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72 gramos: la trama del microtráfico de ketamina de Chile a Estados Unidos Investigación Skyline de Houston (BBC)

72 gramos: la trama del microtráfico de ketamina de Chile a Estados Unidos

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Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador.
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Tres colombianos terminaron condenados por el envío de ketamina a Houston, escondida en frascos de cosméticos. Uno de los sentenciados, conocido como “El Conde”, ya estaba cumpliendo una condena por tráfico de estupefacientes.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Chile enfrenta un aumento en el tráfico de drogas sintéticas como ketamina, fentanilo y MDMA, según alertó el Fiscal Nacional. Se han detectado envíos desde Santiago a EE.UU., algunos escondidos en cosméticos. Tres colombianos fueron condenados por microtráfico hacia Houston, liderados por un DJ apodado “El Conde”, reincidente en estos delitos. La DEA alertó sobre estas operaciones, que dejan altos márgenes de ganancia pese a su escala reducida.
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En medio de la reconfiguración del mundo del crimen organizado, uno de los fenómenos más llamativos ha sido la aparición de una serie de drogas sintéticas que están inundando los mercados, entre ellos Chile. De esta situación incluso dio cuenta el Fiscal Nacional, Ángel Valencia, en su reciente cuenta pública, el martes pasado.

En dicha cuenta pública, Valencia señaló que “durante el 2024 observamos un giro preocupante en las tendencias de tráfico, con un aumento sostenido en la circulación de drogas sintéticas, lo que plantea un desafío creciente para la salud pública, la seguridad y la persecución penal. Aunque esta es una tendencia global, su llegada a nuestro país requiere una reacción institucional decidida. Las drogas sintéticas son más difíciles de detectar y pueden provocar graves daños con dosis mínimas, lo que amplifica sus consecuencias y complejiza los métodos tradicionales de fiscalización”.

En efecto, cada día es más frecuente encontrar dosis de ketamina, fentanilo, MDMA (éxtasis) e incluso metanfetaminas en distintos operativos policiales, y de ello dan cuenta numerosas investigaciones que han culminado con importantes decomisos, como el efectuado por la Fiscalía de Antofagasta respecto de un laboratorio de metanfetaminas que era manejado por dos mexicanos del Cártel Jalisco Nueva Generación, o los sucesivos decomisos de ketamina realizados por la Fiscalía de Arica, internados a Chile por la organización colombiana “Los Costeños”. 

Sin embargo, existe también un incipiente tráfico de drogas sintéticas (muchas de ellas producidas en Perú o Chile) que a su vez son enviadas desde Santiago a Estados Unidos.

De hecho, en los últimos años quizá la mejor evidencia de ello es la acusación que pesa sobre uno de los máximos líderes del Tren de Aragua (TDA) en Chile, Larry Álvarez Núñez (actualmente detenido en Colombia), quien está imputado por numerosos delitos en Santiago, Los Vilos e Iquique. En esta última ciudad, de hecho, la acusación que recae en su contra es justamente el envío de varios kilos de ketamina a Estados Unidos, escondida en lámparas de iluminación de piscinas. Según estableció la Fiscalía, Álvarez mandó “agua” (como le dicen a esa droga al interior del TDA) hacia los estados de Florida y Nueva York.

Sin embargo, una reciente investigación efectuada por la Fiscalía Oriente Metropolitana, que culminó con la condena de tres ciudadanos colombianos, dejó al desnudo una modalidad distinta: microtráfico de drogas sintéticas desde Santiago hacia Houston, Texas, un mercado ilícito muy atractivo, dado que el área metropolitana de Houston-Fort Worth tiene 8 millones de habitantes, es decir, la misma población de Santiago. 

Se trataba de pequeños envíos disimulados en frascos de cosméticos, con una característica muy peculiar: cada frasco de ketamina en polvo que enviaban pesaba exactamente 72 gramos.

Puede parecer poco, pero como quedó en evidencia en la investigación, que se inició debido a una denuncia formulada por la DEA estadounidense al OS-7 de Carabineros, cada gramo valía 18 mil pesos chilenos. Por ende, cada frasco implicaba casi 1.3 millones de pesos y, como aparentemente se trataba de inofensivos polvos para maquillar, iban en cajas de 12 frascos. Por lo tanto, en cada envío iban 15.5 millones de pesos.

Y un detalle nada menor, que fue aportado por un capitán del OS-7 en el juicio en el cual terminaron condenados los integrantes del grupo: “El interés de la agencia (la DEA) era la problemática de la droga sintética y que desde Chile se identificara una estructura que realizara envíos a dicho país (EE.UU.)”.

¿Con fanta o sin fanta?

Por cierto, el valor aumentaba, dependiendo de si la droga era “cortada” con otros estupefacientes. Un agente encubierto de Carabineros, que entró en tratos con la organización colombiana, que solo operaba en la zona oriente de Santiago, organizó una compra de droga a los colombianos, uno de los cuales le preguntó por WhatsApp si la quería “con fanta o sin fanta”. Como comprobó la DEA, a partir de los envíos que esta interceptó en Texas, la “fanta” era en realidad MDMA, así como fentanilo, la droga sintética más peligrosa de la actualidad.

Gracias a la infiltración policial en la organización se efectuaron tres envíos hacia Estados Unidos, aunque una de las implicadas, una mujer llamada Karen Bejarano Machado (que no se trata de la figura televisiva, es un alcance de nombre), que era la encargada de mandar las encomiendas por medio de DHL, confesó por WhatsApp que “igual me da cosita”, en referencia a enviar drogas a EE.UU.

Seguramente recordando las extradiciones de narcos colombianos a ese país, agregó que “es fuerte eso”. Pese a ello, durante el juicio a que los tres fueron sometidos, su defensa aseguró que la mujer fue engañada, pues estaba convencida de que lo que enviaba hacia Houston eran efectivamente cajas con cosméticos. 

Quien se las entregaba era un DJ llamado Fabián Cortés Londoño, apodado “El Conde”, al cual dice que conoció en “parcelazos”, fiestas privadas que se realizan en parcelas arrendadas para tal efecto en las afueras de Santiago y que se hicieron conocidas debido a dos quíntuples homicidios cometidos por el Tren de Aragua en 2023 y 2024 en Batuco y Lampa. 

El tercer implicado en los hechos, que terminó detenido por el OS-7 de Carabineros, igual que Cortés y Bejarano, fue el también colombiano Carlos Obonaga Ramírez, quien recibió dinero de parte del agente encubierto para financiar la operación de drogas hacia EE.UU. 

Los montos

Y aunque las cifras en Chile parecen modestas, frente a los grandes envíos de droga que de tanto en tanto copan los titulares, como lo explicó el mismo oficial de Carabineros ante el Tercer Tribunal de Juicio Oral de Santiago, un kilo de ketamina en polvo en Estados Unidos puede valer entre 21 mil y 22 mil dólares. Por cierto, “cortando” la droga, incluso aumentando su volumen con químicos inocuos, como bicarbonato, su valor se puede duplicar en las calles.

Desde ese punto de vista, explica un agente antidrogas que trabaja de encubierto, “es un negocio mucho más seguro que el tráfico en grandes cantidades, y que puede tener también importantes márgenes de ganancia para los traficantes”. De hecho, los tres imputados en este caso terminaron siendo condenados como autores de tráfico de drogas en pequeñas cantidades (lo que implica penas menores que en tráfico “a secas”).

La mujer fue condenada a 3 años y un día, con el beneficio de la libertad vigilada intensiva. Obonaga, en tanto, recibió dos penas de 3 años y un día, tanto por el microtráfico como por la tenencia de un arma prohibida (una pistola de fogueo adaptada para disparar, que fue hallada en su departamento). A su vez, “El Conde” recibió una pena de 5 años que, al igual que Obonaga, deberá pagar con cárcel, pues en su caso esta no era su primera incursión en el tráfico de drogas sintéticas.

De hecho, en 2022 fue detenido por personal de la Brigada Antinarcóticos del aeropuerto Pudahuel, después que en una encomienda proveniente de Inglaterra se encontraran 1.5 kilos de MDMA que iban destinados a él y que fueron intermediados por dos chilenos. Cuando la PDI irrumpió en su departamento de calle Chiloé, encontró, además, 151 gramos de cocaína, 3.500 pastillas de MDMA, 49 gramos de marihuana y 42 frascos de fentanilo.

Por el volumen de estupefacientes fue acusado de tráfico de drogas y, en un procedimiento abreviado, donde aceptó su responsabilidad en los hechos, terminó condenado a 5 años de presidio, pero recibió el beneficio de la libertad vigilada.



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