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¿Alergia o intolerancia alimentaria? cómo identificar la diferencia y cuidar la salud de tu mascota Mascotas Crédito: El Mostrador.

¿Alergia o intolerancia alimentaria? cómo identificar la diferencia y cuidar la salud de tu mascota

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Veterinarios alertan que una de cada cuatro consultas dermatológicas en perros y una de cada cinco en gatos está asociada a reacciones alimentarias. Conocer la diferencia entre alergia e intolerancia es clave para un diagnóstico correcto y un tratamiento eficaz.


Los problemas de piel y digestivos en perros y gatos suelen tener un origen común: la reacción a ciertos alimentos. Sin embargo, no siempre se trata de una alergia y distinguir ambos cuadros es fundamental para proteger la salud de las mascotas.

Cada vez más tutores acuden a clínicas veterinarias por picazón persistente, enrojecimiento de la piel o molestias digestivas en sus mascotas. Aunque estos síntomas suelen atribuirse a una “alergia alimentaria”, especialistas destacan que muchas veces se trata de una intolerancia, un cuadro distinto que requiere abordajes específicos.

Según explica Masiel Gálvez, médica veterinaria de Purina, la alergia alimentaria ocurre cuando el sistema inmune reacciona frente a una proteína del alimento como si fuera una amenaza, lo que desencadena inflamación y molestias.

Por el contrario, la intolerancia alimentaria no involucra al sistema inmune y puede aparecer incluso en la primera exposición al alimento.

Esta diferencia no solo es conceptual, sino también fundamental para el tratamiento.

Síntomas más frecuentes:

Tanto en perros como en gatos, las reacciones alimentarias suelen manifestarse de manera similar. El síntoma más común es el prurito no estacional, es decir, una picazón persistente que no se relaciona con cambios climáticos ni estaciones.

  • En perros, el picor se presenta principalmente en orejas, patas, abdomen y cara.

  • En gatos, suele concentrarse en rostro, cabeza y cuello.

El rascado constante puede provocar lesiones, infecciones recurrentes e incluso pérdida de pelo. A nivel digestivo, los especialistas advierten que las proteínas presentes en dietas comerciales suelen ser las principales responsables.

En perros, las reacciones más frecuentes se relacionan con carne de vacuno, lácteos y pollo. En cambio, en gatos, se observan con mayor frecuencia al vacuno, pescado y lácteos.

Esto no implica que estos ingredientes sean dañinos por sí mismos, sino que la exposición continua aumenta la probabilidad de desarrollar sensibilidad.

Crédito: El Mostrador.

Cómo obtener un diagnóstico confiable

El método más eficaz para identificar si una mascota tiene alergia o intolerancia alimentaria es la dieta de eliminación, siempre supervisada por un médico veterinario. Este proceso consiste en ofrecer un alimento que excluya la proteína sospechosa durante un periodo determinado.

Si los síntomas desaparecen y regresan al reintroducir el alimento previo, se confirma la reacción adversa. El éxito de este método depende del compromiso del tutor: no se deben ofrecer premios, restos de comida ni snacks que puedan interferir con la prueba.

Tras el diagnóstico, el manejo se basa en evitar el alérgeno responsable y optar por alternativas nutricionales seguras. Una opción recomendada por especialistas son las dietas con proteínas hidrolizadas, cuya composición impide que el sistema inmune las reconozca como una amenaza.

“Las proteínas hidrolizadas son aquellas que se han dividido en fragmentos tan pequeños que no pueden activar una respuesta inmunológica, son más fáciles de digerir y absorben mejor los nutrientes. Las dietas con proteínas hidrolizadas no solo ayudan a controlar los síntomas, sino que también mejoran la salud digestiva y la calidad de vida de los animales afectados”, concluye Masiel Gálvez.

Además de controlar los síntomas, estas dietas contribuyen a mejorar la calidad de vida del animal y a prevenir episodios futuros.

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