Inclusión
Crédito: El Mostrador.
Semana de la Discapacidad: experta destaca cómo el ejercicio mejora la autonomía y la salud
Estudios recientes revelan que el ejercicio adaptado puede mejorar movilidad, fuerza y salud mental en personas con discapacidad, reforzando la urgencia de promover espacios accesibles y seguros para su práctica.
Cada 3 de diciembre el mundo conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que busca impulsar la inclusión y la participación plena. En Chile, especialistas llaman a fortalecer el acceso al ejercicio y al deporte adaptado, herramientas clave para mejorar la calidad de vida.
Especialista han enfatizado el rol del ejercicio físico adaptado como uno de los recursos más efectivos para mejorar la salud y el bienestar de las personas con discapacidad, respaldado por múltiples investigaciones científicas.
Según Daniela Donoso, gerente Técnico y Experiencia de Sportlife, el impacto del movimiento va mucho más allá de lo físico. “La evidencia científica avala que el ejercicio adaptado, guiado y seguro produce significativas mejoras en la movilidad, la fuerza, la calidad de vida y el bienestar emocional de las personas, independiente del tipo de condición que tengan”, señaló.
La evidencia respalda esta afirmación: un análisis de 2024 mostró que las personas con discapacidad motora pueden aumentar entre un 25% y 40% su fuerza mediante entrenamiento adaptado, además de mejorar su funcionalidad hasta en un 30%. A eso se suman estudios del 2023 que confirman que la actividad física es un apoyo relevante para la salud mental en este grupo.
Impacto comprobado en salud física y mental
La actividad física adaptada no solo promueve movilidad: también contribuye a reducir riesgos asociados a enfermedades crónicas. Una revisión sistemática de 2021 evidenció que el ejercicio aeróbico frecuente disminuye el riesgo cardiometabólico, mejora la sensibilidad a la insulina, baja la inflamación y reduce el dolor crónico en personas con discapacidad.
Los beneficios también alcanzan a niñas, niños y adolescentes. Estudios de 2018 han demostrado que la actividad física estructurada favorece el desarrollo de funciones ejecutivas, la regulación conductual, la integración sensorial y la coordinación motora en personas con TEA, TDAH, discapacidad intelectual y otras condiciones del neurodesarrollo.
Deporte e inclusión social
Otro estudio del 2018 refuerza que la práctica deportiva es uno de los factores más influyentes para promover la participación comunitaria y la inclusión de personas con discapacidad física, abriendo espacios para la autonomía y la vida independiente.
Sportlife reafirmó su compromiso con la creación de espacios accesibles y seguros que permitan ampliar la participación de personas con discapacidad en programas de ejercicio adaptado. La institución destacó que facilitar estas oportunidades es clave para avanzar hacia comunidades más inclusivas.