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Trap sinfónico: la violinista que tocó con Pablo Chill-E y los expertos que lo defienden

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Virginia Vergara cuenta cómo fue participar en el concierto, mientras dos expertos analizan el fenómeno y también las críticas que suscitó el espectáculo.


La violinista Virginia Vergara Meneses recibió una invitación que nunca imaginó en su carrera: su colega Daniella Rivera la convocó para ser parte del conjunto de cuerdas del concierto sinfónico de Pablo Chill-E, que se realizó en el Teatro Corpartes el primer fin de semana de septiembre y fue transmitido por TVN.

El evento marcó un nuevo hito en la carrera del artista, aunque recibió algunas críticas por el formato.

No podía ser otro. Pablo es pionero. Pablo es la cara del trap en Chile. Pablo es el que echa abajo una puerta inviolable para que los demás vean que pasar no era imposible. Es guía, es líder. Es el Lautaro del género. El que se mezcla con aquellos que lo denostan, aprende su arte, lo desarrolla en su estilo propio y encima los derrota. Conoce sus debilidades, las expone, las trabaja, las mejora”, celebra el periodista, difusor y divulgador de música urbana Rodrigo Ruiz Garcés, conocido como Don Lota y responsable de la revista Alto en Flow.

El propio Chill-E lo dijo en el CorpArtes: “No somos de los mejores cantores, pero sí somos de los mejores letristas”.

“Y pese a eso cantó como nunca, se empoderó como lo hace un frontman de otro estilo, no fue un MC con músicos de cámara detrás suyo en un charquicán de instrumentos incomprensible, que era lo que esperaban mucho: fue la cara visible de una propuesta que logró verse sólida, compacta y firme en tarima. Por todo eso lo escogieron y él cumplió con creces”, agregó Ruiz.

Críticas sociales

Acostumbrada a tocar música docta, para Vergara fue la primera vez que estuvo en un escenario tocando junto a nueve mujeres música urbana.

Yo creo que ha sido de las producciones más profesionales en las que he trabajado con respecto a los timing, a la calidad de los músicos, a la calidad de los arreglos. En realidad, la función fue súper interesante, muy linda, muy rupturista a lo convencional, ha generado muchas molestias, pero es normal y eso es bueno, porque también se le da el respeto que merece el trabajo de los músicos urbanos”, sostiene la violinista.

Chill-E cantó su repertorio mientras la orquesta era dirigida por Gabo Paillao, conocido por su formación en la orquesta de jazz Conchalí Big Band y su trabajo en la Brígida Orquesta.

En el caso de Vergara, conocía desde antes al cantante urbano a diferencia de otros intérpretes que solo lo ubicaban de nombre.

El contenido que él tiene en sus canciones, más allá de lo banal y lo urbano, también tiene hartas críticas sociales y políticas. Y eso es muy importante porque él dice las cosas que muchos no se atreven a decir”, opina.

La violinista relata que la experiencia fue única, la banda estuvo ensayando desde abril bajo la dirección de Paillao, pero las cuerdas entraron un mes antes de la fecha del concierto.

Crédito: Cedida

Ruiz resalta que cada Red Bull Symphonic responde a su contexto, y que si en otras partes del mundo fue un espectáculo, en Chile tomó ribetes de acto político-cultural.

En Europa se han hecho con raperos de trayectoria global, en Argentina se presentará Trueno, y en Chile lo hizo Pablo. Lo nuestro tiene un valor especial porque fue el debut latinoamericano y porque conecta con una tradición musical muy rica en fusión. Si afuera se planteó como un show, acá se vivió como un hito cultural, casi un acto reivindicatorio”, dice.

La violinista relata que “el Pablito” estuvo en casi todos los ensayos, “fue un ambiente súper grato. Y el proceso también de los ensayos, súper ameno”.

Pasa con Pablo Chill-E que no se le toma el peso a lo que realmente él ha construido y lo que él es. Él fue el primero en poner la música del trap, al menos aquí en Chile, como un género digno de difusión y de respeto. Y también abrió las puertas a muchos otros”.

Además, como músicos doctos, “es difícil llegar a estos espacios, porque, por el otro lado, tienes al ensamble de bronce, que ellos son músicos más populares, tocan jazz, están acostumbrados a improvisar.  Y también ahí se generó un lazo súper lindo, súper interesante y muy profesional”, sostuvo la violinista.

Fenómeno popular

Sin duda, el concierto fue un ejemplo de la transversalidad que ha alcanzado la obra del músico urbano.

Pero no todo fueron miel sobre hojuelas. Uno de los que se fue en picada contra el espectáculo fue el director de orquesta Horacio Saavedra, conocido por su desempeño en el Festival de Viña del Mar.

Traté de disfrutar y entender este invento tipo concierto estelar de música urbana, pero no pude seguir. La monotonía y pobreza de texto, acompañada de riffs repetidos hasta el cansancio con una pseudoorquesta de 25 músicos… no vi contrabajos, cornos, flautas, oboe, fagot, timbales, etc. Igual se agradece el intento de Red Bull, pero mi concepto de música es otro”, expresó en el sitio AS.

Para Andrea Ocampo, escritora e investigadora sobre cultura urbana, en cambio, fue un buen show, y celebra que esté en Internet, “para que los niños y jóvenes de todo Chile puedan verlo hoy y mañana, así como para dejar registro de un momento histórico en la música urbana de Chile”.

A su juicio fue un hito “donde el trap y el reggaetón se vio las caras de tú a tú con la música clásica, independientemente de si el conjunto de instrumentos e instrumentistas configuraban o no una sinfónica, que entiendo es parte de la polémica aburrida y clasista que levantó” Saavedra.

“Es un momento clave, para clipearlo en la línea de tiempo no solo de la historia de la música chilena, sino que de nuestra cultura en general. Trap con letras que sangran verdades, en clave ‘docta’ y todo en prime televisivo… ¡wow! Imposible siquiera soñarlo en 2017, que fue cuando este género agarró forma en Chile”, completó Ruiz.

Si tuviera que calificarlo, él lo calificaría de 5/5 estrellas.

“Se notó la preparación de todos no solamente para brindar un gran espectáculo musical, sino que para escribir con puño firme una página que para los más clasistas y convencionalistas será siempre incómoda de leer, pero imposible de borrar ni arrancar. Se hizo historia, se conquistó la industria y se llevó al género urbano a un nivel más arriba”, comentó.

Hito en música urbana

Ocampo cree que este concierto fue importante principalmente porque le permitió a la música urbana, en específico al trap, aquel género musical que narra la violencia en las poblaciones y que por lo tanto, las musicaliza, ingresar a un teatro de élite, situada en una comuna de élite, con músicos de élite, configurándose así un cruce entre la cultura popular y la alta cultura o las bellas artes, una dimensión de la cultura que siempre se ha utilizado para atar y subrayar el mérito de las artes nacidas producidas y gestionadas desde las clases bajas de la sociedad latinoamericana, pero también global.

Lo que ocurrió en ese teatro y en este show en específico es que la música urbana fue reconocida como música, es decir, como un arte que puede ser apreciado y no solamente consumido. En ese cruce experimental que a muchas personas les molestó, incluso a aquellas personas que se supone toman en serio la música urbana, es que corre el parámetro del buen gusto, suspende el juicio estético y moral sobre lo que está bien y lo que está mal, hace que la música se mueva en un terreno ambiguo, de grises, donde efectivamente, el juicio estético es puesto a prueba, y ya no es tan seguro de no estar, criticar, juzgar, una expresión musical, precisamente porque ya no es lo opuesto a aquello que la cultura reconoce como lo ideal, aceptable, de buen gusto”, dice.

La cultura flaite en ese sentido, se ha apropiado, incluso de este sonido, de los flujos de la exclusividad, de las prendas y consumos, de los viajes, y ahora también de los teatros para gente es estirada. Es importante lo que ahí ocurrió también, porque al quedar registrado y colgado en Internet, le permite a niños y jóvenes que nunca en su vida, han tenido contacto con la música clásica, ver, escuchar y admirar la ejecución de músicos universitarios, quienes le han entregado su vida a ese instrumento, entregando una lección de disciplina y entrega artística”.

Para Ruiz el evento también marca un antes y un después.

“La música urbana chilena venía ganando terreno en radios, plataformas y festivales, pero nunca había sido puesta en un formato sinfónico -por más que se cuestionen aspectos técnicos- y menos televisado en prime. Este concierto demuestra que la escena urbana local puede dialogar con otras tradiciones musicales, que puede habitar escenarios de prestigio y al mismo tiempo seguir siendo genuinamente popular. Se viste con otras ropas, pero nunca traiciona su alma. Después de esto, nadie puede seguir negándole el escenario de Viña del Mar a Pablo”, remata.

A sus juicio, el hecho de celebrarse en un teatro de élite habla de la transversalidad del género urbano y su capacidad para ir adueñándose de espacios y códigos culturales que le fueron negados desde siempre.

“Un artista que nació en Puente Alto, que escribe y describe sobre ese Chile que a muchos avergüenza, llenó un teatro en Las Condes y llegó a la televisión abierta. Es un gesto simbólico: la música urbana traspasa clases sociales y territorios. Y no lo hace a la fuerza: las traspasa caminando, a pie, mirando a los ojos con una sinceridad que pasma, incomoda e intimida, porque no se doblega. Y que TVN lo transmitiera significa que lo urbano ya no está en la periferia cultural, sino que latiendo en el corazón de lo mediático, moleste a quien moleste”.

La elección de Chill-E

Ocampo además explica la elección de Chill-E para realizar este concierto.

“Yo creo que fue elegido porque es un artista y un personaje que no deja indiferente a nadie y que representa a una comunidad y a una generación de artistas que no han sido pasajeros, sino que más bien han cambiado un modo de comprender la música en Chile, la práctica artística, los modos de producción musical, así como también han remodelado las carreras internacionales, no sólo de sí mismos, sino que también de sus equipos de trabajo”, señala Ocampo.

La experta cree que además es un ejemplo de la posibilidad de emerger de la pobreza y construirse un futuro a costa de un deseo y de un trabajo colectivo, donde los roles familiares derivan en roles, técnicos y disciplinares, que cada día más y más se van profesionalizando, a través de la experiencia y también de la formación.

Pablo Chill-e también representa al cabro pelusa, pobre, astuto que viene de la violencia y la reproduce y produce en sus canciones, por tanto, el mismo se ha vuelto un icono para todos los Pablo Chill-e, que están creciendo en las poblaciones más vulnerables de este país, jóvenes que ven en este artista, la posibilidad de volver reales sus sueños”.

En sus palabras, son sueños que tienen que ver, no sólo con el gozar de lujos, sino que con la posibilidad de asistir al encuentro con un mundo más allá de los límites del barrio y las rejas que le rodean, la posibilidad de no ser una cifra más de aquellos niños que nacen para ser reos, como canta Pablo Acevedo.

En ese sentido Red Bull ha elegido a este artista para su concierto porque ya es una figura internacional, con reputación interna y externa, con buenas redes de contactos, debidamente respetado por su generación, y además posee grandes canciones, coreadas y reconocibles que hacen de esta producción audiovisual, una gesta configurada desde una lectura que excede el presente, pero queda da cuenta de este mismo”.

El factor Paillao

En cuanto a Gabriel Paillao, Ruiz cree que “es un puente natural: viene de La Brígida Orquesta, un proyecto que ya explora la fusión entre jazz, música popular y calle”.

Su sensibilidad lo convierte en el socio ideal para traducir la energía del trap al lenguaje orquestal. Con Pablo comparten un mismo código de autenticidad, y eso se nota en la complicidad que transmitieron en el escenario. Por cómo se dio todo, está claro que era él o nadie”.

Ocampo, en tanto, destaca que viene desde la cultura popular y se ha educado, hasta ser reconocido como un pianista de jazz, compositor, gestor y productor, y durante su carrera ha colaborado con gran parte de la escena del hip-hop local, por tanto, es un músico con calle, auditorio y respeto musical.

“Él ha sido reconocido en dos oportunidades en los Premios Pulsar, premio que ha sido esquivo para Pablo Chill-e y que por lo tanto, lo pone al mismo nivel en términos de reconocimiento público. Creo que la elección de Gabriel como director de orquesta fue muy acertada y que permitió articular estos dos mundos, el del TRAP y el de la música clásica, desde la experiencia de un rapero y jazzista, de una manera inédita en Chile. Gabriel fue el gran traductor de la noche y gran parte del éxito de este concierto, se debe a la gran sintonía que alcanzaron Gabriel y Pablo”, afirmó.

Aún así, Ocampo se pregunta si acaso existirá una figura femenina como la de Gabriel Paillao, y si acaso Pablo Chill-e habría trabajado con una directora de orquesta. “Que me lo pregunte, expresa también una preocupación”, advierte.

Las críticas de Saavedra

Ocampo además reflexiona sobre las críticas de Horacio Saavedra.

Todo indica que en lo técnico tiene razón respecto a la definición de lo que sería ‘lo sinfónico’, pero el formato no le quita mérito a lo que hemos visto, al esfuerzo colectivo, de un equipo artístico, humano y de producción que hicieron un concierto gratuito para todo, Chile, del presente y del futuro”, dice.

Para ella, que Saavedra no pueda, quiera, sepa apreciar este evento, no es responsabilidad de los artistas, e instrumentistas involucrados, sino que “tiene que ver con él, como un músico que posee un sesgo musical, y, por tanto, una limitante aprendida, estética, y clasista, para no decir que también generacional, respecto a la música popular”.

Por otro lado, su historia, trayectoria, imaginario, representa todo aquello que la generación de Pablo Chill-e quiere derrumbar, pues han visto el efecto que la dictadura ha tenido sobre las poblaciones, sobre sus padres, sobre la educación, sobre las oportunidades, sobre la violencia que viven, y vivimos día a día. La generación de los jóvenes de hoy, no es la de los noventas que no estaban ni ahí con lo que pasaba en la política, hoy, aunque sus padres y los medios de comunicación no quieran reconocerlo, los adolescentes y los jóvenes saben muy bien que está pasando social, política y culturalmente, sus mayores desafíos no está en reconocer lo que les conviene o no, sino que está en reconocer aquello que es cierto de aquello que es fake, así como también el desafío de sostener la atención y el interés por una sola cosa, sonido, gusto, estética en un mundo de transformación y deslizamiento vertiginoso tanto off como online”.

Ruiz es aún más duro.

“No me tomaría en serio a Horacio Saavedra, ¿quién en su sano juicio podría hacerlo? Su carrera la hizo al alero de una dictadura. ¿Hace cuánto no hablábamos de él y por qué nunca lo hemos hecho por su legado a la música chilena? Salvo acusaciones de sus propios colegas por aprovecharse de ellos económicamente, ¿qué dejó? ¿Cuál es su herencia? ¿Quién lo cita como ejemplo de algo?”, dice.

“Se apernó por años a la Orquesta Festival y su recuerdo en el público es vacío. En la vida hay códigos y él se los saltó todos: se felicita en público y se corrige en privado. Tal vez su odio por Pablo Chill-E y lo que representa lo cegó. Pero en ese escenario interpretaron varios de los más virtuosos músicos en sus instrumentos. Si él califica la monotonía como un defecto, tal vez conoce muy poco la obra de grandes compositores como Steve Reich o Phillip Glass, pioneros del minimalismo”.

Los que resisten la música urbana

Finalmente, lo cierto es que hoy la música urbana enfrenta la misma resistencia que en su momento vivieron fenómenos como el tango, el jazz o el rock and roll, que también surgieron de los bajos fondos y eran rechazados en sus inicios por el mainstream.

“Resisten quienes siguen viendo la cultura popular como algo menor, quienes no reconocen que detrás del género urbano hay realidades incómodas que se gritan, identidad de lugares y paisajes que no gustan al pensamiento dominante y memoria de los barrios y las poblaciones cuyos nombres nos acostumbramos a escuchar solo en crónicas policiales. También hay resistencia desde sectores que sienten que el trap desafía las normas, incomoda con su crudeza”, dice Ruiz.

Sin embargo, resalta que al mismo tiempo la música urbana ya es mainstream: llena estadios, lidera rankings, encabeza carteles de festivales y entra a la televisión abierta.

“Por más que duela, sus intérpretes son los héroes del hijo de un fanático rockero que, si no recuerda su propia rebeldía juvenil, solo terminará como otro frustrado más, así mismo como en su época de descubrimiento otros trataron de opacarlo a él. Lo interesante es que, aunque sea masiva, la escena urbana no ha perdido su raíz contestataria, su lenguaje ni su vínculo con la calle”, comenta.

Trinchera cultural

Ocampo además subraya que la música urbana es una trinchera cultural para una serie de oficios, disciplinas, y creativos que nacen desde la práctica artística, antes que desde la formación artística.

Es así para “todos aquellos jóvenes que ven en el arte, una forma de salir adelante, están resistiendo la cultura mérito, del crédito con aval del Estado, la de la violencia, la del narco, la de la precarización laboral, la del pituto, la del tío inversionista, entre otras labores y oficios que ponen en riesgo, no sólo la salud personal, sino que también el bienestar familiar”.

La música urbana en ese sentido como espacio laboral, resiste los mandatos morales de una sociedad que busca tener a los niños adolescentes y jóvenes disponibles para ser mano de obra barata que enriquezca a las clases más altas. La música urbana en ese sentido, resiste la hegemonía cultural de aquello neutral, de aquello que no molesta, de aquello que olvida, de aquello que tiene un buen pasar, de aquello que normaliza las atrocidades, así como los picos de alegrías que puede alcanzar a experimentar un joven, así como también los adultos de hoy que encuentran en esta expresión cultural, parte de su identidad, así como también parte de la historia de la ciudad que habitan”, concluye.

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