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Apostando por el turismo regenerativo desde el Desierto de Atacama

Apostando por el turismo regenerativo desde el Desierto de Atacama

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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La industria turística global busca reinventarse frente al cambio climático, Atacama Tailor Made ofrece una ruta posible y concreta: viajar regenerando.


El turismo regenerativo es una nueva forma de entender el viaje y la gestión de destinos que va más allá del turismo sostenible.

Mientras el turismo sostenible busca reducir los impactos negativos, como por ejemplo, “no contaminar” o “no dañar el entorno”, el turismo regenerativo da un paso más y busca dejar los lugares mejor de como se encontraron.

En otras palabras, no solo se trata de minimizar el daño, sino de generar un impacto positivo, ayudando a restaurar ecosistemas, fortalecer comunidades locales y revitalizar culturas.

Desde San Pedro de Atacama, una empresa se ha convertido en pionera del turismo regenerativo en el país, integrando tecnología, sostenibilidad y economía circular para demostrar que viajar también puede dejar una huella positiva.

“Creemos que el turismo puede y debe ser una herramienta de regeneración”, afirma César García Valenzuela, fundador de Atacama Tailor Made (ATM) . “Vivimos día a día, demostrando que es posible operar con propósito, generar valor local y ofrecer experiencias memorables sin comprometer el futuro del territorio”.

También busca posicionarse como referente nacional en turismo regenerativo, un enfoque que va más allá del turismo sostenible tradicional. Su propósito no es solo “no dañar”, sino mejorar el entorno natural y social a través de la actividad turística.

Este enfoque se traduce en acciones concretas: medir y reducir las emisiones, eliminar plásticos, cuidar el agua, promover la inclusión de comunidades locales y fomentar una cadena de valor justa y circular.

Gracias a estas acciones, la empresa contribuye directa o indirectamente a más de diez Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, incluyendo Acción por el Clima (ODS 13), Agua Limpia y Saneamiento (ODS 6), Trabajo Decente y Crecimiento Económico (ODS 8), Producción y Consumo Responsable (ODS 12) y Vida de Ecosistemas Terrestres (ODS 15).

Turismo con propósito

Con más de dos décadas de experiencia en la industria y tras certificarse con el Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC), el emprendedor decidió que su nueva operación no solo ofrecería experiencias de alta calidad, sino que también mediría y compensaría cada impacto generado.

ATM trabaja bajo un modelo 100% B2B, orientado a agencias y turoperadores nacionales e internacionales que buscan la sostenibilidad medible: cada servicio —traslado, excursión o experiencia— se registra digitalmente, se calcula su huella de carbono y se compensa de forma automática mediante proyectos certificados y trazables en blockchain.

La alianza con la startup Turshop permite que cada experiencia cuente con certificados verificables de compensación bajo los estándares internacionales VERRA y Gold Standard, garantizando total transparencia y trazabilidad.

En menos de un año, la empresa ha logrado compensar más de 46 toneladas de CO₂, equivalentes a plantar 2.000 árboles nativos o neutralizar 300 viajes Santiago–Calama ida y vuelta. Además, ha evitado el uso de más de 10.000 botellas plásticas mediante envases reutilizables de PLA a base de algas, y ha ahorrado más de 15.000 litros de aguagracias al uso de agua de generación atmosférica.

Sus uniformes están confeccionados con poliéster reciclado de botellas plásticas bajo el estándar Global Recycled Standard (GRS), y las mochilas que utilizan sus guías se fabrican con 20 m² de tela reutilizada, en colaboración con micropymes locales que trabajan bajo principios de pago justo y economía circular.

“Queríamos que la sostenibilidad no fuera solo un discurso, sino una práctica operativa diaria, medible y certificable”, enfatiza García. “Por eso integramos tecnología, innovación y alianzas locales desde el primer día”.

Un modelo de triple impacto

Más allá de los datos ambientales, el modelo se sostiene sobre tres pilares: el impacto ambiental, el social y el económico.
El 80% de su gasto se destina a empresas locales, y de ese monto, un 10% va directamente a comunidades indígenas lickanantay por concepto de entradas a parques y sitios administrados por ellas. Esta redistribución de recursos permite que las comunidades sean protagonistas activas del desarrollo turístico de su territorio.

“Nuestra ventaja competitiva no está en el precio ni en el volumen, sino en la coherencia”, explica el fundador. “Operamos con propósito y con respeto por el lugar que habitamos”.

No es casual que el proyecto haya nacido en uno de los destinos más icónicos de Chile. San Pedro de Atacama, ubicado a 2.436 metros sobre el nivel del mar, combina una biodiversidad altiplánica única, una riqueza cultural milenaria y cielos despejados más de 320 días al año. Desde los Géiseres del Tatio hasta el Salar de Atacama, el Valle de la Luna o las Lagunas Altiplánicas, el entorno se convierte en escenario y maestro de un turismo más consciente.

Para el año 2026, se proyecta ampliar su operación hacia experiencias corporativas sostenibles, dirigidas a empresas que buscan viajes con propósito y actividades de cohesión en entornos naturales. “Queremos que San Pedro también se consolide como un destino de turismo empresarial regenerativo”, adelanta García.

“Cada viajero que elige ATM contribuye activamente a ese cambio”, resume su fundador. “Su experiencia deja un legado positivo y medible. Nuestro compromiso es seguir liderando este camino: un turismo que inspire, que eduque y que deje huella… pero una huella positiva”.

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