Opinión
Agencia Uno
La política, al estilo Jiles: “Te voy a hacer la vida imposible”
Pero más allá de la amenaza y el tono poco adecuado para una parlamentaria, de fondo, lo que Pamela Jiles ha notificado con eso de “Te haré la vida imposible” es que ella -¿ o el PDG?- seguirán siendo de oposición, en el escenario que salga JAK. Bueno y para que decir si sale Jara.
La verdad es que todos habríamos esperado, que, en las semanas posteriores a la elección de la primera vuelta, la temperatura alcanzada durante las campañas parlamentarias definitivamente hubiera descendido. Vanessa Kaiser, que promete ser más radical que su hermano, y ocupará un escaño de senadora por La Araucanía, hizo una delirante profecía al señalar que la izquierda les hará “un nuevo golpe de Estado” (¿?) en un eventual gobierno de Kast. La ex temporánea y peligrosa sentencia, se enmarca en las interpretaciones que la derecha extrema ha hecho de una parte del estallido -obviando la fase ciudadana que tuvo el movimiento, por supuesto-, intentando igualar la situación con lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973, el único Golpe de Estado ocurrido en este país en su historia. Solo para aclararle a la futura senadora, por definición, estos quiebres institucionales utilizan la coerción militar o policial para hacerse del poder.
Por otra parte, los parlamentarios electos del PDG, se dieron cuenta, que, sin pedirlo ni esperarlo, se convirtieron en el partido dirimente en la futura Cámara de Diputados. Por tanto, comenzaron desplegado una agenda plagada de polémicas y provocaciones hacia ambos lados, partiendo por el programa Bad Boys, la presencia en todos los matinales de Franco Parisi, entrevistas a su hermana electa Zandra Parisi, y por supuesto, el protagonismo de Pamela Jiles. Agenda que se fue desinflando con el correr de los días producto de las ambigüedades y contradicciones de los 14 diputados electos. Una señal de la suerte que podría correr la bancada del PDG, algo que ya vivieron en el periodo legislativo anterior cuando Franco termino por expulsar o enemistarse con todos sus diputados.
Lo que sí es claro es que el PDG será gravitante, al menos en la primera etapa del próximo parlamento. La configuración actual dejó al oficialismo con el 41% de los diputados -sumados los regionalistas verdes- v/s las derechas que llegaron al 48%. De ahí que el partido de Parisi puede cumplir con el rol de inclinar la balanza en algunos proyectos claves. Sin embargo, la primera valla será la configuración de la testera.
Con ese escenario, el Partido de la Gente debería aspirar a poner a uno de los suyos en la mesa directiva de la Cámara -¿Jiles?- , así como quedarse con la presidencia de las comisiones más apetecidas, lo cual le significará tomar posición por alguno de los dos bloques, marcando el camino de lo que serán sus futuras alianzas. En otras palabras, deberán optar por uno de los bandos el 11 de marzo, independiente de cómo se ordenen o desordenen después.
Otra cosa muy distinta es la definición que realizó la colectividad ayer domingo, en lo que calificaron como “democracia digital”. Parisi adelantó que esperaba que un 75% optara por votar nulo (el resultado oficial fue un 78%). Pero no hay que engañarse. Los dos millones y medio de personas que votó por el economista, no es vinculante con la opinión de sus parlamentarios y sus militantes (36.000 personas)
Sin embargo, las claves entregadas en los últimos días por ese partido apuntan más bien a mantenerse, por ahora, en la indefinición para la segunda vuelta. Incluso, y antes que la colectividad tome una decisión, algunos de sus parlamentarios electos ya han expresado públicamente que votaran por Kast o Jara, aunque la mayoría parece inclinarse por el nulo o en blanco. Sin duda, una apuesta riesgosa. El voto protesta, desencanto, o desinterés es difícil de capitalizar. En la primera vuelta hubo más de 500 mil nulos y blancos (3.74%). La única alternativa en que el conglomerado de Parisi pudiera intentar adjudicárselo sería que ese porcentaje estuviera alrededor del 20%. Y aunque así fuera, es un resultado que al PDG no le reporta nada. El relato “antisistema” es poco consistente cuando ya estás dentro del sistema y formas una pieza más en el juego político.
Pero vamos a la figura de quien parece será la figura del Partido de la Gente. Fue el propio Parisi quien levanto a la diputada como “la carta” para la elección parlamentaria, lo que fue complementado en estos días por la proclamación que la hermana del líder del PDG le hizo a Jiles. “Ella será nuestra reina”, sentenció. Es decir, la transformación de la abuela en reina. Un ascenso inesperado para la periodista que tiene un largo historial político, incluida su militancia en el Partido Comunista y luego el Humanista -además de apoyar al Frente Amplio en la elección de 2021 y Alejandro Navarro en 2009- para terminar como independiente. No cabe duda, a Pamela le cuesta mucho la disciplina partidaria.
Pero la verdad, es que Pamela Jiles ha logrado con los años construir un personaje político/mediático. De a poco fue migrando desde una visión radical de izquierda -en la dictadura fue muy jugada- hasta convertirse en la principal representante de la farándula política. Mediática, polémica, confrontacional y con un relato cada vez más cerca del populismo de derecha, la diputada se apropió del tema de los retiros, convirtiéndolo en el principal issue de su agenda política. Con una posición durísima contra Piñera, luego contra la izquierda, el sector del que se desprendió. También vendrían sus “planeos” por el hemiciclo luego de aprobarse el primer retiro o su dureza inusitada con Boric. La abuela logro perfilarse como una de las protagonistas de la política de los programas de la TV alternativa.
Y de pronto vino el maridaje con Franco Parisi, el matrimonio por conveniencia. Por supuesto, al comienzo descolocó a algunos de sus seguidores, los que recordaron que unos años antes, la diputada había presentado una iniciativa para prohibir que los “papitos corazón” -esos que no pagaban la pensión alimenticia a sus hijos- pudieran ingresar al Congreso. Pero como la memoria es frágil y en la política chilena no es un requisito la consistencia política, de pronto apareció como su nueva mano derecha. Un buen negocio para ambos. Ella necesitaba un partido para seguir en el parlamento hasta completar 12 años, y él una mujer mediática de su lado.
No cabe duda de que Franco y Pamela tienen carácter fuerte, y por tanto, deberán caminar por la cornisa de manera permanente. El economista no tolera la disidencia, como lo demostró con la expulsión de todos sus parlamentarios en el periodo anterior. Pamela Jiles, por su parte, tiene y tendrá siempre su propia agenda. No acepta órdenes de partido…ni de nadie. Es individualista, y no le importa diferenciarse del colectivo
Basta recordar que votó en contra de aumentar la PGU, contra la Reforma de pensiones y la eliminación del CAE, es decir, muy similar a los republicanos y el PNL. Tampoco tuvo problemas en poner sus manos al fuego por su nuevo socio, Parisi, al señalar que no creía en las denuncias de acoso sexual y no pago de pensión alimenticia de sus hijos, calificándolas de “antiguas polémicas”.
Los primeros signos de su autonomía ya quedaron arriba de la mesa en estas semanas, causando las primeras diferencias dentro del PDG. Jiles se adelantó a la posición que tomaría el partido indicando que votará nulo el 14 de diciembre -el presidente del PDG le enrostró su molestia-, criticando a Jara por “arrastrarse” pidiéndole votos a su nuevo socio. Sin embargo, fue más categórica con Kast, desplegando una amenaza que, sin duda marca un precedente del rol que quiere cumplir ella en lo personal, más allá del partido que la acogió en su nueva aventura política. “Le voy a hacer la vida imposible”, dijo.
Más allá de la opinión que un parlamentario tenga de alguien que puede ser presidente, lo esperable, la señal que un ciudadano común y corriente esperaría de un diputado es un tono, un lenguaje que esté a la altura de los políticos chilenos. Venimos de un periodo de campaña en que se exacerbó el lenguaje y las groserías, en que un asesor republicano tildó a todos los funcionarios públicos de “parásitos”, de Kaiser que trató a Jannette Jara de “Bachelet con esteroides” o de Quiroga que ironizó con la gente del PDG eran “flaites”. Por favor, que nuestros políticos prediquen con el ejemplo
Pero más allá de la amenaza y el tono poco adecuado para una parlamentaria, de fondo, lo que Pamela Jiles ha notificado con eso de “Te haré la vida imposible” es que ella -¿ o el PDG?- seguirán siendo de oposición, en el escenario que salga JAK. Bueno y para que decir si sale Jara.
Y claro, también habrá que ver cuanto tiempo pasará hasta que Parisi -que es una especie de presidente del directorio del PDG- intente alinearla con una posición que tome la colectividad o la llame al orden y se produzca un choque de titanes. Si no, pregúntenle a Gaspar Rivas que pese a ser vicepresidente de la Cámara por el PDG, fue expulsado por Franco cuando éste tomó una decisión que a él no le gustó.
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