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Las oportunas muertes de los hijos de Sadam Husein

La noticia fue celebrada -en Washington y Londres- como el mayor de los éxitos conseguidos en la post guerra en Irak. Sin embargo, la razón del jolgorio no es el derrumbe definitivo del régimen de Sadam Husein, como se ha planteado, sino el alivio momentáneo que trae la noticia, tanto a George Bush, acosado por el fraude del uranio nigeriano, como al primer ministro inglés que enfrenta una creciente oposición por la muerte del informante de la BBC, David Kelly.


Según informaciones de prensa, los dos hijos de Sadam Husein -Qusay, de 37 años, y Uday, de 39- murieron destrozados por los rockets disparados por militares estadounidenses contra una vivienda de la ciudad de Mosul. Pese a que los cuerpos quedaron destrozados y solo un examen de ADN podría confirmar si se trata efectivamente de los hijos del depuesto líder, el presidente Bush y el primer ministro Blair reaccionaron con júbilo ante esta buena nueva.



Y no es para menos. Ambos mandatarios enfrentan delicadas situaciones políticas derivadas de un foco común: la manipulación y falseamiento de las pruebas que esgrimieron para atacar Irak. El más comprometido, actualmente, es el primer ministro inglés quien enfrenta la oposición en su propio partido y un pedido de renuncia que se ha redoblado tras el "suicidio" del experto en armas David Kelly, acusado por el gobierno inglés del ser el informante de la BBC de Londres.



En tanto, la Casa Blanca ve decrecer el respaldo ciudadano al presidente George Bush, empujado a la baja por los malos resultados económicos que está obteniendo su administración en el plano interno, como por el escándalo del uranio nigeriano que se esgrimió para invadir Irak, la manipulación de la información durante el conflicto, además de las bajas que se producen diariamente entre las tropas que controlan el país árabe.



Según la información oficial, un informante iraquí, probablemente un pariente de Sadam, entregó la ubicación de los hermanos Husein al cuartel general de los estadounidenses en Mosul, cuidad ubicada en el norte de Irak.



Al saber el paradero de los números 2 y 3 de la lista del naipe de figuras más buscadas del derrocado régimen, una columna de 200 soldados estadounidenses rodeó la residencia del primo de Sadam, el jeque Nawaf Mohamed al-Zaydan, donde se encontraban ocultos Qusay y Uday.



Según el general norteamericano Ricardo Sánchez, los hijos de Sadam se negaron a rendirse. Ante lo cual se desató el bombardeo sobre la vivienda que duró seis horas, y que terminó con la vida de los hermanos y dos menores de edad.



La noticia de la muerte de los hijos de Sadam llegó en un buen momento para George Bush. Debido al creciente número de atentados contra las tropas estadounidenses en Irak, en donde perecen casi diariamente soldados norteamericanos. Bush necesitaba un éxito militar como éste para recuperar su imagen y posiciones de cara a la reelección.



El Presidente de Estados Unidos sostuvo que espera que la muerte de los hijos de Sadam ponga fin a la guerra de guerrillas que enfrentan sus hombres en Irak.



Futuro incierto



Ahmad Chalabi, presidente del Congreso Nacional Iraquí, también opina que los ataques contra las tropas estadounidenses disminuirán a partir de ahora, pero el experto de la Universidad de Nueva York en asuntos iraquíes, James Petras, piensa lo contrario.



Según Petras, la resistencia a la presencia de las tropas estadounidenses proviene de diversos sectores. Por ejemplo, de los cientos de miles de soldados iraquíes expulsados del ejército, que no reciben ni un centavo para su supervivencia. Las luchas internas entre grupos sunitas y chiítas son igualmente un foco de tensión. También ha surgido oposición a la presencia militar estadounidense entre numerosos grupos políticos y sociales iraquíes, incluso entre grupos y organizaciones sin identidad política definida.



La muerte de Uday y Qusay tuvo un efecto sicológico positivo en los mercados financieros y bursátiles de los EEUU.
Tras conocerse la noticia subieron las acciones en las Bolsas de Valores. En los días por venir habrá que ver si la muerte de los dos hermanos tendrá también influencia en la situación militar que vive Irak.



Y, lo más importante, Los aliados deben entregar rápidamente las pruebas que desvirtúen las dudas que comienzan a surgir en torno a este episodio. Seis horas para abatir a dos adultos y dos menores parece excesivo, sobre todo considerando el montaje del "rescate" de la soldado Jessica Lynch que solo tenía un propósito propagandístico en momentos que el respaldo a la política impulsada por la Casa Blanca decaía, al igual como que ocurre hoy.



Caso Kelly



El domingo pasado, el redactor jefe de la BBC, Richard Sambrook, reveló que David Kelly era la principal fuente de información. El antiguo inspector de armas de la ONU se desempeñaba como asesor del Ministerio de Defensa británico. Basándose en información que Kelly había filtrado a uno de sus periodistas, Andrew Gilligan, la BBC aseguró que el informe de los servicios de inteligencia británicos había sido manipulado por el Gobierno al sugerir que Irak sólo necesitaba 45 minutos para iniciar un ataque con armas químicas. Hasta el presente, la BBC siempre se había negado a revelar la identidad de su fuente. Al darse a conocer su muerte, el primer ministro británico, Tony Blair, ordenó una investigación independiente sobre las circunstancias.



El artículo de Gilligan suscitó una fuerte crisis entre la BBC y el Gobierno británico, la cual ha alcanzado un punto culminante con la muerte del científico, quien hace unos pocos días fue interrogado por el Comité de Exteriores del Parlamento británico. En aquella ocasión, Kelly negó haber filtrado información a la BBC, pues no reconoció sus declaraciones en el artículo. Tras el interrogatorio, los parlamentarios asumieron que el Ministerio de Defensa utilizaba a Kelly con el fin de proteger a un funcionario de más alto rango.



Ahora que se ha establecido que Kelly era la principal fuente de información, se pone en entredicho la reputación de la corporación pública de radio y televisión británica, en particular porque en el artículo se alude a un alto colaborador de los servicios de seguridad británicos y no a un científico del Ministerio de Defensa especializado en armas biológicas. La cadena británica es acusada de haber tergiversado la información suministrada por Kelly. Sin embargo, el periodista Gilligan, autor del artículo, rechaza toda imputación y asegura que no alteró la información y que citó correctamente a Kelly.



Cabe preguntarse si la BBC observó las normas periodísticas o modificó la información. Algunos expertos opinan que la BBC adaptó la información científica a la realidad política, y que Kelly se atemorizó al no reconocer sus palabras. Kelly no pudo soportar la presión del interrogatorio al que se le sometió ni las acusaciones emitidas por el Gobierno británico en su contra. La policía sospecha que el científico se suicidó, ya que su cadáver fue hallado en las inmediaciones de su casa con las venas cortadas.



La publicación del artículo de la BBC ha suscitado dudas sobre la legitimidad de la guerra contra Irak y sobre la veracidad de los informes sobre la amenaza de armas iraquíes de destrucción masiva. Sin embargo, ahora la cuestión de la culpabilidad afecta ante todo a la BBC. El viernes pasado, el primer ministro británico ordenó una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de Kelly, y sobre una posible manipulación de información por parte de la BBC o del Gobierno británico.



Con relación al conflicto con la BBC, la posición de Tony Blair empieza tambalear, y algunos miembros de la oposición y de su propio partido le han instado a dimitir. Sin embargo, Blair, quien se encontraba de visita en China cuando estalló el escándalo, se niega a renunciar, y asegura que asume toda responsabilidad en caso de que se demuestre que él o uno de los miembros de su Gobierno ha cometido algún error. Además, Blair aún defiende la decisión de invadir a Irak.



Es incierto que la verdad salga a relucir. ¿Ha sido legítima la decisión de desatar una guerra o se ha exagerado la amenaza de las armas iraquíes de destrucción masiva para justificar la campaña militar? ¿Tergiversó la BBC las declaraciones de Kelly o ha procedido la cadena adecuadamente en defensa de la democracia? ¿Acaso Kelly se ha llevado a la tumba la respuesta a estos interrogantes?



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