Niñez
La iniciativa busca disminuir el rezago lectoescritor de los niveles de segundo, tercero y cuarto básico, a través de didácticas que impulsen el aprendizaje cooperativo entre estudiantes.
Esta semana se celebró el Día internacional del Libro, una fecha para recordar la importancia de la lectura como medio para fomentar el crecimiento de niños y niñas como lectores, y que promueve el amor a la literatura. Así lo aseguró la Unesco, que
en 1995 fijó este día como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
En esta línea, se implementó el programa “Comunidades que Leen", un proyecto piloto que busca atender al rezago de la lectoescritura de niños y niñas de nuestro país, por medio de procesos participativos. Además, la idea es también fortalecer el sentido de trabajo generado en comunidades de aprendizaje, ya que se genera todo un proceso de innovación abierta.
Esta iniciativa de FOSIS -en colaboración con Fundación Observa Ciudadanía- implementaron, se enmarca en la estrategia trazada por el gobierno para poder disminuir la brecha que dejó la pandemia, especialmente en los ciclos escolares
iniciales de colegios vulnerables, luego de casi un año y medio sin clases presenciales, lo que evidenció un retrasó el desarrollo lector.
Es así como “Comunidades que Leen” fue implementado en diez establecimientos educacionales a lo largo de distintas comunas, colegios donde se instalaron rincones de lectores en las bibliotecas, realizando también tutorías con los escolares para reforzar la lectoescritura.
El director nacional del FOSIS, Nicolás Navarrete, indicó que “estamos llegando a más de doscientos niños en diez colegios con esta iniciativa, cuyos aprendizajes van a quedar a disposición del Ministerio de Educación, para así fortalecer el Plan de
Reactivación Educativa y que más niños puedan estar presentes en las escuelas, teniendo tiempo efectivo de aprendizaje”.
Por su parte, el director ejecutivo de Fundación Observa Ciudadanía, Óscar Guerra, reforzó diciendo que “Comunidades que leen demuestra que -cuando creemos y confiamos en las comunidades educativas- es posible ver mejoras sustantivas en los
aprendizajes de niños y niñas”.
“También podemos darnos cuenta que, cuando se generan espacios de participación y apoyo a las comunidades, estas demuestran mucho interés, compromiso y capacidades, que incluso pueden inspirar para tener mejores políticas públicas a nivel educacional y social”, finalizó Guerra.
