Opinión
El nuevo ciclo político que vive el país implica también nuevos liderazgos que son los responsables de hacerse cargo de un nuevo pacto social para Chile, el que también, por cierto, se deberá consolidar con el actual proceso constituyente y las reformas que impulsará el Gobierno de Gabriel Boric en favor de un país más justo, democrático e inclusivo.
Entre los nuevos actores que están liderando los procesos de cambio, sin duda los alcaldes somos piezas claves para la transformación social que el país requiere. Hoy, me cuento entre los liderazgos jóvenes que tenemos la tarea de encabezar un trabajo directo con la ciudadanía a través de alcaldías abiertas a los vecinos y las comunidades. Solo en el caso de la Región Metropolitana (RM), somos 30 (entre 52 comunas) los alcaldes que llegamos a asumir nuevas tareas a fines de junio del año pasado.
Hoy, un líder con representación ciudadana debe estar más próximo a la gente. Sin el trabajo con los vecinos en forma directa y comprometida, no será posible construir gobiernos locales participativos y creíbles.
Sin embargo, aún con una pandemia que para miles de chilenos ha sido una tragedia, especialmente para los más vulnerables, y múltiples problemas a los que tenemos que hacer frente a diario como el aumento de la delincuencia y el narcotráfico, o sectores que aún viven la exclusión y problemas de trabajo, soy optimista y estoy seguro de que con una labor conjunta con la comunidad podemos salir adelante. Tanto los gobiernos locales como el futuro gobierno.
Los alcaldes debemos cuidar celosamente los escasos recursos con los que contamos. Especialmente quienes estamos al frente a municipios que no cuentan con un gran presupuesto. Esto nos obliga a ser innovadores y trabajar en forma unida y coordinada con nuestros vecinos y localidades. Pero debemos procurar una gestión transparente y participativa. Las comunidades, juntas de vecinos y agrupaciones sociales, además del comercio y emprendedores locales deben estar unidas e integradas en una red de colaboración permanente. La solidaridad y la cooperación son fundamentales en para el nuevo país que queremos construir y en donde los recursos no son suficientes.
En Padre Hurtado tenemos al menos dos problemas a solucionar con suma rapidez: los cortes de luz y las alzas del precio de gas licuado. Son estos desafíos cotidianos que alteran la calidad de vida de nuestros vecinos los que nos ponen en el nuevo rol de ser intermediarios concretos antes las lógicas del mercado. Necesitamos continuidad en el suministro para innovar en la venta y distribución de gas a nivel comunal. Este es un tema urgente.
Creo que es hora de emparejar la cancha frente a los grandes desafíos que enfrenta el país y demanda la ciudadanía. Necesitamos que los recursos se distribuyan de manera más equitativa. Finalmente son los vecinos de una comuna, los receptores de nuestro trabajo y destinatarios de del mismo.
No olvidemos eso, porque hoy más que nunca es el momento de los municipios.
