BRAGA
“Decían que podían eliminar esta cosa que tenía adentro”: las terapias eléctricas de conversión LGBT
Más de 250 adolescentes LGBTIQ+ fueron sometidos a choques eléctricos en hospitales del NHS entre 1965 y 1973, en terapias de conversión que dejaron trauma físico y psicológico. Tras la investigación de la BBC, el gobierno revisará su uso histórico.
Una investigación de la BBC descubrió que más de 250 personas fueron sometidas a dolorosos choques eléctricos, diseñados para cambiar su sexualidad e identidad de género, en hospitales del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) entre 1965 y 1973.
Tres sobrevivientes de la llamada terapia de aversión por electro-choques (ESAT, por sus siglas en inglés) relataron el duradero dolor físico y psicológico que sufrieron en esa épocacuando eran adolescentes.
Uno, Jeremy Gavins, de 72 años, dijo que los shocks fueron tan severos que perdió el conocimiento y despertó tres días después en un hospital.
Como resultado de la investigación, la BBC entiende que el gobierno ahora empezará a revisar el uso histórico de ESAT en el NHS.
La Sociedad Psicológica Británica ya abandonó la aplicación de ESAT pero las prácticas de conversión en Reino Unido todavía no son ilegales.
Otra sobreviviente, Pauline Collier, ahora de 80 años, describió así su tratamiento: “Él pegó con cinta los electrodos a mis brazos y me aplicó una serie de choques (eléctricos). Me hicieron sudar y estremecer”.
Muchos de los que recibieron el tratamiento fueron referidos al hospital por sus maestros, sacerdotes o médicos de cabecera.
Algunos afirman que no dieron su consentimiento informado y que explícitamente les dijeron que no se lo mencionaran a sus padres.
Los hallazgos han dado pie a llamados -liderados por Chris Smith, el primer parlamentario británico abiertamente gay- a que el gobierno y el NHS emitan excusas formales.

Pauline Collier fue sometida a tratamiento con electro-choque a la edad de 19 años porque era gay y, ahora de 80 años, dice que estaba “psicológicamente vulnerable” en ese momento.
¿Qué es la terapia de aversión por electro-choque?
La terapia de aversión por electro-choque fue una forma de conversión que se practicó basada en asociar la atracción homosexual con el dolor.
Los pacientes era amarrados a una silla y les colocaban electrodos en los brazos y piernas, luego les mostraban imágenes de hombres y mujeres al tiempo que les aplicaban dolorosos choques eléctricos , algunas veces hasta por una hora.
A través de la extensa investigación de la BBC, se estudiaron revistas médicas y libros escritos por doctores en las décadas de 1960 y 1970 para extraer los datos que mencionan el uso de este tratamiento en personas gay y transgénero.
Los registros muestran que mientras los participantes eran descritos como voluntarios, muchos fueron referidos por tribunales para recibir el tratamiento, unos fueron clasificados como afectados por enfermedades psicológicas, y otros fueron clasificados como menores en el momento. Uno de ellos tenía 12 años.
Los sobrevivientes dijeron a la BBC que frecuentemente fueron coaccionados o amenazados por maestros, tribunales o empleados con ser expulados de la escuela o perder el trabajo.
La mayor prueba experimental de la que se tiene conocimiento sucedió en el hospital Crumpsall, en la ciudad de Manchester, donde 73 personas fueron sometidas al tratamiento bajo el mando de los doctores Philip Feldman y Malcolm MacCulloch.
Ambos médicos están ya en sus 80s. La familia del doctor MacCulloch expresó que dada su edad, no se encontraba en condiciones para responder, y el doctor Feldman no contestó las cartas de la BBC.

Pauline Collier, a sus 80 años, recuerda que las pausas entre los choques eléctricos la llenaban de “ansiedad y temor”.
Collier, que tenía 19 años cuando fue sometida al procedimiento en el hospital Crumpsall de Manchester, contó: “Podrías recibir el choque eléctrico tan pronto se proyectaba la foto o lo podrías recibir 30 segundos después”.
“Durante el período de espera, te da mucha ansiedad y mucho miedo”.
“Estimo que debí haber tenido unas 20 sesiones. Cada sesión implicaban unos 12 choques, creo. Me hicieron daño”.
“Apenas tenía 19 años, era una chica de clase trabajadora, criada para obedecer y buscar aprobación, particularmente aprobación masculina. Y estaban estos tres doctores importantes diciéndome que podían eliminar esta cosa que tenía adentro”.
Añadió: “No creo que alguna vez dijeron, ‘Bueno, te vamos a sentar en una silla y aplicarte choques eléctricos’. No recuerdo eso. Y creo que, en esa época, yo estaba tan psicológicamente vulnerable que simplemente lo acepté”.

Jeremy Gavins fue referido por su médico general al hospital donde le administraron el tratamiento de electro-choque a la edad de 17 años, que afirma que le hizo perder el conocimiento.
Jeremy Gavins, de 72 años y originarios de Ulverston, en el norte de Inglaterra, tenía 17 años cuando fue referido por su médico general al hospital Lynfield Mount, en Bradford, también en el norte.
“Un enfermero vino a verme y me dijo, ‘ven conmigo'”, relató.
“Dijo, ‘quítate toda la ropa y ponla en este casillero’. Me senté en una silla, me ató una correa alrededor de mi mano izquierda, y luego hizo lo mismo con la derecha”.
“Tanteó con un interruptor y recibí un dolor en el brazo. Dijo, ‘¿te dolió?’ y yo respondí, ‘sí’ y el me dijo: ‘muy bien, de eso se trata'”.
Cuando se le preguntó que describiera el dolor, manifestó: “Es como si te clavaran un cuchillo afilado en tu brazo y lo movieran de arriba abajo”.
Gavin asegura que el trauma le ha durado toda la vida. “Tengo TEPT (trastorno por estrés postraumático), que me produce punzadas de dolor en los brazos y por el costado, he sufrido de depresión y 50 años después nunca he tenido una relación. Tenía demasiado miedo”.
No obstante, después de escribir a su antigua escuela -que lo había amenazado con expulsarlo si no se sometía a la terapia- solicitando una disculpa, recibió una respuesta escrita de la Diócesis Católica de Leeds reconociendo su sufrimiento, la falta de compasión de parte del clero de la escuela en ese momento, y ofreciendo una “sentida” disculpa.

A la edad de 17 años, Carolyn Mercer le contó en secreto a un sacerdote local que se sentía mujer en lugar de hombre.
Carolyn Mercer, de 78 años, afirma que siempre se sintió como una mujer, a pesar de haber nacido hombre y vivido así la mayoría de su vida.
A la edad de 17 años, Carolyn confesó a su sacerdote local que se sentía mujer en lugar de hombre y fue enviada la hospital Balckburn para recibir tratamiento con electro-choque.
“Mi mano se disparó en el aire, el dolor atravesó mi cuerpo, las lágrimas rodaron por mi cara”, describió.
“Ese tratamiento no fue ningún tratamiento. Fue un castigo cruel, bárbaro. Una tortura, no una terapia”.
Como una “industria artesanal”
Los estudios recientes de la profesora Hel Spandler, una importante historiadora de psiquiatría y salud LGBT+, señala que la práctica de ESAT era practicada más ampliamente de lo que se ha documentado previamente.
Mientras que la BBC ha encontrado registros que confirman más de 250 casos, el análisis realizado por la profesora Spandler de archivos médicos e historias orales indica que la cifra actual podría alcanzar los 1.000 casos en Reino Unido.
La experta explica que muchos tratamientos nunca fueron registrados formalmente en esa época, y describe que el tratamiento operaba como una “industria artesanal”, con hospitales y clínicas repitiendo el método por todo el país.
“El tratamiento solía ser presentado como ciencia conductual de punta”, resalta.
Las primeras versiones de la terapia de aversión fueron experimentadas inicialmente en animales y luego en humanos para condiciones como fobias, compulsiones y adicciones, por ejemplo, usando shocks leves para reducir la mordedura de las uñas o las apuestas.
“Pero en realidad”, explicó, cuando se utilizó para tratar la sexualidad o expresión de género, “causó daños profundos y trauma para toda la vida”.

El exparlamentario Chris Smith ha hecho un llamado exigiendo que el gobierno se disculpe.
El exparlamentario Chris Smith dijo a la BBC: “El uso forzado de la terapia de aversión con electro-choque para tratar de cambiar la orientación sexual de alguien, hace apenas 50 o 60 años, es horripilante”.
“El hecho de que fuera impuesta a las personas por el NHS lo hace todavía peor”, opinión.
“La nación, y el NHS, deberían por lo menos emitir una disculpa formal”.
Añadió: “Se suponía que éramos un país civilizado, pero esto fue simplemente inhumano”.
Las prácticas de conversión todavía suceden
En 2017, el NHS en Inglaterra y el Real Colegio de Psiquíatras se comprometieron a abandonar la práctica de la terapia de conversión, incluyendo el tratamiento de electro-choques.
Sin embargo, las prácticas de conversión continúan siendo legales en Reino Unido y siguen tomando lugar en hogares privados, iglesias y a través de algunos consejeros o terapeutas.
Según la activista Saba Ali, “las personas siguen siendo torturadas y lastimadas en nombre de la terapia de conversión”.
El gobierno prometió redactar un proyecto de ley para terminar las prácticas de conversión para finales de este año, pero hasta ahora no ha ocurrido.

La ministra de Igualdad, Olivia Bailey, afirma que las prácticas de conversión “no tienen lugar en la sociedad y deben terminar”.
Como resultado de nuestra investigación, la BBC entiende que el gobierno ahora estudiará el uso histórico de la terapia de electro-choque en el NHS.
La ministra británica de Igualdad, Olivia Bailey, expresó: “Mis pensamientos están con aquellos que sufrieron de esta práctica inhumana”.
“En resumidas cuentas, las prácticas de conversión son un abuso, este tipo de actos no tienen lugar en la sociedad y deben terminar”.
“Por eso es que este gobierno está comprometido con adelantar un veto total, transinclusivo de las prácticas de conversión, como expresado en nuestro Discurso del Rey (la declaración de la agenda del gobierno al inicio de un nuevo Parlamento)”.
“Todas las personas merecen vivir libres y sin temor, vergüenza o discriminación, y yo como miembro de la comunidad LGBT+, trabajaré incansablemente para asegurar que ese sea el caso”.
Las pruebas experimentales realizadas en el hospital Crumpsall fueron supervisadas por académicos de la Universidad de Manchester.
En un comunicado, la universidad declaró: “Las actitudes que informaron las pruebas de Crumpsall, ahora consideradas inmorales y dañinas, eran asumidas amplia y abiertamente en los años 60”.
“Sabiendo eso, sin embargo, solo puede añadir al trauma de aquellos que tuvieron que soportar semejante tratamiento, y nos gustaría expresar nuestro arrepentimiento y pesar por haber sido parte de ese entorno”.
El fideicomiso de la Fundación para el Cuidado del NHS del distrito de Bradford no quiso comentar respecto al caso del señor Gavin, pero refirió a la BBC al “memorando colectivo de entendimiento” que un número de organizaciones de la salud, psicoterapia y consejería, incluyendo el NHS en Inglaterra y el Real Colegio de Psiquíatras, han acordado.
El fideicomiso de los hospitales en Lancashire Este expresó que no proveyó cuidados de salud a la región del hospital Blackburn en aquella época y refirió a la BBC al gobierno.