
No se olviden del libro
Cuidar el talento local es una inversión estratégica en cultura, innovación y educación, es decir, en el progreso de Chile.
Chile se encuentra inmerso en un debate crucial sobre su futuro. Las candidaturas presidenciales despliegan sus programas buscando principalmente soluciones para la reactivación económica y la seguridad pública. Estos dos asuntos tan cruciales también atraviesan problemáticas que afrontamos en el mundo del libro —pilar de la cultura y el conocimiento— que no debiera quedar fuera de la discusión.
La reactivación económica no es solo de las grandes empresas sino también de las industrias creativas.
La seguridad no es solo física sino también jurídica para que quienes producen o crean con su intelecto, para que tengan la certeza de que su trabajo será protegido.
Hoy, la digitalización facilita el traspaso ilegal de obras protegidas en PDF u otros formatos para que plataformas de comercio digital vendan ediciones ‘piratas’ o falsificadas de libros. Esto es una vulneración de derechos que implica que autores y autoras no reciban la pequeña y justa compensación que la ley les consagra por su trabajo.
La creación intelectual —fruto de tiempo, formación, talento y recursos— debe ser valorada y retribuida como cualquier trabajo lo merece. Las normas de derechos de autor existen en Chile y están refrendadas por tratados internacionales y por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Respetarlas es un compromiso con el estado de derecho y con una convivencia civilizada que valora la creatividad, de un país que cuida a sus narradores, ensayistas, poetas e investigadores.
Los beneficios de proteger estos derechos son tangibles y se alinean directamente con los objetivos de cualquier gobierno. Las industrias creativas tienen un peso creciente en el Producto Interno Bruto de los países, su actividad genera gran cantidad de empleos y contribuye al desarrollo. Una industria editorial fuerte que participe del ecosistema digital crea beneficios económicos, sociales y culturales para toda la sociedad.
Por ello, hacemos un llamado a quienes hoy compiten por conducir al país para que al nutrir sus programas de gobierno, no se olviden del libro. Para que incluyan propuestas claras que aseguren que el avance digital no signifique un retroceso en los derechos de quienes escriben y de las editoriales que materializan sus obras. Cuidar el talento local es una inversión estratégica en cultura, innovación y educación, es decir, en el progreso de Chile.
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