
¿Fuerzas Armadas de Chile en riesgo?
Esta vez tuvimos suerte, ya que el Ejército detectó el problema, pero les aseguro de que los criminales van a buscar eliminar esa capacidad de detección o de contrainteligencia.
Hay preocupación en la opinión pública y en los medios de prensa por algunos recientes incidentes de robo de armamento y de personal militar que habrían estado involucrados en actividades narco criminales. Obviamente, el tema es muy alta prioridad para el comandante en jefe del Ejército de Chile, la ministra de Defensa Nacional y para los mandos de las instituciones armadas.
Es correcto que así sea, pues el tema es importante y no hay que bajarle la relevancia, pero dicho eso, y para que seamos claros, el más importante, la participación de aproximadamente 6 o 7 efectivos del Ejército en acciones delictivas, fue algo que la misma institución reportó y que detectó a través de los mecanismos que tiene para estos fines, que son los mismos que actúan para fines de contrainteligencia. Después de ser detectado, fue reportado al Ministerio Publico, y los culpables detenidos.
También preocupa un reciente robo de armamento en el Regimiento Maipo, que se suma a uno que afectó hace un tiempo a la Infantería de Marina. Estos incidentes nos debieran preocupar por las siguientes razones:
- Una cosa es que antes se hayan dado en Carabineros de Chile y la PDI, pero otra es que suceda en instituciones de la Defensa Nacional, las cuales tienen a cargo la defensa de la soberanía y el territorio nacional, pero también disponen de sistemas de armas y capacidades que superan por largo las de las policías, y que en manos criminales podrían implicar cambios en la realidad que vivimos, una en que ellos comienzan a mandar y establecer un estado de derecho en donde establecen lo que es correcto y no el Estado de Chile o sus autoridades electas.
- Indican un aumento de la penetración de crimen organizados en las estructuras de las instituciones fundamentales del país, más allá de las que la lógica del modelo de negocios del crimen organizado podría hacer pensar, las que normalmente se enfocan en aquellos que les facilitan o bien impide realizar su actividad económica ilegal. Esto nos pone cercanos a la realidad de México, una de la que nos viene hablando Douglas Farah y Pablo Zeballos, y que no queremos reconocer.
¿Qué hacemos ante esta realidad que se nos ha develado?
- Lo primero es reforzar las capacidades de contrainteligencia de las fuerzas armadas, y junto con ellos, las equivalentes de las policías.
- Lo segundo, no perder ni un minuto más en el desarrollo de las capacidades de inteligencia, que incluye no solo sacar la nueva ley que está en discusión en el Congreso, sino también aumentar la dotación y roles de la ANI, incluyendo no solo operaciones de campo, sino también tecnológicas y de análisis.
- Lo tercero es revisar los procesos de selección de suboficiales y conscriptos del Ejército, y sus equivalentes en las otras instituciones, buscando disminuir la probabilidad de estar contratando personas inadecuadas.
- Lo cuarto, implementar procesos permanentes de capacitación a los que trabajan en las instituciones sobre los riesgos de los tiempos actuales, lo que debe estar acompañado de una revisión de sus condiciones de vida, salariales, familiares, y de todo lo que pueda hacer que personal militar esté en una posición de debilidad y, por ende, de caer en manos de las redes criminales.
- Lo quinto, revisar de inmediato las otras instituciones militares y policiales, de modo de asegurarse de que situaciones similares no se vayan a producir fuera del Ejército, como también para buscar mejores prácticas si las hay. Aquí no solo estamos hablando de los que regularmente enfrentan criminales, sino de algo que es peor: la búsqueda del crimen organizado de capacidades que son propias del estado, del monopolio de la fuerza, del uso de armamento de guerra, de capacidades y entrenamiento que solo tienen los militares y policías.
- Finalmente, ver que se hace fuera de Chile y aplicar la experiencia comparada.
Las fuerzas armadas ya están presionadas en sus presupuestos operativos y en las condiciones de trabajo de su gente. No vaya a ser que lo primero comience a generar condiciones para que sean penetradas por organizaciones criminales que buscan tener las capacidades que las fuerzas armadas solamente tienen, o bien de personal altamente entrenado y capacitado, necesario para la expansión de sus operaciones y de las actividades que realizan.
Espero que el Ministerio de Defensa Nacional entienda bien la gravedad del problema y actúe rápidamente, apoyando a los comandantes en jefe no solo en lo inmediato, pero también en la búsqueda de soluciones de fondo que eviten su ocurrencia y o las condiciones que generan las situaciones de riesgo. Esta vez tuvimos suerte, ya que el Ejército detectó el problema, pero les aseguro de que los criminales van a buscar eliminar esa capacidad de detección o de contrainteligencia.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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