
Las acciones parecen estar en las últimas etapas de un mercado alcista
No solo el mercado de renta variable podría capturar parte de este dinero en busca de retornos más altos. También ciertos segmentos en renta fija podrían salir ganadores.
Un sólido comienzo de año, impulsado por el optimismo en torno a la nueva administración estadounidense, dio paso rápidamente a una creciente preocupación por la incertidumbre política y su lastre para el crecimiento. Los riesgos de recesión aumentaron a medida que los indicadores adelantados se debilitaban, culminando en una fuerte caída en abril tras el anuncio de aranceles recíprocos. Desde entonces, la disminución de las tensiones comerciales y la notable resiliencia de los datos económicos han permitido que la renta variable protagonice una impresionante recuperación, situando los principales índices cerca de máximos históricos a mediados de año. En este contexto, los mercados de renta variable ya no pueden considerarse baratos, pero el sentimiento y el posicionamiento distan mucho de ser eufóricos.
Si bien observamos indicios de exuberancia, como el aumento de la actividad especulativa, la historia demuestra que estos no son indicadores fiables de tiempo y que la renta variable aún puede generar rentabilidades superiores a la media durante los siguientes 12 meses. Nuestro mensaje es claro: mantener la inversión, pero diversificarse internacionalmente.
De hecho, el repunte actual refleja la historia de dos mundos. En Estados Unidos, el liderazgo del mercado aún se concentra en un puñado de empresas de crecimiento de calidad con un sólido impulso de ganancias, principalmente en el sector de la inteligencia artificial. En cambio, el impulso en Europa se ha orientado decisivamente hacia el valor y los sectores cíclicos con orientación nacional, que se benefician de las mejores perspectivas de crecimiento local y son menos propensos a las dificultades arancelarias y cambiarias.
Respecto a acciones estadounidenses, seguimos favoreciendo franquicias únicas en el sector de tecnología de la información. Dentro de la renta variable europea, priorizamos Alemania, el sector financiero, el industrial y las empresas de mediana capitalización. Mirando hacia el este, también vemos oportunidades en Japón, China e India, que ofrecen importantes ventajas de diversificación.
Reconocer estas dinámicas de liderazgo y adaptar las asignaciones regionales en consecuencia puede ser clave para mejorar la rentabilidad y, al mismo tiempo, gestionar los riesgos en un entorno de renta variable que sigue siendo tardío, pero aún gratificante.
Es importante resaltar que en el primer trimestre de 2025, los hogares estadounidenses poseían casi 20 billones de dólares en activos similares al efectivo, un 30% por arriba de la tendencia prepandemia. De cara al futuro, es probable que esta situación cambie. Si bien el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a tres meses se mantiene por encima del 4%, la rentabilidad en efectivo de dicha inversión será apenas positiva después de impuestos e inflación, lo que presionará a los inversores a trasladar su capital a otras posiciones. Esto será aún más importante en un contexto de tasas a la baja.
No solo el mercado de renta variable podría capturar parte de este dinero en busca de retornos más altos. También ciertos segmentos en renta fija podrían salir ganadores. Bonos corporativos, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes, siguen ofreciendo atractivas propuestas de valor. Las perspectivas de impago son favorables y la calidad crediticia parece estructuralmente mejor, mientras que el contexto técnico es favorable.
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