Publicidad
El «estado de reflexión»y la violencia antidemocrática Opinión

El «estado de reflexión»y la violencia antidemocrática

Alex Ibarra Peña
Por : Alex Ibarra Peña Doctor en Estudios Americanos.
Ver Más

Por mucho tiempo se denostaron las ideologías, hoy eso se ha debilitado, sin embargo las retóricas de ciertos sectores de la derecha siguen siendo peligrosas, sobre todo, en este caso, cuando se busca debilitar la democracia que pidió el pueblo soberano. Cualquier intento de boicot el proceso político que lidera la Convención Constitucional es un atentado democrático.


Gran parte de los representantes políticos de la derecha suelen recurrir a una retórica del terror. La falta de argumentos en la defensa de sus ideas frente al riesgo de perder la hegemonía del orden político heredero de la dictadura, puede ser fuente importante de su habitual falta de control.

En estos días, aparece con evidencia el boicot a la Convención Constitucional, esa alternativa que levantó el Congreso en los momentos en que la soberanía popular se manifestaba con clara insurgencia popular en el espacio público.

Sabemos que una bestia herida puede ser muy peligrosa, casi como los idólatras que ven que sus sistemas de valores no logran imponerse. Para varios herederos ideológicos de la dictadura este proceso que los enfrenta a la inversión de sus creencias autocomplacientes —quizá el acontecimiento de una transvaloración en sentido nietzscheano— los lleve a la pérdida del sentido, en cuanto los límites de su pensamiento son atravesados por esa pluralidad que no han sabido ver en el territorio.

Sus habituales formas de imposición de la voluntad oligárquica desde el engaño mediático que les permitía ufanar en torno al éxito democrático, se vienen disipando en el actuar de la convención constitucional. Por esta razón, ya comienzan a instalar la vía del boicot. Figuras muy sospechosas como Longueira, político con el que Lagos pactó la transición a favor del neoliberalismo, aparecen en estos días apostando a un rechazo del plebiscito de salida. En esta misma línea va, el minoritario bloque de derecha que al interior de la convención se declaró en «estado de reflexión». Pocas veces las reflexiones son indebidas, pero una forma indebida de reflexión es cuando se le presenta como una amenaza. Toda amenaza debe ser tomada en serio en cuanto a que representa un peligro.

Es muy peligroso para la democracia que una fuerza política comience, además de sus prácticas habituales, una retórica de la amenaza. Este es el tipo de actuación sociópata de quienes se creen que son los que ostentan el poder. Recordemos que esta fuerza política de la derecha tiene viejos aliados, algunos de éstos están al interior de la convención y varios de ellos saben usar la retórica y cuentan con el apoyo de los medios de comunicación convencionales en manos de los dueños del mercado.

Por mucho tiempo se denostaron las ideologías, hoy eso se ha debilitado, sin embargo, las retóricas siguen siendo peligrosas, sobre todo, en este caso, cuando buscan debilitar la radicalización de la democracia que pidió el pueblo soberano. Cualquier intento de boicot a este proceso político es un atentado democrático propio de las fuerzas políticas a las cuales les venimos disputando el poder. La responsabilidad ciudadana debe ser el motor para mantenernos alertas para la defensa de la construcción de una radicalización de la democracia. Este proceso de la convención constitucional, debe ser el marco de la democracia posible y por eso es relevante que no se imponga la voluntad de quienes defienden el poder de la oligarquía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias