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Sin verdad para la niñez, no hay derechos humanos completos Opinión

Sin verdad para la niñez, no hay derechos humanos completos

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Soledad Larraín
Por : Soledad Larraín Presidenta de la Comisión Verdad y Niñez
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Hoy honramos las vidas de todas las personas víctimas de violaciones a los derechos humanos, en toda su diversidad.


Hoy, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, reafirmamos un principio que guía nuestro trabajo: la dignidad y los derechos de todas las personas —y especialmente de niñas, niños y adolescentes— deben ser garantizados sin excepciones y sin demora. No puede haber desarrollo pleno ni democracia robusta si la infancia continúa siendo la parte más invisible y desprotegida de la sociedad.

Hace exactamente un año, el 10 de diciembre de 2024, el presidente de la República anunció la creación de la Comisión Verdad y Niñez, instancia que comenzó formalmente su funcionamiento a fines de febrero. Este paso no fue solo un anuncio: fue un gesto del Estado que respondió al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y al reconocimiento de una deuda histórica con quienes crecieron bajo la custodia del Sename y en sistemas de cuidados alternativos privados desde 1979.

La Comisión nace para escuchar, reconocer y esclarecer violaciones a derechos humanos cometidas en contextos donde el Estado debía proteger. Se trata de hechos que marcaron profundamente la vida de miles de personas, y cuya gravedad exige un compromiso ético y político sostenido independiente del gobierno en ejercicio: lo ocurrido debe ser dicho, escuchado y comprendido para transformar el presente y garantizar un futuro distinto.

En este día, es necesario recordar algo que Chile como país aún no termina de asumir: las violaciones a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes no ocurrieron solo durante la dictadura. También ocurrieron en democracia, en residencias del Sename, en centros de justicia juvenil, en hogares privados, colaboradores y en otros espacios donde el cuidado debió ser prioridad. Muchas de estas violaciones a derechos fueron documentadas durante décadas y persisten hasta hoy, como lo ha advertido la Defensoría de la Niñez.

Por eso, el trabajo de la Comisión Verdad y Niñez pone en el centro el derecho de las personas víctimas y sobrevivientes a entregar su testimonio en condiciones de dignidad, resguardo y respeto, ya sea de manera presencial, virtual o por escrito. 

Hoy honramos las vidas de todas las personas víctimas de violaciones a los derechos humanos, en toda su diversidad. Honramos a quienes han sobrevivido a violencias institucionales, a quienes ya han entregado su testimonio, a quienes aún dudan o esperan las condiciones para hacerlo, y a quienes nunca tuvieron la oportunidad de ser escuchados.

Su verdad no es solo necesaria, es también un imperativo ético y un deber democrático.
Reconocerla es el primer paso para construir un país capaz de reparar, aprender y asegurar —con hechos y no solo con palabras— la garantía de derechos para niñas, niñas y adolescentes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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