Opinión
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Inquilinos no deseados en nuestras mascotas
Primavera verano, época calurosa y esperada por muchos, luego de un invierno frío y un otoño con clima cambiante; este período, dadas las temperaturas ambientales con mínimas sobre 10 °C, es aprovechada también por los parásitos externos e internos de nuestras mascotas. Estacionalmente, dadas estas condiciones climáticas, los ciclos biológicos y de transmisión se realizan en menor tiempo, favoreciendo una mayor carga parasitaria.
Es así como aparecen garrapatas sobre las mascotas, siendo la más frecuente la “café del perro” (Rhipicephalus sanguineus) que puede transmitir otros agentes como la Ehrlichiosis y Anaplasmosis; y las pulgas, que causan un eczema lumbosacral o alergia a la saliva. Esta hipersensibilidad se presenta principalmente en la base de la cola, con alopecia, enrojecimiento, y lesiones que son autoinfrigidas producto de la picazón que le causa a los animales.
Para el control de estos ectoparásitos se pueden utilizar productos orales, dentro de las más populares se encuentran aquellos elaborados en base moléculas de la familia de las isoxalinas, logrando, solo con una sola dosificación, el control efectivo hasta por tres meses. Asimismo, hay otros productos que se pueden utilizar de manera externa y que varían en su presentación: pipetas, en spray y collares, que controlan a estos agentes de manera efectiva, pero es necesario volver a aplicarlos durante la temporada.
Los endoparásitos, como los nematodos, se ha visto que también se ven beneficiados por la época en que aumentan las cargas parasitarias. Sobre todo aquí hay que tener precaución con aquellos que son de carácter zoonótico, como Toxocarosis, que en el hombre puede desarrollar el síndrome de larva migrante visceral u ocular al consumir los huevos larvados de estos parásitos, los cuales se encuentran en la tierra contaminada (plazas públicas, huertas caseras) o ingresar por verduras mal lavadas o medidas higiénicas deficientes, como no lavarse las manos luego de jugar con las mascotas (siendo de mayor importancia en cachorros), luego de labrar el jardín o al darle besos a los animales, ya que pueden tenerlo en su pelaje.
Otros agentes son los Ancilostomideos que se transmiten al ser humano: la larva filariforme ingresa por la piel al caminar en ambientes contaminados, incluso al tenderse en la arena en playas (principalmente en países tropicales), causando así el síndrome de larva migrante cutáneo.
Para el control de estos endoparásitos, se recomienda el uso de Nematodicidas, los cuales pueden darse desde los 21 días en los cachorros y en aquellos casos en que vienen asociados con anticestódicos, a partir de los tres meses, hay una gran variedad de productos y principios activos. La periodicidad es recomendable consultarla con su médico veterinario dado que conoce mejor los hábitos de cada mascota, y el esquema de prevención puede variar siendo necesario desparasitar una vez al mes, cada 45 días o cada tres meses.
Este esquema preventivo debe mantenerse de por vida en la mascota para así también evitar que contaminen el hábitat donde viven, disminuyendo el riesgo de que adultos o niños adquieran una de estas zoonosis.
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