Publicidad

Los planes discográficos del cerebro original de la Rock & Pop

Mientras Álvaro Henríquez emerge como figura central del rock chileno, una nueva generación de bandas independientes renueva la escena. Y Marcelo Aldunate, quien delineara la movida de los 90 a la cabeza de una radio, se apresta a influir desde otra ubicación.


Después de casi 15 años a la cabeza de la radio Rock & Pop recibiendo en su oficina las novedades musicales, Marcelo Aldunate, se prepara para salir a la calle a buscarlas. Está convertido en el cazatalentos del nuevo proyecto discográfico del consorcio radial Iberoamerican.



Desligado hace siete meses de la radio que representó de mejor manera a los adolescentes y jóvenes de los 90, Aldunate -o Tom, como le dicen- nunca estuvo lejos del holding dueña de la emisora. Desde hace meses le presta asesorías y el jueves pasado recibió el contrato para convertirse en el director artístico y repertorio (A y R) de un nuevo departamento de marketing de Iberoamerican, desde donde se creará una plataforma para editar discos.



Un negocio a todas luces, pues cada disco que editen tendrá como posible apoyo a las ocho radios del consorcio (Imagina, FM2, Pudahuel, Concierto, Rock & Pop, FM Hit, Futuro, Corazón). "Son productos que de todas maneras tienen que tener una salida comercial. O sea, a mí me puede gustar mucho una banda súper vanguardista, pero tiene que tener la posibilidad de llegar al gran público. Esa es la gracia de que Iberoamerican esté detrás. Y uno, soñando, podría decir mira, si les va bien a lo que se muestre, tal vez ahí pueda salir la posibilidad para sacar a otros", explica Aldunate.



La primera experiencia del consorcio, y lo que impulsó a desarrollar un producto discográfico, fue el disco «Magmamix» -de radio Rock & Pop- que está cerca de vender 10 mil copias. Su éxito fue tal que ya tiene una segunda parte que saldrá a las calles el 10 de diciembre.



Buscando al baladista perfecto



Si Aldunate recibía una avalancha de demos y producciones de bandas nuevas, ahora será él el que las busque. "Voy a tener que ponerme medio patiperro y empezar a husmear y buscar por todos lados", cuenta Aldunate, que espera que además de ser comerciales y potenciales negocios, los grupos o solistas que edite lo dejen conformen en términos de calidad. De hecho, su trabajo va más allá de encontrar un buen producto, la idea es que le saque brillo.



"Tengo que rastrear talentos, proponerlos, una vez que sea aceptados o que se puedan proyectar a través de cualquiera de las ocho radios, producirlos y trabajar con ellos. También tener un trabajo más integral con los artistas, que puede llegar incluso a niveles de organizar sus presentaciones", cuenta.



Aunque siempre ligado al rock, la tarea de Marcelo Aldunate no se limita sólo a encontrar bandas de ese estilo. Por el contrario, debería satisfacer necesidades de todas las radios y en ese sentido se cuentan también a la canción romántica. "A mí me encantaría encontrar un baladista que tu dijeras, este es el Robi Williams chileno. Que no sea Luis Jara, que está bien que haga su música, pero ya OK, hace rato que hay que dar vuelta la página en este sentido. Y que no sea Leandro Martínez (Rojo)", dice.



Ahora con respecto a la situación del rock chileno, Aldunate tiene una visión mucho menos optimista de lo que se podría pensar en un año en que por lo menos se han editado diez discos nacionales -casi todos independientes-. "De las cosas puntualmente del rock, no rescato tantas como aparentemente abundan", asegura.



Transición y desorientación




En realidad Tom rescata muy poco. Su disco del año es Pasos (en la foto) el grupo de hip hop Calambre y pare de contar. Por supuesto, salva a los ya clásicos: a Lucybell los señala como la banda más popular del momento, espera que Los Bunkers puedan convertirse en un grupo referente y cree que con su nuevo álbum, Álvaro Henríquez se sitúa, "guardando las proporciones", al nivel de un David Bowie. El resto a su juicio son señales en una situación desorientada y de transición, en donde grupos, público y medio están mirando cada uno para su lado.



"La situación la veo compleja. Creo que hay una carencia de oportunidades de todo tipo. A nivel mediático, creo que el rock chileno no existe. Así definitivamente. Supongo que estando dentro puedo llegar a comprender que es lo que ha pasado en este tiempo, e incluso en el último tiempo que yo estuve", asegura.



Pero ahora, ¿cuál es tu análisis de la situación actual del rock chileno?
– Es un momento absolutamente de transición. Los sellos independientes no van a resistir dos o tres producciones sin ver ni uno, porque tenís que recuperar los costos. Pero igual como surgió en los ’90, de esta escena independiente tienen que surgir dos tres cuatro nombres que despejen y justifiquen todo lo que sucedió allá abajo. Con desorientación me refiero a que los músicos van para un lado, los medios van para otro, el público no sabe para qué lado tiene que ir. No hay una dirección clara. Yo he escuchado tantas cosas nuevas que se han publicado, pero tampoco rescato muchas.



¿Y más allá del nivel mediático?
– Más allá del nivel mediático, claro que hay cosas que están pasando. Me imagino que en los momentos de crisis es cuando empiezan a aparecer de todas partes señales. Se ha editado una cantidad de discos impresionantes gracias a que la tecnología permite autoproducirse.




Se habla que hay una movida indepediente de relevo súper fuerte. Guiso (en la foto), The Ganjas, Matorral, Ramires!, Tsunamis, etc. ¿A ellos los rescatas?
– Me parece interesante que se hayan agrupado en una movida. Que generan su rollo y que entre ellos exista una unión por intereses comunes. Pero, la proyección en términos de industria no pasa más allá de lo que ellos están haciendo. Es muy difícil que ese tipo de grupos vaya a sonar en más de una radio, porque hay que acomodarse a los formatos de single, que es una cuestión universal. Hasta Pink Floyd hizo singles. Claro, vas a una tocata de ellos y como que hay harta onda, pero una canción de 10 minutos se las puedes permitir a Led Zeppelin, tal vez. Es una forma de trabajar de ellos, muy romántica.



– ¿Ahí estás hablando entonces de bandas que quizá no ficharías?
– Con respecto a mi trabajo, es siempre proyectar las cosas más allá y en eso tiene que ver muchas cosas: que una banda me pase un disco que suene bien; que el vocalista cante bien y que si no canta bien, que cante lo suficientemente mal pero que tenga onda. Que sus letras sean interesantes. Como hombre de radio, necesito que después de escuchar una canción, me vaya a mi casa y me acuerde de un pedazo.



– Recién salió el nuevo solista de Álvaro Henríquez, el líder de una banda que de alguna forma tu impulsaste al éxito (Los Tres). ¿Qué tan importante te parece él en la situación actual del rock chileno?
– En términos artísticos, disolver una banda como Los Tres, reinventarse de alguna forma con un grupo como Los Petinellis que era otra cosa, tenía otros matices musicales, incluso el Álvaro experimentó con letras más directas…. Se arriesgó a hacer un tema como «Ch bah puta la güea» que podría haber sido un fiasco o lo que terminó siendo. Un tipo que tiene esa capacidad de romper con su pasado y partir de cero, es más que importante: es un tipo grande. Hay mucha gente que de repente tiene un pic y después viene un descenso, una caída y no es capaz de volver a ponerse otro traje. Creo que el Álvaro de alguna forma reencarna, guardando las proporciones, lo que pasa con gente afuera como David Bowie, Madonna.



Por ahora, Aldunate está preparándose para su nuevo trabajo. En algo que llama una pretemporada, está produciendo tres canciones de una joven cantautora de 17 años. Cultora de un pop radial a toda prueba, Tom guarda silencio sobre ella pero eventualmente se podría convertir en el primer nombre que presente al sello de Iberoamerican: «Si reúne las condiciones….», asegura y calla.



__________

Publicidad

Tendencias