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Elecciones 2025
Las matemáticas derrotan a Jara en segunda vuelta PAÍS

Las matemáticas derrotan a Jara en segunda vuelta

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Andrés Cárdenas Guzmán
Por : Andrés Cárdenas Guzmán Periodista El Mostrador
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Con el mapa electoral casi cerrado, el escenario queda cuesta arriba para la candidata oficialista: la derecha ya reúne un caudal suficiente para imponerse en la segunda vuelta, mientras los apoyos potenciales de centro se vuelven insuficientes para revertir la tendencia.


A estas alturas no se trata de proyecciones ni de intuiciones: son los números los que dictan el guion. Con el 97,91% de las mesas escrutadas, hasta el cierre de esta edición, el mapa presidencial quedó prácticamente sellado. Jeannette Jara marca 26,83%, José Antonio Kast 23,96%, Franco Parisi 19,65%, Johannes Kaiser 13,93%, Evelyn Matthei 12,51%, Marco Enríquez-Ominami 1,19%, Harold Mayne-Nicholls 1,26% y Eduardo Artés apenas 0,66%.

Y aquí viene lo decisivo: la suma de Kast, Kaiser y Matthei ya supera holgadamente a Jara. Tanto Kaiser como Matthei reconocieron el triunfo de Kast minutos después de conocerse los resultados y llamaron a votar por él en segunda vuelta. Es decir, el bloque de derecha ya está alineado –y sumado– sin necesidad de negociaciones públicas ni suspenso.

Según el análisis del sociólogo Pedro Güell, lo que está ocurriendo es simple: la elección prácticamente terminó el mismo día de la primera vuelta. No porque esté decidido formalmente, sino porque la matemática dejó a Jara sin camino para remontar. “Lo clave ahora es entender que hubo un resultado que probablemente se va a proyectar sobre la segunda vuelta, que la derecha va a tener una suma de votos bastante amplia”, comentó a El Mostrador el académico de la Universidad Austral de Chile y asesor clave del Gobierno de Michelle Bachelet.

El ejercicio es simple.

  • Kast+Kaiser+Matthei=50,4%.
  • Jara+Parisi=46,48%.

Por supuesto, lo anterior implica asumir eso asumiendo un escenario “megaoptimista” para la candidata del oficialismo: que Parisi y su electorado se fueran completos con ella, algo que –históricamente y por el propio discurso de Parisi– no se ve probable. Lo más realista es que ese voto se reparta, se disperse o incluso se desmovilice.

En números simples: incluso si Jara lograra un milagro político y capturara el 100% de los votos del PDG, igual perdería.

El diagnóstico de Güell es duro: la izquierda entró a la segunda vuelta con una combinación mortal de factores –bajo rendimiento propio, fragmentación y poca capacidad de crecer más allá de su base dura–, mientras que la derecha llegó con tres candidatos fuertes, competitivos y capaces de trasladar votos entre sí sin fisuras profundas.

“Las tensiones dentro de la coalición oficialista se van a enfrentar en las semanas que vienen. Esto no es necesariamente malo. Tenemos que reconocer esas tensiones y procesarlas. Sería absurdo que, solo porque tenemos un adversario poderoso, tengamos que unirnos por esa razón. Estamos desafiados, tenemos una gran tarea”, sentenció Pedro Güell, considerado el “orejero” de Bachelet.

Y la gran tarea, según el académico, es primero “hacer una revisión crítica, pero más allá de pensar cómo ser oposición, la pregunta es cómo volvemos a formular un proyecto de desarrollo capaz de interpretar de manera adecuada y atractiva las demandas ciudadanas”.

En ese sentido, agrega: “Lo que viene no es solo un trabajo de oposición leal y democrática, sino también un trabajo de reflexión y restauración, y especialmente de reconexión con nuestras bases sociales históricas y con las nuevas bases que podamos construir”.

La foto completa es aún más apretada para Jara cuando se analiza el comportamiento histórico del votante de Kaiser y Matthei, que coincide en más de un 80% con Kast en segunda vuelta. Y ahora, con ambos llamando a apoyarlo, esa transferencia se ve más ordenada que nunca.

A la candidatura oficialista solo le queda intentar ampliar su electorado con discursos hacia el centro y con llamados a la moderación. Ya lanzó guiños a las propuestas de otros candidatos en su discurso de anoche, pero la magnitud del desafío es casi aritmética: necesita sumar más votos de los que existen disponibles.

Para Pedro Güell, la gran pregunta también es quién –o qué grupo de líderes– va a conducir este proceso, bastante desafiante, hacia adelante. A su juicio, “el Presidente Boric está en una posición relativamente buena, en el sentido de que ha tomado distancia de actores de su alianza y se ha situado por encima, lo que le permite actuar como árbitro y mediador”. Pero, reitera, “así como queremos ver los gestos de la derecha, hay que ver cuáles serán los gestos del Presidente y otros actores dentro de la coalición”.

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