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La ciencia en diálogo

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¡Buenas tardes, estimados lectores y lectoras de este Universo Paralelo!

La “divulgación científica” es un arma de doble filo. Desde que comencé a dedicar parte de mi tiempo a aquello que muchos bautizan de ese modo, he experimentado en carne propia el veneno que exuda ese término.

Se dice que un divulgador científico sería aquel que se coloca entre los científicos y el público general, “traduciendo” el jargon poco amable de los primeros para que los últimos se hagan una idea de los avances de la ciencia.

  • Pero la jerga de los abogados no es mucho más transparente y, sin embargo, no hay –que yo sepa– páginas web o secciones de divulgación jurídica en las librerías.

La ciencia tiene algo especial que se fragua desde la época escolar y es esa dañina e incomprensible separación de aguas entre lo “científico” y lo “humanista”. Los niños obtienen así un justificativo moral para desligarse para siempre de aquella mitad del mundo intelectual que les resulta más difícil.

La tensión entre las llamadas “dos culturas” ha generado malentendidos y estereotipos persistentes. En el espacio público –librerías, medios y secciones culturales–, la mirada humanista ha ganado terreno, dando lugar a un amplio y difuso biombo llamado “divulgación científica”, tras el cual conviven prácticas muy distintas. Por ejemplo:

  • Periodismo: son los periodistas quienes se ponen entre los científicos y el público general cuando se trata de investigaciones actuales. Hacen lo mismo entre los abogados y el público general, aunque en ese caso probablemente contarán con mayor cobertura, más páginas y empleo.
  • Literatura: la literatura de no ficción científica busca contar historias, encontrar relaciones y ángulos originales, cautivar al lector con ideas científicas que se entrelazan con sus personajes. También existe literatura de no ficción judicial, pero nadie llamaría a Truman Capote un “divulgador”.
  • Educación: la educación se puede ejercer a todo nivel. En los distintos niveles de formación, la ciencia se enseña con distinto rigor y distintos niveles de tecnicismo, en la universidad o en buenos canales en internet. Si vemos un video sobre la nueva Ley de 40 horas, ¿estaremos ante divulgación judicial o estaremos simplemente aprendiendo algo?

Por otra parte, el biombo permite que a ambos lados se generen cultivos indeseables, que se verían rápidamente extintos si los vientos cruzaran libremente de un lado a otro. Acabarían con muchos discursos solemnes y vacíos, con infantilizaciones bobas, con disfraces e imposturas.

Es por eso por lo que en Universo Paralelo no hacemos divulgación científica. Aquí creemos que no hay nada más humano, más estético, más rico, que la ciencia. Desde el amor a ella miramos todo el universo sin pasar nada por alto. Evitamos cualquier tipo de estereotipo. Botamos los muros a cabezazos.

En esta edición nos acompañan Sofía Vargas, doctora en Ciencias; Camilo Sánchez, geólogo y académico de la Escuela de Geología de la Universidad Mayor; Francisco Crespo, antropólogo social; Paulo González Ibarra, máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica y máster en Edición; y la periodista Francisca Munita.

Gracias por acompañarnos en esta edición de Universo Paralelo. Comenta y comparte este link. Y si este número te llegó gracias a alguien le gusta la reflexión y la mirada crítica, inscríbete aquí y sigamos pensando cómo se explica, se discute y se entiende la ciencia.

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ANTINERD: EL VIAJE PERSONAL DE CARL SAGAN

Crédito: Imagen generada por IA.

Las primeras notas del tercer movimiento de Symphony to the Powers B de Vangelis tienen un efecto curioso sobre muchos científicos de mi generación, en particular sobre quienes fuimos niños en los años 80. Bastan unos segundos de ese piano austero para que reaparezcan en mi mente galaxias anaranjadas, nebulosas y gruesas letras mayúsculas suspendidas en el espacio intergaláctico: “COSMOS: un viaje personal”.

La serie Cosmos, de Carl Sagan, se estrenó en un momento de entusiasmo tecnológico. Los computadores comenzaban a entrar en las casas, los discos de vinilo cedían su lugar a los CD y los transbordadores espaciales prometían una nueva era. La ciencia aparecía asociada a máquinas, laboratorios y promesas de progreso ilimitado.

  • Sagan apeló a algo diametralmente distinto. Despojó al relato de toda pirotecnia tecnológica y nos invitó a un viaje interior: su viaje personal a bordo de la “nave de la imaginación”.

Ese gesto fue decisivo. No había laboratorios con pócimas burbujeantes ni técnicos en batas blancas sosteniendo microchips. No había ancianos desgarbados ni jóvenes sabelotodo de lentes gruesos haciendo chistes. La cultura nerd, tan en boga entonces, no tenía ninguna cabida allí.

La ciencia dejaba de ser una actividad lejana, practicada por personajes excéntricos, para convertirse en una experiencia profundamente humana. La emoción –no el artefacto– era el motor del viaje. La ciencia como una forma de recogimiento, como una manera de situarnos en el universo y comprender quiénes somos. Sin estereotipos, mirando a la cámara, hablándonos con dulzura y carisma desde un acantilado o desde la biblioteca de Alejandría.

La prosa de Sagan, lejos de la del profesor divertido y nerd, era poética. Nos llamaba a comenzar nuestro propio viaje personal, a entrar en la ciencia desde un lugar muy distinto al habitual:

“El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será […], sentimos un escalofrío en la columna, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura. Sabemos que nos aproximamos al mayor de los misterios”.

Una de las ideas que más persistió de ese viaje fue la de nuestra pequeñez. La Tierra como una mota de polvo en un universo vasto y antiguo. Sagan insistía en los números enormes: cientos de miles de millones de galaxias, cada una con cientos de miles de millones de estrellas. Somos pequeños y nada indica que seamos especiales. El universo es enorme y poco sabemos de él. El atractivo mayor de la ciencia está en la profundidad de sus preguntas, no en sus respuestas.

En una era sin cable, plataformas ni internet, eran apenas seis canales de televisión los que nos acompañaban cada noche. La aparición de Carl Sagan y Cosmos fue una revelación. Nadie más hablaba en los medios de Einstein, de la relatividad del tiempo y el espacio, de los agujeros negros o del big bang. Que haya sido un éxito de rating parecía un milagro –no lo era: el público quiere y necesita más ciencia de lo que muchos medios están dispuestos a reconocer–.

Que no haya sido nerd tampoco significa que Sagan fuese rudo o particularmente buenmozo. No era James Bond. Tenía la virtud de ser una persona normal. Su apariencia no importaba. Su irresistible atractivo estaba en su pasión, en su discurso, en su sabiduría humilde, en su mirada. Despojado de instrumentos, transbordadores y supercomputadoras, nos invitaba a descubrir el otro lado de la ciencia: uno profundo, lleno de misterio, asombro y poesía. Para muchos, como yo, la invitación fue imposible de rechazar.

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REPENSANDO LOS MODELOS DE COMUNICACIÓN DE LA CIENCIA

Crédito: Imagen generada por IA.

Por Sofía Vargas
Doctora en Ciencias

Si alguna vez has asistido a una charla científica en la que el expositor utiliza un lenguaje excesivamente técnico, tú intentas seguirlo pero aun así no logras comprender del todo, y la charla termina sin que nada se aclare, has presenciado un ejemplo clásico de lo que se conoce como el modelo de déficit en la comunicación de la ciencia.

  • Durante décadas, comunicar ciencia se entendió como un ejercicio de divulgación unidireccional: la ciencia producía conocimiento y un científico, muchas veces con escasas herramientas comunicacionales, debía “bajarlo” al “público general”. Bajo esta lógica, si las personas no confiaban en la ciencia o no tomaban decisiones informadas, el problema era simple: les faltaba información. Así, una sociedad diversa y heterogénea quedaba reducida a una sola categoría: el “público general”; y el conflicto se explicaba como un déficit de conocimiento e información.

Sin embargo, la manera en que la información es recibida e impacta en las conductas es un problema más complejo y muchas veces no es solo el acceso a la información ni cuánto sabemos, sino cómo sabemos, quién decide qué cuenta como conocimiento y qué voces quedan fuera de la conversación.

En respuesta a estas limitaciones, el modelo de diálogo comenzó a ganar protagonismo, proponiendo una relación más horizontal entre expertos y ciudadanía, y la comunicación deja de ser un monólogo. Al mismo tiempo, recientemente, han cobrado fuerza los modelos participativos, que van un paso más allá: no solo se trata de conversar sobre ciencia, sino de hacer ciencia junto a la ciudadanía.

  • En Chile, según un catastro pionero del Núcleo Milenio CITEC, entre 2005 y 2025 se han desarrollado cerca de 250 proyectos de ciencia ciudadana, principalmente vinculados al cambio climático, la contaminación y la crisis ecológica, evidenciando que las personas no son receptoras pasivas, sino productoras de conocimiento.

En este escenario, nuevas voces comienzan a formar parte del ecosistema, entre ellas, los profesionales de la comunicación como actores clave. Para entenderlo, volvamos al Chile de las décadas de los 70 y 80. Santiago, calle Lira. Mientras en el Hospital Clínico de la Universidad Católica se realizaban las primeras operaciones a corazón abierto, un hito médico de enorme impacto, nadie las reportaba. Ese silencio llamó la atención de Hernán Olguín, entonces periodista deportivo. ¿Cómo algo tan relevante no estaba en la agenda pública? Esa pregunta marcaría un giro en su carrera y lo convertiría en uno de los pioneros de la comunicación de la ciencia en Chile.

  • La trayectoria de Olguín representa uno de los dos grandes perfiles de comunicadores de la ciencia: el del periodista o comunicador especializado. El otro es el del científico o científica que asume directamente ese rol, siendo Carl Sagan el ejemplo histórico más citado. Según un estudio reciente sobre trayectorias en comunicación de la ciencia, en Chile esta labor la realizan periodistas científicos y comunicadores con especialización (53,7%), aunque un 45,2% proviene de otras áreas disciplinares.

Si bien en sus orígenes destacan pioneros como Sagan y Olguín, hoy este es un campo compuesto mayoritariamente por mujeresque se desarrolla sobre todo en universidades y centros de investigación y que se concentra en la Región Metropolitana.

  • Este giro, en cómo se comunica sobre ciencia y cómo se realiza, tiene consecuencias relevantes. El científico deja de ocupar un sitial exclusivo de autoridad, y ceder ese lugar no es sencillo.

Como advirtió Michel Foucault, el conocimiento y el poder están profundamente entrelazados, por lo que no resulta extraño que persistan resistencias a ampliar y compartir los espacios de comunicación y de producción de conocimiento.

3

NOTICIAS: LA SEMANA EN CIENCIA

Crédito: Foto de Pixabay.

El ADN de los osos polares empieza a revelar cómo el cambio climático está dejando huellas incluso a nivel genético.

Por Francisca Munita
Periodista

Después de una semana marcada por la elección presidencial en Chile, volvemos a poner el foco en la ciencia. En este nuevo número, las noticias siguen su curso entre amenazas que vienen del espacio, señales biológicas del cambio climático y avances tecnológicos que apuntan a reemplazar cosas tan cotidianas como el router wifi. Desde cómo la humanidad se prepara ante riesgos planetarios hasta lo que el ADN de otras especies nos está diciendo sobre nuestro propio impacto, la ciencia vuelve a ofrecernos contexto y perspectiva. Porque, pase lo que pase en la contingencia, el conocimiento sigue avanzando.

  • La humanidad ensaya su defensa planetaria ante una amenaza espacial

¿Qué pasaría si un objeto venido del espacio se dirigiera hacia la Tierra? Para responder esa pregunta antes de que sea demasiado tarde, agencias espaciales de todo el mundo realizaron el mayor simulacro de defensa planetaria jamás organizado. El ejercicio tomó como “caso de estudio” al cometa interestelar 3I/ATLAS, un visitante real del espacio profundo que no representa peligro alguno, pero que sirve como escenario perfecto para entrenar. Durante varios días, equipos de la NASA, la ESA y otras agencias simularon detección temprana, cálculos de trayectoria, intercambio de información científica y toma de decisiones coordinadas, tal como ocurriría ante una amenaza verdadera. El objetivo no es destruir nada, sino ganar tiempo y precisión: saber con cuánta anticipación podríamos detectar un objeto, qué tan bien podemos predecir su recorrido y cómo se coordinaría la respuesta global.
Dato curioso: hoy existen programas dedicados exclusivamente a rastrear asteroides y cometas cercanos a la Tierra, y la gran mayoría de los objetos potencialmente peligrosos conocidos no representan riesgo inmediato, pero cada nuevo hallazgo sirve para afinar los protocolos.
Publicado el 15 de diciembre de 2025.  Conoce MÁS.

  • Un test exprés promete revolucionar el diagnóstico de la hepatitis C

La hepatitis C es una enfermedad silenciosa: muchas personas pueden vivir años infectadas sin saberlo, mientras el virus daña lentamente el hígado. Por eso, un grupo de científicos desarrolló la prueba diagnóstica más rápida y precisa hasta ahora, capaz de detectar el virus en solo 15 minutos. El nuevo test adapta tecnologías que se hicieron masivas durante la pandemia de COVID-19, combinando detección molecular con un diseño portátil, fácil de usar y pensado para aplicarse fuera de grandes laboratorios. Esto permitiría diagnosticar y comenzar tratamiento casi de inmediato, incluso en zonas con pocos recursos o difícil acceso a centros de salud.
Dato curioso: aunque la hepatitis C tiene cura en más del 95% de los casos con los tratamientos actuales, millones de personas en el mundo siguen sin diagnóstico, principalmente porque las pruebas tradicionales son lentas o poco accesibles.
Publicado el 15 de diciembre de 2025.  Conoce MÁS.

  • Los genes de los osos polares empiezan a contar la historia del cambio climático

El calentamiento del Ártico no solo está transformando el paisaje: también está dejando huella en el ADN de quienes lo habitan. Un nuevo estudio analizó poblaciones de osos polares y detectó cambios genéticos asociados al estrés ambiental, al metabolismo y al envejecimiento, posiblemente vinculados al aumento de las temperaturas y a la pérdida de hielo marino. Los investigadores compararon muestras actuales con datos genéticos de décadas anteriores y observaron señales de adaptación, pero también de presión biológica intensa. La noticia es tan fascinante como inquietante: la evolución puede actuar, pero no siempre al ritmo del cambio climático actual.
Dato curioso: los osos polares y los osos pardos pueden cruzarse y producir híbridos fértiles, conocidos como pizzly bears, un fenómeno cada vez más observado a medida que sus hábitats se superponen por el retroceso del hielo.
Publicado el 14 de diciembre de 2025.  Conoce MÁS.

  • Físicos logran una forma práctica de observar el misterioso efecto Unruh (el “calor fantasma”)

Imagina estar viajando a una velocidad tan alta que el vacío del espacio comienza a “calentarse” a tu alrededor, creando lo que se conoce como el efecto Unruh: un fenómeno cuántico que predice que la aceleración puede generar radiación, algo que aún no había podido observarse de forma directa. Ahora, un grupo de físicos ha propuesto un método para detectar este fenómeno en un laboratorio, utilizando átomos y luz en lugar de tener que alcanzar aceleraciones extremas. Esto abre la puerta a nuevas formas de estudiar los secretos del universo sin tener que esperar a futuras naves espaciales.
Dato curioso: el efecto Unruh está relacionado con la relatividad de Einstein y la mecánica cuántica, dos teorías que usualmente no se llevan bien, pero este hallazgo podría ser un paso hacia unirlas.
Publicado el 12 de diciembre de 2025.  Conoce MÁS.

ÓRBITAS PARALELAS

Adiós al router wifi: llega el internet cuántico
Investigadores están dando pasos gigantes hacia el internet cuántico, una tecnología que podría reemplazar nuestros routers wifi tradicionales. A través de un sistema que usa cúbits y luz, los expertos están logrando transmitir información de forma más segura y rápida que nunca, abriendo el camino para una nueva era en las telecomunicaciones. Esto no solo cambiaría la forma en que nos conectamos, sino que también fortalecería la privacidad de nuestras redes, protegiéndonos de posibles interceptaciones.
Más información.

Aparece una necrópolis romana bajo las obras del metro en Málaga
Las obras de ampliación del metro en Málaga sacaron a la luz una extensa necrópolis romana, con cientos de tumbas de casi 2 mil años de antigüedad. El hallazgo ofrece nuevas pistas sobre cómo vivían, morían y enterraban a sus muertos los habitantes de esta zona en la época romana, obligando a detener temporalmente los trabajos para que arqueólogos estudien los restos.
Una vez más, el subsuelo urbano demuestra que la historia sigue literalmente bajo nuestros pies.
Más información.

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LA IMAGEN DE LA SEMANA

Crédito: The Planetary Society.

Por Camilo Sánchez
Geólogo

MENSAJES MARCIANOS

La primera biblioteca interplanetaria de la historia no está formada por libros. Está contenida en un pequeño disco de cuarzo, del tamaño de un mini DVD, y se llama Visiones de Marte.

La imagen de la semana en Universo Paralelo está compuesta por la carátula de este disco y por una fotografía de la sonda Phoenix tras su amartizaje. Así, la sonda analiza la superficie marciana con el mini DVD adosado a su estructura, a modo de mensaje atemporal: una botella lanzada al mar.

  • A lo largo de la historia, las botellas con mensajes han tenido múltiples propósitos. Han sido herramientas de espionaje, instrumentos de auxilio y dispositivos de experimentación científica. En oceanografía, se utilizaron para estudiar el movimiento de las corrientes marinas. Por ejemplo, el filósofo griego Teofrasto lanzó botellas selladas al mar Mediterráneo para explorar su conexión con el océano Atlántico, anticipando lo que siglos después se conocería como deriva marina.

Esta metáfora de los mensajes en botellas trascendió los océanos y fue adoptada por la NASA para el envío de sondas espaciales portadoras de mensajes de la humanidad. El ejemplo más conocido es el Disco de Oro de las sondas Voyager 1 y 2, lanzadas en 1977. La selección y la creación de su contenido estuvieron a cargo de un comité presidido por Carl Sagan, quien describió estas misiones como “botellas lanzadas al océano cósmico”. En ellas se incluyó una tarjeta de presentación de la humanidad: saludos en múltiples idiomas, imágenes de la Tierra, música, sonidos naturales y registros culturales.

  • Sin embargo, el objetivo del Disco de Oro de las Voyager difiere del de Visiones de Marte. Mientras las Voyager no tienen un destino definido y sus mensajes están dirigidos a una hipotética vida inteligente extraterrestre, el mini DVD de Phoenix está pensado para los humanos del futuro, para nosotros mismos.

Visiones de Marte es una iniciativa desarrollada por The Planetary Society, una organización sin fines de lucro que reúne a científicos y divulgadores de todo el mundo en torno a la exploración espacial. Para ellos, el disco de cuarzo funciona como una cápsula del tiempo depositada en Marte. Este viajó a bordo de la sonda Phoenix de la NASA y amartizó el 25 de mayo de 2008 con el objetivo de estudiar las condiciones geológicas y climáticas asociadas a la presencia de agua.

  • El disco contiene literatura, arte, información científica sobre Marte, un mensaje póstumo de Carl Sagan y los nombres de miles de personas de todo el mundo que se sumaron a la iniciativa, aportando desde la ciencia ciudadana al desarrollo de la misión. En su mensaje, Sagan reflexiona:

“Tal vez queremos ir a Marte porque reconocemos que, si existen comunidades humanas en muchos mundos, las probabilidades de extinguirnos por una catástrofe serán menores. O tal vez queremos ir a Marte por la magnífica ciencia que se puede encontrar allí…”.

  • Esta declaración recupera el sentido más esencial de una cápsula del tiempo: el registro y la constatación de haber estado. Al final del día, los mensajes espaciales y las botellas arrojadas al mar comparten propósitos similares. El desarrollo científico, sin duda. ¿O tal vez otro? El de los náufragos pidiendo ayuda.

Quizás Sagan también reflexionaba sobre los límites de la capacidad de carga del planeta Tierra y el sobregiro ecológico. O sobre un mundo donde aún persisten relaciones sociales gobernadas por la explotación y el micropoder, como lo planteó Michel Foucault.

“Sea cual sea la razón por la que queríamos estar en Marte, estoy contento de que estemos allí. Y me gustaría estar con ustedes”, concluye Sagan en Visiones de Marte, transformándola en una botella dejada en la orilla, más que a la deriva. El mensaje de Carl Sagan en Visiones de Marte lo encuentras  aquí.

5

BREVES PARALELAS

Crédito: Foto de Pixabay.

Por Francisco Crespo
Antropólogo social

Y UNA VEZ MÁS… LAS DOS CULTURAS

El 6 de octubre de 1956, Charles Percy Snow publicó un breve artículo titulado “Las Dos Culturas”. Si eres fan de mis breves (uno siempre sueña que tiene fans), ya habrás escuchado ese nombre, porque he hablado antes de él. C. P. Snow era novelista y químico. Su tesis central –que luego expandiría en formato de charla y posteriormente de libro– es que existe una animadversión progresiva entre la cultura de los científicos y la “cultura tradicional” que, para él, estaba dada principalmente por la literatura, pero se refiere a las humanidades en general:

  • “A la filosofía, la cultura científica la ve con indiferencia […], la considera una gran virtud intelectual para saber en qué no pensar. Puede que inclinen su sombrero ante el análisis lingüístico, como una forma relativamente honorable de perder el tiempo, pero jamás al existencialismo”.

Este desconocimiento es mutuo y causa un gran daño a la vida intelectual. Así acuña una de sus frases más conocidas: “No haber leído Guerra y Paz […] es no estar educado, pero también lo es no tener ni idea de la segunda ley de la termodinámica”.

La difusión científica es uno de los puentes contemporáneos más importantes entre las “dos culturas” de Snow. Un llamado a una ética estricta y una rigurosidad que no transan con antiguas convenciones académicas sin sentido, pero tampoco con el contrabando de ideas falsas por meros clics.

ENTRE LA CIENCIA Y EL ESPÉCTACULO

En una conversación coloquial con un amigo físico, este fue tajante: “El problema de la gente es que cree que puede entender la física cuántica, sin entender la matemática. Las metáforas no sirven”. En este mismo newsletter hemos hablado del tema: místicos y saltimbanques hablando de cómo las palabras cambian el mundo y citando el experimento de la doble rendija. ¿Yo? Personalmente sigo creyendo que el entrelazamiento cuántico es una especia de estafa piramidal de los físicos.

  • La difusión científica tiene este problema fundamental: ¿son las partículas como ondas en el agua? ¿Es la superposición como una moneda girando en el aire?

Un trabajo de enero de este año (aún en evaluación de pares) analizó la comprensión percibida, objetiva (se les pidió explicar), actitud afectiva y cognitiva de 1.167 participantes ante una noticia sobre la construcción de un computador cuántico. Divididos en tres grupos, al control no se le explicó nada, a un grupo se le explicó con definiciones formales y a otro usando metáforas. 

  • El trabajo concluyó que las metáforas no mostraban ninguna ventaja sustancial a la hora de aumentar la comprensión. De la misma manera, también quedó claro que “explicar” (como sea) siempre es mejor que no explicar nada. Por último, también quedó claro que los juicios afectivos hacia la ciencia y tecnología mejoran en la presencia de explicaciones.

Pero, entonces, ¿qué hacemos con las metáforas? Sería poco científico tomar una decisión basada en un par de estudios y las metáforas no irán a ningún lugar pronto, pero al menos es bueno –en mi caso como difusor científico– pensar bien en nuestras figuras literarias. ¿El entrelazamiento cuántico? Quizás siempre fueron los amigos que hicimos en el camino.

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RECOMENDACIÓN: REFLEXIONES EN TORNO A LA CULTURA CIENTÍFICA Y LA COMUNICACIÓN PÚBLICA DE LA CIENCIA

Crédito: Ediciones Universidad Autónoma de Chile.

Paulo González Ibarra
Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica

En estos días el Centro de Comunicación de las Ciencias y Ediciones Universidad Autónoma de Chile han lanzado un libro que sin duda dialoga con el espíritu que impregna cada edición de Universo Paralelo y, probablemente, también con el interés de sus lectores y lectoras. Se trata de Cultura científica. Aproximaciones a la comunicación pública de la ciencia, una producción editorial orientada hacia quienes se sienten atraídos por ámbitos como la divulgación, el periodismo científico y otras interfaces ciencia-sociedad.

  • Pero, ojo, este no es un manual para aprender a publicar contenidos científicos en Instagram o hacer un podcast sobre ciencia. Si bien esas herramientas son importantes para la comunicación pública de la ciencia, también lo son las reflexiones y bases teóricas que sustentan este ámbito. ¿Qué entendemos por cultura científica? ¿A qué objetivos responde la comunicación pública de la ciencia y quiénes la realizan? ¿Qué consideramos conocimiento científico y cómo las personas lo integramos a nuestras formas de ver el mundo? ¿Cómo han circulado los contenidos científicos a lo largo de la historia?

Estas son solo algunas de las preguntas que recorren el libro y que dan cuenta de que, lejos de ser un conjunto de actividades cuya tarea es la “transmisión” o “traducción” de contenidos especializados, la comunicación pública de la ciencia es también un espacio para reflexionar sobre ciencia, sociedad, cultura y sus entrelazamientos.

  • El libro reúne a un conjunto de autoras y autores que abordan desde perspectivas históricas, conceptuales y críticas temas como los modelos de comunicación, la percepción social de la ciencia, el periodismo científico, la ciencia abierta y el rol de los libros de divulgación como objetos culturales.

Tras el lanzamiento, realizado el 16 de diciembre en la Universidad Autónoma de Chile, se realizará un segundo evento abierto a todo público este 19 de diciembre, a las 18:00 horas, en La Furia del Libro (GAM). Quienes asistan podrán llevarse el libro impreso de regalo.

También está disponible para descarga gratuita  AQUÍ.


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Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.

  • Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola ArévaloFrancisco Crespo, Francisca Munita, Ignacio Retamal, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.

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