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Estrenarán cinta sobre “Papudo”, el primer agente de la dictadura en admitir la tortura y los desaparecidos “Viva Chile mierda” podrá ser visto en el Fidocs a partir del próximo 23 de junio

Estrenarán cinta sobre “Papudo”, el primer agente de la dictadura en admitir la tortura y los desaparecidos

Será parte de la competencia nacional, donde enfrentará cintas como “El vals de los inútiles” y “Propaganda”. En el film su director Adrián Goycoolea mezcla su propia biografía con la historia del ex cabo de la Fach. “La reconciliación es un proceso. Lleva su tiempo. Pero la parte más importante es una contabilidad honesta de los hechos”, señala el cineasta.


Se conocieron en Papudo, durante la Unidad Popular. Y se volvieron a encontrar tras el golpe militar, en la Academia de Guerra Aérea (AGA), donde el cabo de la FACH Andrés Valenzuela debió oficiar como vigilante del matrimonio compuesto por Sergio Córdova, su esposa Gabriela Goycoolea, además de su hermano Jaime Goycoolea, que fueron detenidos y torturados durante tres semanas en 1974, acusados de ser ayudistas del MIR.

Esta es la historia de “Viva Chile mierda”, un documental de Adrián Goycoolea, un profesor de cine de la Universidad de Sussex  que no sólo cuenta cómo el vínculo con Valenzuela, alias “Papudo”, por su lugar de origen, salvó a su familia, sino además cómo se convertiría en el primer agente de la dictadura en admitir públicamente las torturas y desapariciones de la dictadura, en 1985, en una legendaria entrevista con la periodista Mónica González de la revista “Cauce”.

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Andrés Valenzuela Foto: Gentileza Adrián Goycoolea

La película de 90 minutos, que de esta forma será estrenada en Chile, podrá ser vista en la próxima edición del 18º Festival Internacional Documentales de Santiago (FIDOCS) se desarrollará este año entre el 23 y 29 de junio, donde será parte de la competencia nacional y enfrentará cintas como “El vals de los inútiles” y “Propaganda”.

Drama familiar

Adrián Goycoolea, director de "Viva Chile mierda" Foto: Adrián Goycoolea

Adrián Goycoolea, director de «Viva Chile mierda»
Foto: Adrián Goycoolea

La historia de los Goycoolea es un reflejo de cómo el drama cruzó a las familias chilenas. El padre del cineasta era funcionario de la transnacional ITT, que conspiró activamente contra el gobierno de la Unidad Popular, y debió recurrir a contactos de la empresa para lograr la libertad de su hermana.

Los Córdova Goycoolea en aquella época eran dueños del pequeño colegio Melrose de Ñuñoa, tras el golpe ayudaron a varios perseguidos a asilarse y fueron detenidos por guardar, sin saberlo, un mueble que pertenecía a un jefe militar del MIR a petición de una ex alumna mirista. Un arresto del cual fueron testigos sus cuatro hijos pequeños, que quedaron bajo vigilancia militar mientras sus padres eran maltratados. Tras su liberación, la familia debió partir al exilio de Brasil y luego a España, país donde volverían a encontrarse por un hecho fortuito con el agente Valenzuela.

Fue justamente este encuentro, relatado al director, el que gatilló la idea de filmar la película, en momentos en que el cineasta desconocía por completo el drama que habían sufrido sus parientes.

“Me quedé sorprendido por dos razones. Una, mi familia nunca realmente había hablado de sus experiencias durante el golpe de Estado. De hecho, mi tío en realidad no entró en muchos detalles sobre lo que pasó cuando fueron detenidos al contarme  esta historia. Y dos, yo nunca había oído hablar de Andrés Valenzuela y pensé que su historia era bastante especial”.

Dos años de filmación

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Fue así como empezó un proceso de filmación que duraría más de dos años, en los cuales Goycoolea entrevistó sobre los hechos a sus familiares y finalmente al propio Valenzuela.

“Mi familia nunca había discutido los acontecimientos que condujeron a la detención de mi tía y tíos. Tampoco habían discutido alguna vez lo que pasaron juntos. Así que me puse nervioso al pedirles que hicieran esto en cámara. Cuando le pregunté a mi tía, ella dijo que era un momento fortuito, porque todos estaban preparando testimonios para solicitar  reparación monetaria de parte del Estado”, cuenta.

“El tema estaba fresco en sus cabezas y que podría ser bueno aprovechar de recorrerlo juntos como una familia. La conversación de grupo era difícil de filmar. No estaba seguro que todos serían capaces  discutir su experiencia. De hecho, una de mis primas, Ximena, se arrepintió camino a la entrevista y luego me llamó para decir que no podía hacerlo. Dio la casualidad de que la hija de mi prima Paty, Violeta estaba allí así que cada uno terminó contando sus historias a ella. Nunca había oído nada de esto antes. Este fue un detalle imprevisto que hizo toda la diferencia. Cambió la dinámica de la conversación”.

Otra dificultad fue lograr que diera su testimonio la ex militante Esther Fuentes, sobre “su experiencia en el MIR y los acontecimientos que condujeron a la detención de mi tía. Ella tampoco había discutido realmente esto mucho, mucho menos en frente a una cámara, pero decidió que era el momento de hacerlo”.

“Papudo”, ¿una víctima?

Más difícil fue hallar al ex agente Valenzuela, que tras su confesión a “Cauce” huyó a Francia, país del que volvió brevemente hace apenas algunos meses para prestar testimonio judicial, y convencerlo de hablar para el film.

“Él vivió bajo protección policial durante muchos años por lo que es, por supuesto, cuidadoso con quién habla. Se cambia de casa con frecuencia y hasta sus mejores amigos y familiares no saben dónde vive”, cuenta el cineasta.

¿Qué impresión le causó Valenzuela al cineasta cuando lo conoció?

“Él me dio la impresión de ser fundamentalmente un hombre honesto. Él sabe que muchas cosas en las que participó fueron inmorales, pero él nunca se excusa.  Él estaba atrapado en un sistema más grande y nadie puede negar que el compartir su historia con la prensa fue un acto de valentía, como fue el acto de su publicación”.

Goycoolea admite que su impresión está afectada por el hecho de que Valenzuela ayudó a salvar a su familiar. “Creo si yo hubiera sido un familiar de uno de los presos que estuvieron en contacto con él más tarde en su carrera”, a los cuales “Papudo” ayudó a matar, “entonces tal vez me sentiría de otra manera. ¿Es ‘Papudo’ una víctima? ¿Hay grados de las víctimas? Estas son preguntas difíciles que yo esperaba proponer en mi película”.

-La película retrata víctimas y victimarios. ¿Qué opinas de la reconciliación en Chile? ¿Cómo crees que los chilenos han elaborado lo ocurrido durante la dictadura?

– La reconciliación es un proceso. Lleva su tiempo. Pero la parte más importante es una contabilidad honesta de los hechos. Es por eso que las cosas como el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos son importantes. Pero siempre hay más trabajo que hacer. Por ejemplo, yo estaba filmando fuera de La Moneda y oí a un guía turístico decirle a su grupo de visitantes algo como: «El edificio fue bombardeado durante el golpe militar en 1973. Este fue un período difícil de nuestra historia. Muchas personas murieron y hubo muchos abusos contra los derechos humanos, pero antes del golpe, muchos negocios fueron nacionalizados y algunas personas perdieron dinero». Estas cosas no son equivalentes. No todas las historias tienen dos lados.

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