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Tabaquismo pasivo: riesgos del humo de tabaco en no fumadores y su impacto en salud cardiovascular Salud Crédito: Cedida

Tabaquismo pasivo: riesgos del humo de tabaco en no fumadores y su impacto en salud cardiovascular

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El tabaquismo pasivo sigue siendo una amenaza invisible: aumenta el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares y arritmias en quienes nunca han fumado. Expertos advierten que no existe un nivel seguro de exposición al humo del tabaco.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El tabaquismo pasivo constituye un grave riesgo para la salud cardiovascular, incluso en quienes nunca han fumado. La inhalación del humo de tabaco ambiental aumenta la probabilidad de infartos, accidentes cerebrovasculares y arritmias mortales. En Chile, tras la Ley de Control de Tabaco, los infartos disminuyeron un 7,8%, lo que confirma el valor de los espacios libres de humo. Sin embargo, expertos advierten que no hay un nivel seguro de exposición: la corriente secundaria del humo puede ser aún más tóxica que la principal. Prevenir implica proteger también a los no fumadores.
Desarrollado por El Mostrador

Aunque no enciendan un cigarro, millones de personas se exponen a diario a los efectos del humo de tabaco. El tabaquismo pasivo, también conocido como exposición involuntaria, representa un riesgo silencioso para la salud cardiovascular: puede causar infartos, accidentes cerebrovasculares e incluso la muerte. En Chile, los datos demuestran que las políticas de control del tabaco han salvado cientos de vidas, pero aún queda camino para alcanzar espacios 100% libres de humo.

El tabaquismo pasivo, o exposición involuntaria al humo de tabaco, sigue siendo una amenaza silenciosa pero contundente para la salud del corazón.

El humo de segunda mano contiene una mezcla tóxica de más de 7.000 sustancias químicas, incluyendo nicotina, alquitrán y monóxido de carbono. Estudios internacionales han demostrado que respirar este humo puede causar enfermedad cardíaca coronaria, accidentes cerebrovasculares e incluso la muerte.

En Chile, la evidencia también es clara. Una investigación liderada por la académica Carolina Nazzal, de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, reveló que tras la implementación de la Ley de Control de Tabaco (marzo de 2013), los infartos cardíacos disminuyeron en un 7,8%. Esto equivale a 764 casos menos al año, confirmando el impacto positivo de los espacios libres de humo.

“El fumador pasivo está sometido a las mismas condiciones de riesgo que el fumador activo. Si yo fumo al lado de una persona, esa persona está inhalando las mismas partículas tóxicas que el fumador, como la nicotina y el monóxido de carbono, lo que a nivel cardiovascular se traduce en los mismos efectos”, afirma Mauricio Fernández, médico cardiólogo de Clínica Alemana de Santiago y Past presidente del Departamento de Prevención de Sochicar.

El peligro no termina cuando el cigarro se apaga. El “humo de tercera mano”, que queda impregnado en ropa, paredes y autos, también libera sustancias dañinas al ambiente, manteniendo el riesgo latente incluso en ausencia del fumador.

Entre los daños más frecuentes causados por el humo de tabaco ambiental se encuentran el infarto agudo al miocardio, accidentes cerebrovasculares y la enfermedad arterial periférica. La irritación de ojos, nariz y vías respiratorias también es común, incluso tras una breve exposición.

Un dato preocupante: una persona expuesta durante solo una hora al humo del tabaco puede inhalar el equivalente a fumar entre dos y tres cigarrillos. Además, la corriente secundaria del humo –la que inhala el fumador pasivo– contiene hasta cinco veces más monóxido de carbono que la corriente principal.

A nivel global, estudios recientes, como el presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Ritmo Cardiaco en Berlín, han evidenciado que el tabaquismo pasivo también aumenta significativamente el riesgo de fibrilación auricular, una arritmia cardíaca potencialmente mortal.

Proteger corazones más allá de los fumadores

La evidencia científica es contundente: no existe un nivel seguro de exposición al humo del tabaco. El tabaquismo pasivo afecta a adultos, niños y ancianos, y su impacto cardiovascular es tan dañino como el del fumador activo. Avanzar hacia ambientes completamente libres de humo no es solo una medida de salud pública, sino un compromiso ético con las generaciones presentes y futuras.

Cuidar la salud cardiovascular implica no solo dejar de fumar, sino también proteger a otros de los efectos del humo. Avanzar hacia ambientes 100% libres de humo es una necesidad urgente y un acto de responsabilidad colectiva.

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