimos historias de infancia de científicos y columnas pensadas también para ellos.
Es sabido que incentivar el desarrollo del instinto científico es la gran receta que ha utilizado el Homo sapiens cuando ha alcanzado sus mayores logros.
Claro que hay casos importantes en donde el impulso nace solo. Cecilia Payne, una de las más brillantes astrónomas del siglo XX, fue una niña inquieta y creyente. Tan creyente, pero con un instinto científico tan desarrollado que un día quiso poner a prueba su fe con método: en la escuela rezaba antes de la mitad de sus exámenes, cosa que no hacía con la otra mitad. Obtuvo mejores notas cuando no rezaba. Así, transformó su fe religiosa en amor por la observación y los misterios de la naturaleza. Años después, sería la primera persona en descubrir de qué están hechas las estrellas.
La ciencia necesita de esos impulsos. De niñas y niños que se atreven a pensar por sí mismos, a explorar el mundo sin respuestas prefabricadas. A mí, por ejemplo, me marcó una serie de televisión: Cosmos, de Carl Sagan. Era 1980. Nunca había visto un relato de la ciencia como ese: allí, la ciencia era belleza, claridad, historias fantásticas. Sin delantales blancos, sin tecnicismos, sin estética ni chistes nerds. Nos hablaba una persona común, sin tratarnos con condescendencia. Allí amé la ciencia.
Esta semana, en que celebramos el Día de la Niñez, es bueno recordarlo: el conocimiento no empieza en la academia. Empieza en la infancia, cuando observamos el mundo, nos deslumbramos, y nos hacemos preguntas. Esa es la chispa que inflama la civilización.
Para contarnos más de estos temas, hoy tenemos la participación de Fabiola Arévalo, doctora en Física; Sofía Vargas, doctora en Ciencias; Ignacio Retamal, dentista y doctor en Ciencias; el geólogo Camilo Sánchez; y la periodista Francisca Munita.
Gracias por acompañarnos en este número especial dedicado a la chispa científica de la infancia y a la ciencia que reúne a la familia. Comenta y comparte este link y haz que más adultos se contagien del asombro y la creatividad de niños y niñas.
- Y si este Universo Paralelo llegó por casualidad o gracias a alguien que aún cree en la curiosidad como motor del conocimiento, suscríbete aquí y sigamos celebrando a quienes descubren el mundo por primera vez, y a quienes los acompañan en el camino.
REGALOS Y NIÑEZ: HAY MÁS DE UN CAMINO PARA LLEGAR A LA CIENCIA

Crédito: Artem Podrez

A veces, los regalos que recibimos en la infancia son más que un juguete. Algunos abren ventanas a mundos como los dinosaurios, trenes, planetas o la música. Y en ciertos casos, no son solo etapas. Son el inicio de una pasión que dura toda la vida.
- Albert Einstein, cuando tenía 5 años, recibió una brújula de bolsillo de su padre. Era un pequeño objeto cuya aguja siempre apuntaba al norte, aunque él la girara o moviera. Se preguntaba cómo se movía sin tocarlo y esa pregunta lo acompañó toda la vida. Él investigó fuerzas invisibles y cuestionó principios fundamentales en física, hasta llegar a formular la teoría de la relatividad.
Oliver Smithies, futuro Nobel de Medicina, a los 6-7 años leyó un comic sobre un inventor y se fascinó de tal manera que lo inspiró a una carrera dedicada a crear cosas. Él no sabía de laboratorios ni de científicos, pero tenía interés en crear. Esa curiosidad lo llevó a trabajar en genética experimental y a obtener el Premio Nobel muchos años después.
Jane Goodall recibió de pequeña un chimpancé de peluche y creció soñando con viajar a África y estudiar los animales. Años después se transformó en una pionera del estudio de los chimpancés en su propio hábitat. Su madre la acompañó cuando las autoridades no le permitían viajar sola a donde ella quería investigar. Su historia es de curiosidad y también de afecto por otros seres vivos.
- El astrofísico Neil deGrasse Tyson a los 9 años visitó el Planetario Hayden –que después terminó dirigiendo– y a los 11 años recibió un telescopio, enamorándose así de la astronomía. Ahora habla de lo maravilloso de la ciencia en la serie Cosmos: una odisea de tiempo y espacio. Ahí cuenta otro momento de inspiración, su encuentro a los 17 años con el gran astrónomo y divulgador Carl Sagan.
No siempre el interés por la ciencia empieza con un objeto. A veces, comienza con una profesora que te escucha, un familiar que te apoya o una pregunta que te hace pensar. Incluso existen programas como Mentoras Provoca o actividades del Programa Explora, donde personas del mundo de la ciencia pueden acompañar la curiosidad.
Tal vez tú eres un adulto que quiere incentivar o apoyar la curiosidad en niños y quizás no sepas qué regalar. Quizás no trabajes en ciencia directamente. No importa. Entregar tu tiempo, acompañar a un museo, escuchar, jugar en el parque o compartir un cuento, eso también es un regalo. A veces, la chispa que enciende una vida científica empieza con una brújula o, bien, con una conversación que hace volar la imaginación. A veces el mejor regalo… es tiempo.
LIBROS INQUIETOS, MENTES VIAJERAS

Crédito: Clemente Errázuriz

Si eres de esos niños o niñas que solo lee los libros que le dan en la clase de Lenguaje y que los lee con algo de dificultad, quiero decirte algo: no eres el único. A los adultos les pasa exactamente lo mismo.
Leer puede ser un desafío, sobre todo porque nos obliga a quedarnos quietos. Y eso no siempre va con nuestra naturaleza. A tu edad, lo que más se disfruta es moverse, correr, explorar.
- En la naturaleza pasa lo mismo, nada está completamente quieto. Las rocas, el agua, los árboles, todo está moviéndose. Así que, si te cuesta quedarte quieto, es completamente natural. Si te pasa eso, te doy un consejo: intenta leer por bloques. Lee 20 minutos, luego haz una pausa, salta y trata de tocar el techo. Después vuelve a leer otros 20. Es un pequeño esfuerzo, pero vale la pena.
A veces, los libros pueden parecer lejanos. Puede que en tu casa no haya muchos o que, simplemente, no “te caigan bien”. Eso es más común de lo que crees. Es como cuando llega un compañero nuevo al curso. Al principio parece distante, pero, si le das una oportunidad, quizás termine siendo divertido, interesante o incluso un súper buen amigo. Lo mismo pasa con los libros. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Que no te guste y elijas otro.
- Lo importante es intentarlo, porque aunque estemos físicamente quietos cuando leemos, nuestra mente viaja. Leer te permite conocer países donde nunca has estado, conocer historias que ocurrieron hace miles de años y entender cosas invisibles. En ese viaje, tu mente se fortalece, aprendes nuevas palabras, aumenta tu concentración e incluso ayuda a escribir mejor. ¿No es ese un superpoder?
También hay libros que dicen ser “para niños o para niñas”, pero están llenos de palabras difíciles, datos sueltos o casi sin imágenes. Si te aburres con uno así, no es tu culpa. La responsabilidad es de quien lo escribió. Afortunadamente, hay muchísimos libros distintos, algunos muy entretenidos y disponibles para descargar gratis, como Naturaleza en equipo, sobre cómo los seres vivos colaboran, o Chile: ¿Qué hay bajo nuestros pies?, sobre los volcanes y terremotos.
- Las personas que hacemos ciencia leemos mucho. ¿Por qué? Porque necesitamos saber si alguien ya estudió lo mismo que estamos investigando. Y porque nuestros descubrimientos serán leídos por otros científicos en todo el mundo.
Muchas científicas y científicos descubrieron su pasión leyendo. Algunos empezaron con libros de ciencia ficción y no pudieron parar. Tal vez a ti también te ha pasado: cuando algo te gusta mucho, quieres saberlo todo. Eso mismo nos pasa a quienes trabajamos en ciencia: nos obsesionamos con estrellas, con seres casi invisibles de la Antártica, abejas del desierto de Atacama o satélites. Así que, si encuentras un libro que te gusta, léelo. Tal vez, sin darte cuenta, llegará el día en que estés leyendo no por obligación del colegio, sino por gusto personal o termines, por qué no, descubriendo tu vocación.
NOTICIAS: LA SEMANA EN CIENCIA

Crédito: Foto de Philippe Donn
Un “megaflash” como este cruzó 830 km en el cielo de EE.UU., ¡como ir de Santiago a Antofagasta en un solo relámpago, en menos de 8 segundos!

¡Esta semana la ciencia anduvo más inquieta que un gato en un laboratorio!
Un relámpago gigantesco cruzó el cielo como una serpiente de luz, un nuevo dinosaurio salió del suelo argentino, en Plutón aparecieron cuchillos de hielo, y una miel muy, muy antigua contó su secreto. Ah, y un robot se mueve como un gusano para rescatar personas.
¡Prepárate para descubrir lo asombroso que puede ser el mundo cuando lo miras con curiosidad!
- Un relámpago que “pinta” el cielo
¿Sabías que un relámpago puede abarcar la distancia entre Santiago y Antofagasta? ¿Y que puede estirarse como un río de luz? En Estados Unidos, uno cruzó 830 kilómetros, pasando por cuatro estados en solo 7,8 segundos. Un verdadero gigante de luz, que se convirtió en el rayo más largo de la historia. Los científicos lo llamaron “megaflash” y lo vieron con satélites que cazan tormentas. ¡Es como si el cielo dibujara con un lápiz brillante! Dato curioso: este relámpago podría cubrir 8 mil canchas de fútbol.
Publicado entre el 1 y 5 de agosto. Conoce más AQUÍ.
- Cuchillos de hielo en un mundo lejano
Imagínate un planeta donde el hielo tiene forma de espadas. No es una película ni un videojuego. En Plutón, los científicos encontraron “cuchillas de hielo” que brillan como un tesoro de cuento. Pero ahora descubrieron algo incluso más increíble: ¡estos “cuchillos” no están solo en una parte, sino que podrían rodear todo el planeta! Una nave espacial tomó fotos de este paisaje loco, donde el hielo se congela en puntas. ¡Es un mundo de ciencia ficción! Y si quieres contarles a tus amigos, aquí va un dato extra: una señal de una nave en Plutón tardaría 5 horas en llegar a la Tierra.
Publicado el 3 de agosto. Conoce más AQUÍ.
- Un dinosaurio cerca de casa
¿Y si caminaras con un dinosaurio gigante? En Argentina, científicos descubrieron un herbívoro de cuello largo de 95 millones de años. Sus huesos estaban entre rocas de ríos y plantas fósiles. ¡Es como un coloso del pasado! Dato curioso: era tan largo (entre 20 a 25 metros) que habría necesitado tres buses para viajar.
Publicado el 29 de julio. Conoce más AQUÍ.
- Robots que se mueven como gusanos
No es una broma, no te estoy tomando el pelo. Pero existe un robot que se retuerce como un gusano. En Estados Unidos, científicos crearon robots blandos que se estiran y giran para explorar cuevas o escombros. Son como juguetes vivientes que ayudan a rescatar personas. ¡El futuro está aquí!
Y algo aún más increíble: ¡estos robots pueden colarse por agujeros más pequeños que tu dedo!
Publicado el 3 de agosto. Conoce más AQUÍ.
- Miel de otro tiempo
La miel puede durar miles de años. Sí, leíste bien. En Italia, científicos encontraron miel de 2.500 años en una tumba, ¡todavía buena para ser comida! Estaba en frascos antiguos, como un tesoro dulce del pasado. La miel es tan especial que no se echa a perder. Una curiosidad: esa miel es más vieja que los piratas y los castillos. ¿La probarías?
Publicado el 1 de agosto. Conoce más AQUÍ.
LA IMAGEN DE LA SEMANA

Crédito: Light-Sheet Imaging, Universidad Mayor.

UNA VENTANA AL DESARROLLO: REVELAN EN 3D LA RED VASCULAR DE UN EMBRIÓN
El embrión de pollo ha sido, a lo largo de la historia, un modelo biológico fundamental que ha permitido desentrañar los misterios del desarrollo. Hoy, la tecnología de vanguardia nos permite observarlo con un nivel de detalle sin precedentes.
- Esta fascinante imagen tridimensional muestra la totalidad de la compleja red de vasos sanguíneos que nutre a un embrión en pleno desarrollo.Para lograrla, los investigadores primero inyectaron un colorante fluorescente en el sistema vascular.
Posteriormente, mediante una técnica de clareamiento de tejidos (CUBIC), lograron que el embrión se volviera transparente, para finalmente ser visualizado en 3D con un microscopio de última generación (Lightsheet).
- El resultado no es solo una poderosa herramienta científica, sino una imagen de gran belleza. Esta reconstrucción 3D abre nuevas e importantes vías para estudiar el desarrollo vascular,comprender malformaciones y sentar las bases para futuras estrategias en medicina regenerativa y terapias personalizadas.
Felicitaciones a los investigadores Jesús Juárez Ba, David Arancibia y a todo el equipo de LiSIUM Chile en el Centro de Biología Integrativa (Universidad Mayor) por este increíble avance en la visualización científica.
BREVES PARALELAS

Crédito: Recreación de la especie. Imagen generada con IA
Chilesaurus diegosuarezi, descubierto por un niño chileno de solo 7 años. Una mezcla sorprendente: ¡parecía carnívoro, pero era herbívoro!

PEQUEÑOS GENIOS EN UNIVERSOS PARALELOS
Carl apoyó la cabeza en la mano, aburridísimo. ¿Te ha pasado lo mismo en el colegio, mirando una suma interminable? Pero él no quiso quejarse como sus compañeros. Una chispa le encendió la cabeza. Con solo 7 años, imaginaba los números como amigos que jugaban juntos. Su corazón latía rápido, ¡los números eran pura diversión!
- Brittany sentía lo mismo, pero en su casa. Mientras todos dormían, apretaba los dientes y las teclas, porque desde los 12 años trabajaba para que su computador fuera tan listo como un superhéroe. Sentía escalofríos por la espalda. ¿Has sentido nervios antes de una prueba? Es normal y eso le pasaba a ella. Pero su entusiasmo logró vencer el miedo.
Mientras Carl jugaba con números y Brittany le enseñaba trucos a su computador, como a un perrito, Louis, de solo 12 años, sentía un cosquilleo. Tocaba las páginas de un libro que no podía leer con los ojos, imaginando que las letras bailaban bajo sus dedos. Y presentía que podía hacer algo grande.
- Carl, el de los números, se levantó y tomó la tiza. En el pizarrón escribió el resultado de esa gigantesca suma de todos los números del 1 al 100, que, más que un ejercicio, parecía un castigo: 5.050. En segundos, había creado una fórmula mágica para sumar: (1 + 100) × 50.¡Al profesor casi se le caen los dientes de la impresión! (Tranquilos, los tenía todos puestos).
Ya con 17 años, Brittany vio que su computadora entendía sus instrucciones. ¡Su cerebro artificial podía ayudar a los doctores a encontrar enfermedades más rápido! Sus ojos brillaron como los de un búho.
Y Louis, ese niño de dedos inquietos, inventó un sistema de puntos para que los ciegos leyeran, tocando letras como música. Se llama braille y todavía se usa en todo el mundo.
- Carl Friedrich Gauss (1777–1855), Brittany Wenger (n. 1994) y Louis Braille (1809–1852) vivieron en épocas distintas. Pero sus emociones parecían conectarse, como si todo estuviera ocurriendo al mismo tiempo en universos paralelos.
Y aunque sus caminos fueron tan distintos como sus siglos, algo los unía: la curiosidad, la inspiración, el vencer el miedo. Ninguno pidió ser genio. Pero esa chispa cambió el mundo.
DESCUBRIMIENTOS DE LO COTIDIANO
Un hueso que no era piedra
Diego, de 7 años, escarbaba en el sur de Chile, imitando a su papá. Pero algo le pareció raro. Encontró “una roca” que no parecía común: no era lisa, ni redonda, ni brillante.
Su instinto científico –ese que tú también tienes– le susurró: “¡Guarda esto!”. La mostró y preguntó. No lo dejó pasar.
- Y no solo era un hueso, ni un dinosaurio cualquiera, sino uno de los más extraños que se hayan encontrado. Tenía cuerpo de carnívoro (como las patas traseras y algunas partes del cráneo), pero era herbívoro (tenía dientes planos, ideales para triturar plantas). Una mezcla tan rara que dejó “locos” a los científicos.
Lo nombraron Chilesaurus diegosuarezi en su honor y salió en la revista Nature. Diego Suárez (2004) vio un tesoro donde otros veían tierra.
Cáscaras que salvan
Elif, de 16 años, miraba con preocupación la cantidad de plástico que terminaba en el mar en Turquía. Pero en vez de quedarse triste, se hizo una pregunta: “¿Y si pudiera inventar uno que no contamine?”.
- Decidida, convirtió su cocina en un minilaboratorio. Probó con cáscaras de plátano, agua y vinagre, fallando diez veces. Pero no se rindió hasta lograrlo.Porque entendió algo que muchos creadores saben: que los errores no son el final, sino el camino para llegar a algo grande.
Y así obtuvo una masa pegajosa que, al secarse, se volvía dura como un plástico: era un bioplástico natural, que fue premiado en una competencia mundial. Elif Bilgin (2013) transformó basura en una solución brillante. Todo empezó con una buena pregunta y muchas ganas de seguir intentando. ¡Atrévete tú también!
Curitas al alcance
Taylor, de 14 años, jugaba béisbol en Estados Unidos. Cuando alguien se raspaba las rodillas o sufría heridas en su rostro, el botiquín siempre estaba lejos. Y él se preguntó algo que nadie más parecía preguntarse: ¿por qué hay máquinas de bebidas y papas fritas, pero no de curitas y alcohol gel?
- Pensó, dibujó y construyó a RecMed, una máquina de primeros auxilios para estadios, parques y colegios. Lugares donde tú también te has raspado alguna vez, ¿o no?
Le ofrecieron muchos dólares (más de 30 mil millones de pesos chilenos), ¡pero dijo no! Taylor Rosenthal (2016) vio una rodilla pelada y creó algo grande. A todo esto, ¿habrías aceptado todo ese dinero?
Estando en universos paralelos, Diego, Elif y Taylor miraron lo simple y encontraron ideas que brillaron como estrellas.
RECOMENDACIÓN: ANTÁRTICA SONORA

Crédito: Foto de Pixabay

La Antártica es uno de los continentes más misteriosos y fascinantes para la humanidad. Sus condiciones extremas, su aislamiento geográfico y el alto costo de su exploración hacen que, incluso hoy, en pleno siglo XXI, siga siendo una frontera del conocimiento. Aun así, la comunidad científica mantiene una presencia continua en el continente blanco, consciente de su rol como barómetro del cambio global.
Pero, ¿y si pudiéramos explorarlo sin movernos de nuestro hogar?
- Antártica Sonora es un libro que nos invita precisamente a eso: sumergirnos en los paisajes antárticos mediante sonidos, ilustraciones y ciencia. A través de la historia de Maruja, una científica en retiro, y su nieta Ana, lectores de todas las edades recorren paisajes polares guiados por sonidos ambientales reales capturados en el continente, desde el canto de los pingüinos hasta el crujido de masas de hielo. La experiencia es multisensorial: mediante códigos QR que enlazan a una biblioteca digital de acústica marina, podemos escuchar lo que se oye en la Antártica gracias al estudio de dicha acústica, como lo es el uso de hidrófonos.
Es un libro de divulgación científica, escrito por Andrea Navarro e ilustrado por Carlos Denis, y desarrollado por un equipo interdisciplinario del programa CoastCarb del Alfred Wegener Institute (AWI) y del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile.
- Ilustraciones, datos científicos, relatos familiares y sonidos del hielo y la fauna se entrelazan en una propuesta didáctica e inmersiva que invita a niños, jóvenes y adultos a conocer y valorar uno de los ecosistemas más frágiles del planeta.
Antártica Sonora está disponible en formato digital y de manera gratuita en www.antarticasonora.cl, una oportunidad perfecta para vivir un viaje antártico en primera persona, ya sea en solitario, en familia o con amigos y amigas.
Porque la exploración científica no siempre requiere equipos costosos ni barcos modernos: a veces, basta con mucha curiosidad, y algo tan simple como unos audífonos o un parlante.
Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.
- Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola Arévalo, Francisco Crespo, Francisca Munita, Ignacio Retamal, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.
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