Publicidad
La ciudad, las universidades y Valparaíso Opinión Archivo

La ciudad, las universidades y Valparaíso

Publicidad
Carlos Lara Aspeé
Por : Carlos Lara Aspeé Arquitecto, Dr. en Arquitectura, académico Universidad de Valparaíso.
Ver Más

Cuando las universidades dejan de ser islas y se convierten en puentes, en espacios vivos que dialogan con su entorno. Los ejemplos de Sevilla y Salamanca demuestran que una universidad no solo forma profesionales, sino también ciudades.


Las ciudades cambian. Se reinventan, se adaptan, se resisten y, en ocasiones, renacen con una nueva energía. Algunas de esas transformaciones ocurren de forma abrupta, impulsadas por grandes proyectos de infraestructura o revoluciones económicas. Pero otras, más sutiles, nacen del conocimiento, del intercambio de ideas y del movimiento constante de personas que llegan, se quedan y dejan su huella.

En estos procesos de transformación urbana, las universidades han sido protagonistas silenciosos, catalizadores de cambios que van mucho más allá de sus aulas y laboratorios. Son espacios donde la juventud y la experiencia se encuentran, donde las ideas se convierten en acción y donde la ciudad misma se convierte en parte del aprendizaje.

Las historias de Sevilla y Salamanca demuestran cómo las universidades pueden integrarse a la estructura urbana y convertirse en motores de renovación, revitalización y conexión con el pasado. Y hoy, Valparaíso, una ciudad vibrante pero marcada por desafíos de deterioro urbano, tiene la oportunidad de mirar hacia estos ejemplos.

Las universidades son, en esencia, mucho más que centros educativos. Son polos de atracción que dan vida a la ciudad en múltiples niveles, desde procesos de dinamización económica, dada la red de pequeños y medianos negocios que prosperan gracias al flujo constante de estudiantes, docentes y visitantes. Revitalización del espacio físico, una universidad que se expande hacia el tejido urbano genera cambios. Edificios patrimoniales abandonados pueden convertirse en bibliotecas, auditorios o centros de investigación.

Zonas degradadas pueden ser rescatadas a través de programas de intervención urbana liderados por estudiantes y académicos. Cultura e identidad, cada universidad imprime su sello en la ciudad que la alberga. Festivales culturales, debates abiertos al público, actividades comunitarias y espacios de aprendizaje accesibles a todos, ayudan a consolidar una identidad única. La universidad deja de ser un ente aislado y se convierte en un actor vivo dentro de la ciudad.

A medida que uno camina por las calles del casco antiguo de Sevilla, es difícil decir dónde termina la ciudad y dónde empieza la universidad. La Universidad de Sevilla no está encerrada en un campus lejano; su presencia está dispersa entre antiguos palacios, calles estrechas y plazas llenas de historia.

Uno de los ejemplos más claros de esta integración es el edificio de la Real Fábrica de Tabacos, hoy convertido en sede principal de la universidad. La restauración de este edificio histórico y su adaptación como espacio académico han permitido que el conocimiento y la tradición convivan bajo un mismo techo. Además, Sevilla ha apostado por iniciativas que vinculan a la universidad con el tejido empresarial y el turismo, impulsando un desarrollo equilibrado entre lo académico y lo económico.

Si hay una ciudad en España donde la universidad es más que un centro de enseñanza, es Salamanca. Desde hace más de ochocientos años, su universidad ha sido el alma de la ciudad. Aquí, el saber no es solo un intercambio entre estudiantes y profesores; es una fuerza que moldea el desarrollo urbano. El turismo académico es una pieza clave de la economía local.

La Universidad de Salamanca es una referencia mundial, atrayendo a miles de visitantes que quieren conocer su historia, recorrer sus patios y maravillarse con la arquitectura centenaria. Al mismo tiempo, la oferta cultural y la vida estudiantil han convertido a la ciudad en un lugar vibrante, lleno de oportunidades para quienes llegan y quieren quedarse.

Valparaíso es una ciudad que respira historia, pero también desafíos. Sus cerros han sido testigos de una época dorada, pero en las últimas décadas, han visto cómo algunos de sus sectores han caído en el abandono. Sin embargo, las ciudades no mueren, solo esperan su momento para renacer. La Universidad de Valparaíso tiene en sus manos la posibilidad de encender esa chispa, de convertirse en un eje de transformación y recuperación.

Las lecciones de Sevilla y Salamanca ofrecen inspiración para imaginar estrategias aplicables a Valparaíso, como la rehabilitación del patrimonio, por medio de un rescate del patrimonio arquitectónico a través de la universidad que podría ayudar a devolver vida a barrios emblemáticos. Innovación y emprendimiento: la investigación universitaria podría convertirse en un motor para nuevos negocios y emprendimientos locales, generando una economía más dinámica y sostenible. Cultura accesible: la Universidad de Valparaíso avanza en su rol como actor clave en la oferta cultural de la ciudad, promoviendo eventos abiertos al público y fortaleciendo la conexión entre la comunidad y el mundo académico.

Las ciudades se transforman cuando el conocimiento se pone en acción. Cuando las universidades dejan de ser islas y se convierten en puentes, en espacios vivos que dialogan con su entorno. Los ejemplos de Sevilla y Salamanca demuestran que una universidad no solo forma profesionales, sino también ciudades. Que el aprendizaje no termina en el aula, sino que pueden moldear calles, barrios y comunidades. Valparaíso tiene la oportunidad de tomar ese camino.

Las universidades de Valparaíso pueden ser el motor de una ciudad en busca de renovación y, seguramente, hoy lo vemos como algo lejano y quizás sobrehumano; pero en su texto “El verano”, Albert Camus dice: “Es claro que se trata de una tarea sobrehumana. Pero llamamos sobrehumanas a las tareas que los hombres tardan mucho tiempo en realizar, eso es todo”. Quizás, dentro de unos años, alguien en otra parte del mundo escriba sobre cómo unas universidades chilenas ayudaron a transformar su ciudad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad