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La “emergencia económica” también es emergencia comercial Opinión

La “emergencia económica” también es emergencia comercial

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Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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Pasadas las urgencias de estas elecciones, me atrevo a sugerir que los equipos que se están formando, deberían “meterle el diente” a esta importante emergencia.


Hoy, nuestro comercio exterior depende de sólo un puñado de productos y mercados. Ahí, no creo que haya sorpresas. Pero ¿sorprendería saber que, en las últimas décadas, esta tendencia ha venido en aumento y -en mi opinión- con la “complicidad’ de las últimas administraciones? Así es, a pesar de que algunas administraciones nos propusieran en sus programas de gobierno objetivos para escapar de la “adicción” al comercio utilitario y de la exportación de materias primas y recursos naturales de escaso valor agregado. Los objetivos no se han cumplido y hoy -creo- esta situación alcanza niveles de emergencia, una “emergencia económica” que fue ignorada en la reciente campaña electoral. Espero poder mostrar la gravedad de esta “emergencia”. También, espero que el presidente electo no la deje escapar. 

En la actualidad, casi el 52% de nuestras exportaciones (promedio 2020 -2024) comprenden sólo cobre (casi exclusivamente, cobre refinado y cátodos de cobre, HS74) y minerales, principalmente, mineral de cobre (HS26). Si agregamos frutas (HS08), alimentos del mar (principalmente, salmón y truchas, HS03) y productos químicos inorgánicos (HS28, en particular litio), la cifra se eleva al 73%, con estos envíos concentrados en solo 5 mercados: China, Estados Unidos, Japón, Corea y Brasil. Para muchos, sin duda, no será sorpresa que China se quede con la “parte del león (37%). 

No obstante, resulta incomprensible la cantidad de recursos invertidos por el Estados y los esfuerzos desplegados por las últimas administraciones, para seguir profundizando los vínculos comerciales con Asia, ignorando los desafíos y desconociendo oportunidades existentes en otras regiones. La relación con los principales mercados de Asia sólo profundiza y consolida nuestra posición como productores y exportadores de recursos naturales y materias primas, con bajo o escaso valor agregado ¿No es eso lo que les interesa a los “gobiernos” de Asia? Las cifras no engañan, y aun cuando existan variaciones de país en país, en las últimas décadas, nuestras exportaciones a Asia han crecido más rápidamente que a otras regiones, acentuando su concentración en ese continente y profundizando la dependencia en muy pocos productos, de casi nulo valor agregado. Y, como lo señalara arriba, con la activa complicidad de las últimas administraciones. Tenemos hasta un Embajador Plenipotenciario para ello ¿Qué nos ocurre? Ya ni siquiera se puede decir que hemos estado ausentes en este proceso. Todo lo contrario. Hemos impulsado esta relación “tóxica” y “adictiva”. Muy “tóxica” porque erosiona las bases de nuestra economía y dificulta la diversificación de nuestra matriz productiva. Y “adictiva”, porque a pesar de sostener que pretendemos la diversificación de nuestra economía y comercio, terminamos haciendo exactamente lo opuesto. De hecho, creo que hemos buscado activamente acentuar la relación ¿No es ésta una “adicción” al comercio con AsiaY, lo reitero, los “resultados” no mienten. Lo estamos logrando.

Ya señalamos arriba la alta concentración de nuestras exportaciones totales en pocos productos y menos mercados, pero la concentración varía de nivel en las diferentes regiones del globo. Ciertamente es muy alta en Asia y en aumento, a diferencia de lo que ocurre en la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá y América Latina. En Asia, incluyendo Asia Menor, Sudeste Asiático y Asia Central solo 3 productos de escaso o bajo valor agregadocobre refinado y cátodos de cobre (HS74), mineral de cobre (HS26) y litio (HS28)- representan casi el 79% de las exportaciones totales a ese continente, y creciendo. Más importante, en la actualidad (promedio 2020 – 2024), un grupo de solo diez productos contribuye con el 97% del total exportado a Asia. El grupo, además de los productos ya mencionados, incluye, en orden decreciente de importancia, frutas (HS08); pulpa de madera (HS47), alimentos del mar (HS03, salmón y truchas); carnes (HS02); maderas (HS44), bebidas (HS22, incluyendo vinos) y residuos de la industria de alimentos (HS23). Con la sola excepción de los vinos, todos son productos de bajo o escaso valor agregado y -para mucho- poco representativos de la tradicional industria de manufacturas.

Es aún más preocupante la concentración que alcanzan nuestras exportaciones en solo 3 mercados de esa región: China, Japón y Corea del Sur. Estos tres países representan más de la mitad del total que exportamos al mundo (51%), alcanzando una participación significativamente mayor en el total de las exportaciones a Asia (90%) Nos obstante, en mi opinión, la vulnerabilidad de la relación comercial que hemos establecido con Asia alcanza niveles críticos cuando la observamos a nivel de cada país. Así, solo tres (3) productos (mineral de cobre, cobre y litio) elevan la concentración de los envíos a China, Japón y Corea, respectivamente, al 83%, 82% y 84%. En Japón, los salmones reemplazaron las exportaciones de cobre. Aprovecho la oportunidad de disculparme con posibles lectores de la Columna por tener que “sufrir” tantas cifras, pero -creo- la gravedad y complejidad de la situación amerita este respaldo estadístico. 

Ya destacamos que el “perfil” de nuestras exportaciones es muy diferente en las varias regiones y países del globo. Contrariamente a lo que ocurre con nuestras exportaciones a Asia, en el intercambio comercial con Europa, Norteamérica y América Latina -en especial, en la última- se “abren” y/oaparecen nichos” que permiten las exportaciones de manufacturas, incentivando y facilitando el cambio de nuestra matriz económica, la que necesita de estos nichos para su desarrollo futuro. Así, en este hemisferio destaca la menor y decreciente participación relativa de exportaciones de productos de bajo o escaso valor agregado. En algunos casos, esta participación es considerablemente más baja. En síntesis, en los países del hemisferio occidental “surgen” oportunidades que permiten competir en nuevos nichos de mercado que no existen o no hemos sabido identificar y/o podido penetrar, en países de Asia 

¿Podremos hacerlo exitosamente en nuestro vecindario? Está por verse, pero, un examen relativamente detallado de nuestro comercio global, a nivel de productos a 2 y 4 dígitos del Sistema Harmonizado, ya nos facilita identificar regiones y países en que sí existen nichos de mercado y oportunidades –por cierto, hoy ausentes en Asia- que nos permitirían avanzar en la diversificación de exportaciones. El “perfil exportador” que emerge de este examen -comparado con el perfil del comercio con Asia- es el de un comercio mayormente diversificado, especialmente en Latinoamérica, que incluye manufacturas y productos que incorporan valor y que, eventualmente, podrían estimular el desarrollo de nuevas áreas de nuestra economía.

Los resultados de este breve estudio confirman que los países de Latinoamérica y el Caribe son los que nos ofrecen mejores oportunidades para consolidar un perfil exportador diversificado. En América Latina, los mismos recursos naturales y minerales de escaso valor agregado que enviamos a Asia, alcanzan una participación de solo 47%, muy por debajo del 97% de nuestras exportaciones a Asia. A nivel de países las cifras son muy dispares, pero también, todas por debajo de los niveles alcanzados en Asia, como, por ejemplo, en Argentina (32%), Brasil (73%), Colombia (40%), México (56%) y Perú (18%), nuestros principales mercados vecinos. En total contraste con Asia, hoy estamos en condiciones de producir y exportar a nuestra región maquinarias; motores; embarcaciones; electrodomésticos; maderas procesadas, incluyendo muebles; productos agrícolas y alimentos procesados; equipos pesados; motores eléctricos; papel y artículos de papel, plásticos y artículos de plásticos, así como equipos y sus repuestos, para el transporte aéreo, entre varios productos, hoy prácticamente ausentes en las exportaciones a Asia.   

Por otro lado, los números y resultados que nos entrega este examen de nuestras exportaciones a los países avanzados del hemisferio occidental son menos “prometedorasque las de América Latina los Estados Unidos (72%); Canadá (74%), UE – 27 (82%); U. K. (64%)- pero por debajo del alto nivel de participación que han alcanzado los minerales y recursos naturales, en los envíos a Asia. Más importante, a diferencia de lo que ocurre en Asia, donde estas cifras aumentan, en el hemisferio occidental “van a la baja”.

Pasadas las urgencias de estas elecciones, me atrevo a sugerir que los equipos que se están formando, deberían “meterle el diente” a esta importante emergencia. El “Gobierno de Emergencia”, por muy de emergencia que sea, deberá preocuparse de las relaciones internacionales, incluyendo ambas, políticas y económicas. ¿No viajó a la Argentina el presidente electo a reunirse con Milei? Excelente, más adelante debería considerar también, sostener las mismas reuniones con otros mandatarios de la región.  

Y, para concluir, debo aclarar, que NO estoy sugiriendo suspender o terminar nuestro comercio con Asia, ciertamente lo necesitamos. Solo estoy pidiendo prioridades y objetivos claros que nos permitan salir de la espiral viciosa” del comercio con Asia que -hoy- nos hace tanto daño: comercio fácil que nos trae dólares que necesitamos, pero que nos hace progresivamente más dependientes de esos mercados y de solo un puñado de productos. Transformemos esta espiral viciosa en una virtuosa. Las emergencias programáticas no deberían ser excusa para no tener una política comercial equilibrada, que nos permita exportar e importar exitosamente, sin dañar los fundamentos de nuestra economía y, al mismo tiempo, trabajar nuestros recursos naturales de manera sustentable. Podemos empezar pidiéndole a PROCHILE preocuparse más del resto del mundo y menos de Asia. Luego, por favor, no sigamos “prestándole ropa” al Embajador Plenipotenciario en Asia; y no más Visitas de Estado suntuosas a Asia, en especial a China. Con el dinero ahorrado, podremos inaugurar nuevas representaciones de Chile en Europa, Norteamérica, y, sobre todo, en América Latina, estrechando lazos en estas regiones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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