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Libro «Sobre el oportunismo en los negocios: del beneficio legítimo a la kairospatía»

Libro «Sobre el oportunismo en los negocios: del beneficio legítimo a la kairospatía»

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De los conocidos casos que han conmocionado nuestro país este último tiempo, no sólo por la cantidad de dinero implicado, el fraude, la evasión, el tráfico de influencias, el uso de información privilegiada, sino también por las explicaciones de algunos de los involucrados, surge una pregunta que al parecer ha estado ausente: ¿Por qué un individuo realiza un acto «no ético»? Esa pregunta es la que se hace el autor en este libro único en materia de ética y negocios.


Será el Contralor General de la República, Ramiro Mendoza, en su último día en este cargo, el encargado de presentar el libro del destacado profesor e investigador en ética aplicada a los negocios, Teodoro Wigodski. El jueves 9 de abril a las 17:30 en la Contraloría General de la República, Teatinos 78, se realizará la presentación de este, el cuarto libro del autor, en el que a partir de un enfoque novedoso y profundamente audaz, nos propone una mirada a ratos desesperanzadora y desafiante para las relaciones comerciales y las políticas públicas, respecto de la posibilidad de tener éxito sostenido en el mundo de los negocios manteniendo un comportamiento ético.
“Pareciera ser que la ética no tiene cabida en los negocios y en el comportamiento de los gerentes” dice Horst Albach, destacado académico alemán, quien es citado por Wigodski.

En palabras del autor, “El ser humano es un animal depredador y oportunista. Un individuo, con predisposiciones biológicas, así como culturalmente condicionado, que ante determinadas circunstancias, con certeza cruzará su umbral ético para tomar las oportunidades privilegiando sus intereses, siendo indiferente a las consecuencias que producirá en otros humanos, así como en animales y nuestro entorno natural”.

Este libro propone un nuevo concepto para denominar a estos individualistas comportamientos oportunistas: kairospatía. De este modo se evita calificar estas conductas a través de la negación de la ética, integrando dos conceptos, kairos como la oportunidad y psicopatía, como alteración patológica de la conducta social.

El libro integra la biología, la sociología, la filosofía, la economía y administración de empresas, para contribuir a la generación de una mayor conciencia respecto de la conducta humana, influida por la evolución biológica, aumento de la población, desarrollo tecnológico, cambio social en el contexto de una cultura que fomenta la competencia y privilegia y valora los logros materiales por sobre los del ser. Al mismo tiempo, propone respuestas novedosas a la pregunta de si es posible, en el desarrollo de negocios, obtener resultados satisfactorios y perdurables actuando de manera ética.

“La humanidad está en grave riesgo. Nuestro desafío ético no es, desde hace mucho, solo un desafío del mundo de los negocios sino uno de carácter sistémico que involucra a todos los ciudadanos de cualquier condición y ámbito de acción. Este desafío interpela especialmente a quienes detentan mayor poder político y económico, pues sus eventuales comportamientos kairóspatas son los que conllevan mayores daños para la sociedad humana y el planeta que la sustenta”, dice el autor.

A continuación extractos del capítulo siete «A modo de conclusión»:

El ser humano es un animal depredador y oportunista.

Este oportunismo ha sido clave en el “éxito” que ha logrado como especie, frente a otras del planeta. Ha creado civilizaciones fecundas en artes, ciencias y tecnologías, con todos sus beneficios, pero también con enormes costos para la propia humanidad y para su entorno natural.

El ser humano identifica oportunidades e inventa o diseña soluciones a partir de estas. Hoy nuestra especie posee el potencial, y ofrece para una significativa parte de la humanidad, un bienestar social que es muy superior al que existía no solo hace un siglo, sino que al que había hace miles de años.

Y sin embargo, este éxito relativo contiene en sí mismo una gran capacidad de autodestrucción. Así también lo han afirmado filósofos, autoridades religiosas y sobre todo científicos de las más diversas disciplinas.

Las grandes desigualdades económicas y de bienestar entre países y dentro de estos, la creciente contaminación o sobrexplotación de recursos, la proliferación de armas convencionales y nucleares, la creciente concentración de la riqueza a nivel global, el rápido contagio de las enfermedades debido a las grandes aglomeraciones de población, tienen su origen también en este oportunismo que tanto bien concreto y potencial proporciona a la humanidad.

A este oportunismo extremo lo hemos denominado “kairospatía”: la enfermedad psicopática en el comportamiento oportunista. Es el lado oscuro de nuestra capacidad de crear bienestar.

Las oportunidades pueden ser aprovechadas con legitimidad. Estas se inspiran en la voluntad de generar riqueza y bienestar para la familia, y también para la comunidad.

No obstante las oportunidades pueden ser tomadas también, solo para beneficio individual, con indiferencia por las consecuencias que las decisiones y los actos provocan tanto en el corto como en el largo plazo, en otros involucrados (stakeholders). Son estas actitudes de oportunismo egoísta, las que han contribuido a que se ponga en duda la continuidad de nuestra especie.

En definitiva, la humanidad está en grave riesgo. Nuestro desafío ético no es, desde hace mucho, solo un desafío del mundo de los negocios sino uno de carácter sistémico que involucra a todos los ciudadanos de cualquier condición y ámbito de acción.
Este desafío interpela especialmente a quienes detentan mayor poder político y económico, pues sus eventuales comportamientos kairóspatas son los que conllevan mayores daños para la sociedad humana y el planeta que la sustenta.

Los negocios son una oportunidad recíproca para quienes están interactuando. Por una parte, hay quienes identifican sus intereses y cuánto están dispuesto a ofrecer a cambio del producto o servicio, y por otra están quienes los ponen a disposición para satisfacer dichos intereses. Ambas partes buscan un beneficio legítimo. ¿Qué determina que la conducta de una de las partes o ambas se torne en una de tipo kairóspata?

Afirmamos que la conducta de un individuo es la consecuencia de al menos tres factores centrales. Estos son la biología, el entorno social y las circunstancias.

Constatamos también que nuestra biología establece limitaciones en cuanto a las relaciones con otros individuos. Desde el punto de vista antropológico, se reconoce comúnmente al llamado número de Dunbar como aquel que determina el tamaño máximo de una comunidad de seres humanos dentro de la cual es posible mantener la capacidad de reconocernos y relacionarnos emocionalmente, generando vínculos de protección y cuidado. Este número, según los estudios del antropólogo que le da el nombre, es del orden de 150 personas.

¿Cómo se pueden mitigar algunas de las circunstancias que empujan a los individuos a aprovechar oportunidades que los llevan a cruzar ese umbral ético que daña a otros?

En ciertos casos, las conductas kairóspatas no son gatilladas por circunstancias adversas para los individuos. Simplemente prevalecen los factores biológicos y socio-culturales. En estos casos la conducta no es el resultado de la circunstancia de una “necesidad extrema”, sino más bien de la psicopatía.

¿Se puede entonces, ser exitoso en el mundo de los negocios actuando de manera ética?

Queremos responder positivamente a esta pregunta. Pero al mismo tiempo, afirmamos que se requieren condiciones que atenúen las disposiciones biológicas de aquellos individuos que manifiesten desequilibrios a nivel hormonal, o presenten prevalencias de carácter genético al comportamiento agresivo o disfuncionalidades a nivel de la corteza prefrontal en relación al sistema límbico.

Las personas que se espera accedan a altos cargos de responsabilidad en las organizaciones, debieran estar sujetas a sistemas de acreditación que validen que sus características biológicas y socio-culturales sean las adecuadas para la mayor responsabilidad a la que han sido llamados, dando un razonable pronóstico de conductas éticas, ante las previsibles circunstancias del cargo.

Además es necesario lograr que los castigos económicos y penales que reciban los individuos que realizan conductas kairóspatas, sean ejemplares. En particular el castigo económico, vía multas, debe ser suficientemente disuasivo, al internalizar la probabilidad de ser castigado, en relación a los potenciales beneficios ilegítimos.

En otro plano, los factores sociales tienen que hacer evidente el daño reputacional que conllevan los comportamientos kairóspatas.
Finalmente, hay una responsabilidad de la comunidad y de la sociedad, en evitar que las circunstancias adversas a las cuales estamos eventualmente expuestos como seres humanos, lleven al individuo a superar su umbral ético, dadas sus predisposiciones biológicas y condicionamientos sociales.

En definitiva, en los negocios el oportunismo puede generar un legítimo beneficio. Sin embargo, existe también la posibilidad de una conducta kairóspata.

Aquellos que poseen una mayor capacidad de influir en su entorno, mayor poder y responsabilidad, son los primeros llamados a conducirse de forma ética a favor del bienestar de la sociedad, y para la preservación de nuestra especie.

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