
Probidad: el desafío electoral presidencial en época electoral
Construir un pacto que contribuya a un mejor Estado requiere que hagamos una campaña por la probidad, en que miremos los desafíos del país desde la integridad y la transparencia, en donde el centro sean las personas y donde nunca olvidemos que los valores en común son los que nos guían en construir.
Los periodos de campaña electoral son un momento ritual para las democracias, en donde los distintos sectores políticos sacan a relucir sus propuestas de cambio para el país (o, al menos, eso esperamos). Los candidatos destacan sus mejores cualidades para convencer a los votantes de que representan la mejorar alternativa para conducir los destinos del país, pero también aparecen las descalificaciones, las mentiras y las acusaciones cruzadas de irregularidades.
Lo que muchos buscamos en las campañas son las propuestas estructurales con las que los candidatos buscan cambiar el rumbo del país y mejorar la calidad de vida de las personas que habitan el territorio nacional y que hoy echamos de menos. Pero, por sobre todo, los valores y principios que los inspiran para hacer de Chile un mejor país.
Y es que los últimos años han estado marcados por diversos escándalos de corrupción que han tenido efectos nocivos en la política, en las personas y, especialmente, en la esperanza de que la democracia puede ofrecer soluciones realistas y efectivas a los problemas cotidianos de las personas.
Desde los casos de financiamiento ilegal de la política en 2016 hasta las secuelas que dejaron los casos de transferencias a instituciones sin fines de lucro que conocimos a partir del caso Democracia Viva, a las personas nos cuesta aún más creen en las buenas intenciones de quienes buscan ejercer el máximo cargo nacional.
Pero ¿cómo se puede avanzar en seguridad, salud, educación o vivienda sin cuidar los recursos públicos y los intereses de todas las personas? Siendo franco, no existe modelo en el mundo que sea capaz de privilegiar los intereses de las personas, cuando no contamos con sistemas que se sostengan sobre pilares de transparencia, probidad, participación y mecanismos de deliberación abierta.
Si queremos avanzar hacia un Estado moderno, una política responsable y una sociedad que se haga parte de la construcción de las soluciones a los problemas públicos, debemos comenzar por volver a poner los valores y principios en el centro, como motor de la acción colectiva. Lo que se logra escuchándonos, estando abiertos a comprender argumentos disidentes y a comprometernos en promover los mínimos que nos unen.
Construir un pacto que contribuya a un mejor Estado requiere que hagamos una campaña por la probidad, en la que miremos los desafíos del país desde la integridad y la transparencia, en donde el centro sean las personas y donde nunca olvidemos que los valores en común son los que nos guían en construir un Chile justo.
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