Inclusión
Educación inclusiva: la brechas que persisten para estudiantes con discapacidad en América Latina
Informe de Unesco revela que advierte que 1 de cada 5 estudiantes con discapacidad asiste a escuelas de modalidad especial; que menos de la mitad de las escuelas de educación regular recibe a este grupo de estudiantes; y que más de un tercio abandona antes de finalizar la educación secundaria.
La Oficina Regional de la Unesco en Santiago lanzó el informe Hacia una educación sin barreras: avances y desafíos en la educación inclusiva que evidencian los resultados del estudio del SIRIED 2024, que ofrece una radiografía actualizada sobre la situación educativa de las personas con discapacidad en la región.
El documento forma parte del Sistema Regional de Información Educativa de Estudiantes con Discapacidad (SIRIED) y fue elaborado en colaboración con el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes de España, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Red Intergubernamental Iberoamericana de Cooperación para la Educación de Personas con Necesidades Educativas Especiales (RIINEE).
Según las nuevas cifras, 2,3 millones de estudiantes con discapacidad se encuentran escolarizados en los 16 países participantes del estudio, pero su acceso sigue siendo limitado y desigual. La presencia de estudiantes con discapacidad es baja en las edades de preprimaria, con un incremento gradual hasta los 12 años, momento en el cual se alcanza un máximo de 33 por mil. En edades posteriores, la participación empieza a decrecer hasta alcanzar, a los 17 años, a 24 estudiantes con discapacidad matriculados por cada mil. Los datos también confirman la presencia de sesgo de género. Hay una mayor participación de hombres con discapacidad, siendo las diferencias con sus pares mujeres mucho más marcadas en la primaria y la secundaria baja, donde la presencia de varones con discapacidad es casi el doble que la de mujeres.
En materia de entornos físicos, el 94 % de los países de la región cuenta con normas para la provisión de rampas o escaleras con pasamanos en los establecimientos educativos. Sin embargo, la accesibilidad sigue siendo parcial: sólo una de cada cuatro países incluye en su normativa texturas en paredes para personas ciegas y alrededor de la mitad contempla señalización visual para estudiantes sordos, lo que muestra que persisten barreras para una participación plena en los espacios escolares.
El estudio también analiza dónde estudian las personas con discapacidad, y pone de manifiesto que, si bien se ha avanzado hacia una progresiva incorporación de estudiantes con discapacidad a la educación regular, esta aún sigue siendo muy desigual entre centros educativos. En promedio, el 81% de los estudiantes con discapacidad está matriculado en escuelas regulares y el 19 % en escuelas especiales. No obstante, menos de la mitad de las escuelas regulares (47 %) recibe efectivamente a estudiantes con discapacidad.
Las diferencias entre sectores público y privado también son significativas. Entre quienes asisten a escuelas públicas de educación primaria, las personas con discapacidad tienen más probabilidad de estudiar en escuelas regulares, donde se concentra el 82 % del alumnado con discapacidad frente a un 18 % en educación especial. En cambio, en el sector privado la distribución es de 56 % en educación regular y 44 % en educación especial.
El informe estudia la inclusión de estudiantes con discapacidad en escuelas regulares no sólo desde una perspectiva estática, sino también analiza los pasajes de estudiantes entre escuelas regulares y especiales. Allí se ha podido determinar que el flujo de estudiantes tiende a mostrar señales positivas hacia procesos más inclusivos. Los datos indican que el 4,5 % de los estudiantes pasa de escuelas especiales a escuelas regulares, mientras que sólo el 0,6 % realiza el camino inverso
El reporte además advierte sobre los desafíos para finalizar la escolaridad. El 37 % de los estudiantes con discapacidad abandona la escuela en la secundaria alta, un momento clave para el tránsito a la educación superior y al mundo del trabajo. La sobreedad aparece como un indicador temprano de exclusión: casi un tercio de los estudiantes con discapacidad tiene uno o más años de rezago en el primer año de primaria, y esta situación afecta más a las niñas que a los niños.
La repitencia también es elevada: el 10 % de los estudiantes de primaria con discapacidad repite de curso, con una probabilidad mayor entre las niñas (11 %) que entre los niños (9 %). El abandono total es asimismo más frecuente entre las mujeres (16 %) que entre los hombres (14 %), y en la secundaria alta las tasas de abandono alcanzan aproximadamente el 40 % en mujeres y el 37 % en hombres con discapacidad.
Las brechas se hacen visibles también en los logros educativos. Mientras el 99 % de los estudiantes sin discapacidad completa la educación primaria, sólo el 76 % de quienes tienen discapacidad lo logra. En secundaria alta, las diferencias se profundizan: 82 % de finalización entre estudiantes sin discapacidad frente a 61 % entre quienes sí la tienen, lo que refleja obstáculos acumulados a lo largo de toda la trayectoria escolar.
“Las cifras nos recuerdan que la inclusión no es un lema, sino una obligación de los Estados. No basta con que las puertas de las escuelas estén abiertas: debemos derribar las barreras físicas, pedagógicas, culturales y sociales que todavía impiden que millones de niñas, niños y jóvenes con discapacidad aprendan y participen plenamente”, señaló Esther Kuisch Laroche, directora de la Oficina Regional de la Unesco.
Llamado a los países
El SIRIED se concibe como un marco regional de monitoreo y seguimiento de indicadores sobre estudiantes con discapacidad, que busca generar información comparable y periódicamente actualizada para orientar las políticas públicas y la planificación educativa. El nuevo informe tiene un doble propósito: por una parte, presentar un balance de la situación educativa de las personas con discapacidad, identificando avances, vacancias y desafíos; y por otra, fortalecer la agenda regional de producción de información sobre este grupo, contribuyendo al seguimiento del ODS 4 y a la implementación del artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Con la publicación de Hacia una educación sin barreras, la Unesco hace un llamado a los países de América Latina y el Caribe a utilizar estos datos para acelerar la transformación de sus sistemas educativos, reforzando la formación docente en educación inclusiva, mejorando la accesibilidad de las escuelas, fortaleciendo los sistemas de información y asegurando que las trayectorias educativas de las personas con discapacidad no se vean interrumpidas por barreras que pueden y deben ser eliminadas.