La táctica de su representante, Mauricio Unda, busca entregarle un nuevo elemento contextual la ministra (s) Carmen Garay que lleva el caso Pisagua. Sin embargo, lo más llamativo del proceso, lo constituye la respuesta que envió el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Javier Urbina, sobre las condiciones chilenas ante una eventual guerra con el país andino.
Una "original" estrategia judicial, en un caso de violaciones a los derechos humanos, inició al año pasado el general (R) Carlos Forestier a través de su abogado Mauricio Unda. Este último solicitó el pasado 5 de noviembre una diligencia al entonces ministro de fuero Daniel Calvo Flores: que el Ejército, el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor de la Defensa Nacional informaran "ampliamente, incluso por medio de documentos de la época acerca de la gravedad del conflicto que hubo los años 1972 y 1973 entre Chile y Perú, cuando gobernaba ese país el general Velasco Alvarado".
La fórmula, "un tanto insólita y delirante", como fue calificada por una fuente judicial vinculada al caso Pisagua, fue rechazada por Calvo, sobre todo, porque no aportaba al tema de fondo que era tratar de comprobar la inocencia de Forestier en los hechos investigados.
La solicitud de Unda puede parecer otro escrito más, pero para los querellantes en el caso, es un fino hilo que busca dejarlo fuera del proceso, porque el argumento de fondo es tratar de establecer que Forestier estaba más ocupado de la situación internacional con Perú que del panorama interno después del golpe militar de 1973.
A la fecha de ocurrido los hechos, por los que fue sometido a proceso, el general (R) Carlos Forestier se desempañaba como Intendente de la Zona Norte, fiscal y jefe de estado de sitio en calidad de delegado del presidente de la Junta Militar, general (R) Augusto Pinochet. Forestier llegó a ocupar el rango de vicecomandante del Ejército.
Forestier fue encausado el año 2000 por el secuestro calificado de diez personas: William Millar Sánchez, Jorge Marín Rossel, Marcelino Lamas Largo, Juan Jiménez Vidal, Michel Nash Sáez, Nolberto Cañas, Freddy Taberna, José Sampson, Juan Ruiz Díaz y Rodolfo Fuenzalida, todos ellos en el denominado caso Pisagua.
Las solicitudes de Forestier
Pese al rechazo de la solicitud, Unda no cejó, porque su iniciativa buscaba agregar más elementos de juicio y contexto al magistrado a la hora de pedir la revocación del auto de procesamiento. Por lo tanto, una vez que Calvo fue removido de la causa de Pisagua, Unda volvió a la carga, esta vez por la vía de la reposición ante ministra suplente Carmen Garay, quien acogió las diligencias.
Entre las insólitas solicitudes de Unda, destacan:
– Que informen quién era el comandante de las tropas.
– Que informen cuánto duró el intento de invasión
– Que informen su había equiparidad de fuerzas; con cuántos hombres se contaba y con cuántos los peruanos.
– Que informen qué tipos de tanques tenían los peruanos y cuáles nuestro país; que detallen su poderío.
– Que informen cuál fue la razón que disuadió a Velasco Alvarado de invadir nuestro territorio.
– Que informen, que en caso que se hubiera producido la invasión peruana, cuáles eran nuestras probabilidades de detenerlos, de mantenerlos fuera de nuestro territorio o de expulsarlos en su caso.
– Que informen ampliamente a qué se debió a qué mando, a qué general se debió que Velasco Alvarado se desistiera.
– Dicho de otro modo: ¿Velasco Alvarado fue disuadido por razón del genio militar chileno, en caso positivo, cuál fue, o no hubo influencia chilena en la decisión del peruano?
En todo caso, más allá de la petición de Unda, lo interesante que obra en el proceso de Pisagua es la respuesta, a través de un oficio reservado del jefe del Estado mayor del Ejército, general Javier Urbina, el pasado 9 de enero, cuya última frase señala: se solicita a usía considerar estos antecedentes en cuaderno separado, por lo sensible del tema en cuestión. El documento es la segunda parte de esta crónica que continúa mañana.
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