Gastronomía
Pan de Pascua: entre la tradición, elección del mejor y los sabores que marcan la temporada navideña
Cada diciembre, el aroma a especias anuncia que la Navidad ya está cerca. Entre vasos de cola de mono, cenas familiares y rituales de Nochebuena, hay un protagonista indiscutido: el Pan de Pascua, un símbolo cultural chileno. Y la elección de la mejor preparación no puede faltar.
El Pan de Pascua es uno de esos productos que anuncian, sin necesidad de calendario, que la Navidad llegó a Chile. Aromático, especiado, húmedo y profundamente ligado a la memoria familiar, este clásico navideño es presencia asegurada en las mesas de diciembre y ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de identidad culinaria nacional.
Aunque en sus orígenes recuerda a preparaciones europeas como el panettone italiano o el stollen alemán, el Pan de Pascua siguió un camino propio en el país desde fines del siglo XIX, cuando la inmigración europea y la repostería casera comenzaron a incorporarlo a las celebraciones de fin de año. Con el tiempo, la receta fue adaptándose a ingredientes locales como la miel, la chancaca y las frutas confitadas artesanales, sumando especias intensas y una textura más densa, cercana a un bizcocho especiado más que a un pan propiamente tal.
Su perfume a clavo de olor, canela, jengibre, pasas, almendras y nueces, convierte cada rebanada en un pequeño viaje sensorial que atraviesa generaciones.
Concursos del Mejor Pan de Pascua
En los últimos años, el Pan de Pascua también se convirtió en protagonista de concursos que buscan reconocer talento, creatividad y tradición. Cada temporada, distintos gremios, escuelas de pastelería y organizaciones gastronómicas eligen a los mejores exponentes del país, muchos provenientes de pequeños emprendimientos.
Varsovienne fue reconocida como el mejor Pan de Pascua a nivel nacional por la Revista Wiken, distinción que refuerza su posicionamiento como uno de los referentes históricos de esta preparación en Chile.
El reconocimiento destaca una receta que ha sabido mantenerse vigente a lo largo del tiempo gracias a un equilibrio preciso entre sabor, textura y calidad de ingredientes. “Desde 1996 nos hemos enfocado en crear un Pan de Pascua artesanal que honre la tradición y potencie lo mejor de nuestros ingredientes, muchos de los cuales producimos nosotros mismos”, explica María Jesús Palma, jefa de Marketing de Varsovienne.

Entre sus principales sellos están las nueces premium chilenas provenientes de campos propios, la fruta confitada de alta calidad y las pasas maceradas al ron, combinación que da origen a un producto armónico y profundamente asociado al imaginario navideño local.
El Pan de Pascua Tradicional, en formato de 900 gramos, continúa siendo el favorito del público. Con un valor de $14.990, mantiene la receta que ha acompañado a generaciones y que este año volvió a posicionarse como la mejor del país.
A esta propuesta se suma el Pan de Pascua Sin Azúcar Añadida, incorporado en 2024. También de 900 gramos y con un precio de $16.990, conserva el proceso artesanal y la selección de nueces y almendras chilenas, ampliando la oferta para quienes buscan alternativas sin renunciar al sabor ni a la tradición.
Por otra parte, el Concurso del Mejor Pan de Pascua del Gran Santiago, organizado por PuntoChef, coronó como ganador a Repostrería, cuya versión destacó por su textura húmeda, su aroma especiado y un equilibrio entre dulzor y frutos secos. Cerca de 50 muestras fueron evaluadas a ciegas por un jurado compuesto por chefs, periodistas gastronómicos e influencers especializados.

El podio lo completaron Patty Cariño (La Florida) y Gloria Rencoret (Lo Barnechea), seguidos por un top 10 que da cuenta de la diversidad y profesionalización que ha alcanzado esta preparación navideña.
Por otro lado, el certamen organizado por Indupan, Fechipan y la Escuela Internacional Artebianca alcanzó una cifra histórica con 106 participantes provenientes de distintas regiones, y 20 finalistas que disputaron la etapa decisiva.
El jurado —integrado por expertos, representantes del sector y marcas auspiciadoras— evaluó sabor, aroma, textura, presentación y equilibrio de ingredientes. El título al Mejor Pan de Pascua 2025 fue para Panadería Tomás Moro. El podio lo completaron The Moment Gourmet (segundo lugar) y Pastelería Gloria Mery (tercer lugar), quienes también recibieron premios en insumos y equipamiento.
Estas instancias promueven la repostería local, rescatan oficios tradicionales y fomentan la producción artesanal.
Ediciones especiales y novedades para esta Navidad
Si algo define al Pan de Pascua actual es su permanente reinvención: versiones artesanales, recetas sin azúcar añadida, ediciones limitadas y reinterpretaciones gourmet conviven con la receta tradicional, sin que esta pierda peso cultural.
Pastelerías artesanales y emprendimientos regionales hoy compiten de igual a igual con firmas consolidadas, contribuyendo a una oferta diversa que responde a nuevos gustos y estilos de consumo.

Cory, la histórica pastelería de raíces austríacas, también vuelve a tener protagonismo en diciembre con una colección que celebra sus grandes clásicos centroeuropeos: Pan de Pascua, Stollen, y tortas iconográficas como la Esterházy, Sissi o Mozart.
Su Pan de Pascua apuesta por una receta artesanal con miel, pasas morenas, fruta confitada, almendras y especias, logrando una textura húmeda muy cercana a la versión más tradicional chilena. En paralelo, el Stollen mantiene su herencia alemana con frutas, pasas y mazapán, convirtiéndose en una alternativa navideña que recuerda celebraciones europeas en pleno verano austral.
Un clásico que une generaciones
Más allá del dulce, el Pan de Pascua forma parte del imaginario navideño chileno. Sus aromas acompañan sobremesas familiares, brindis de medianoche y encuentros de fin de año, convirtiéndose en un símbolo emotivo que dialoga con tradiciones heredadas, pero también con nuevas formas de celebrar.
Tradición, industria, artesanía y cultura siguen dando forma a uno de los sabores más queridos del calendario. Y mientras concursos premian el talento panadero, las marcas icónicas demuestran que la Navidad también se saborea desde la innovación, el diseño y la emoción colectiva.