Opinión
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Brecha digital: el rol del Trabajo Social en la inclusión de las personas mayores
La brecha digital se refiere a las diferencias en el acceso a tecnologías de la información y comunicación (TIC), la conectividad, las habilidades para utilizarlas y las oportunidades de participación que estas ofrecen. Diversos estudios señalan que el no uso de herramientas digitales está asociado a una mayor probabilidad de soledad en las personas mayores, especialmente en quienes tienen bajos ingresos o escaso contacto con sus hijos. Además, tienden a presentar niveles deficientes de alfabetización en salud, lo que afecta su capacidad para comprender información médica, navegar en el sistema de salud, seguir tratamientos de manera adecuada y acceder a programas municipales.
La desconexión digital de las personas mayores, sumada a la transformación de los servicios públicos, ha dejado en desventaja a un gran número de ellas, haciéndolas dependientes de terceros y, en muchos casos, excluyéndolas de múltiples beneficios y servicios sociales que hoy se entregan a través de plataformas analógicas.
Desde el Trabajo Social, abordar esta realidad implica promover estrategias de acompañamiento, educación digital y participación comunitaria que garanticen la igualdad de oportunidades. La labor de las y los profesionales del área es fundamental para identificar las barreras que enfrentan las personas mayores, diseñar intervenciones que fortalezcan su autonomía y asegurar que el acceso a la tecnología sea también un acceso efectivo a derechos y a una vida digna.
Uno de los principales factores que dificultan cerrar esta brecha es el bajo nivel de escolaridad y la falta de familiaridad previa con estas tecnologías. Por ello, fomentar el uso adecuado de plataformas como el Registro Social de Hogares, FONASA, SERVEL, Registro Civil e Identificación y la Ventanilla Única Digital, es clave para promover el empoderamiento y contribuir a la inclusión de este segmento de la población.
En este proceso, el Trabajo Social cumple un rol esencial como mediador entre las personas mayores, las instituciones y la tecnología, ayudando a que nadie quede atrás en el acceso a la información y a los servicios del Estado.
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