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Estudio revela que más del 70% de los adolescentes en América Latina sufren de malestar emocional Salud

Estudio revela que más del 70% de los adolescentes en América Latina sufren de malestar emocional

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Un estudio de Grupo Cetep, basado en 10.928 conversaciones con adolescentes de 10 a 17 años en América Latina, muestra que más del 70% experimentan emociones como tristeza, cansancio y frustración. Los resultados destacan la necesidad urgente de intervenir en la salud mental juvenil.


Un estudio de datos realizado por Grupo Cetep, basado en 10.928 conversaciones con adolescentes de entre 10 y 17 años en América Latina, reveló que más del 70% de ellos expresa emociones como cansancio, tristeza, soledad y frustración. La información fue recopilada entre enero de 2023 y diciembre de 2024 a través de MHAITE, un asistente virtual de salud mental que permite detectar en tiempo real el estado emocional de sus usuarios.

El estudio abarcó a adolescentes de México, Colombia, Argentina, Chile, Ecuador y Perú. De todas las respuestas entregadas y analizadas, el 25,18% de los adolescentes dijo sentirse cansado, el 23,68% expresó tristeza, el 19,53% señaló sentirse solo y el 14% manifestó experimentar frustración.

Estas cifras evidencian una alta prevalencia de sintomatología emocionales internalizados, una tendencia que, según reportes tanto regionales como internacionales, ha ido en aumento en los últimos años. Una de las alertas más relevantes que deja este estudio es que el 36,06% de los adolescentes expresó no saber la causa de su malestar.

“Esta respuesta, especialmente frecuente en países como Colombia y México, podría estar vinculada a la alexitimia, una dificultad para identificar y expresar emociones que dificulta tanto la búsqueda de ayuda como el abordaje terapéutico posterior”, explica la doctora Mariana Labbé.

Factores familiares, escolares y emocionales explican el malestar juvenil en América Latina

En cuanto a los factores que desencadenan el malestar emocional que sufren los adolescentes, en una menor proporción, los jóvenes mencionan de forma explícita temas como conflictos familiares, baja autoestima, dificultades en el ámbito escolar, problemas con amistades, duelos recientes, cuestiones relacionadas con la sexualidad o consumo de sustancias.

Sin embargo, cuando los adolescentes señalan la autoestima como la principal causa de su malestar, esta suele estar relacionada con dificultades para socializar y problemas con la conducta alimentaria. Por otro lado, quienes identifican al colegio como una fuente de angustia, lo asocian principalmente con un bajo rendimiento académico.

En países como Argentina, Chile, Colombia, México se vuelven a repetir la tristeza, el cansancio y la frustración destacan como las emociones predominantes entre los adolescentes encuestados. En todos los países considerados, los estudiantes de educación media son los más afectados, una realidad que coincide con una etapa clave del desarrollo marcada por altas exigencias académicas, búsquedas identitarias y profundos cambios emocionales.

La recopilación de datos a través de MHAITE ha permitido trazar con mayor precisión el perfil emocional de los adolescentes en América Latina. A partir de estos hallazgos, Grupo Cetep —que también cuenta con centros de salud mental en Colombia— propone una serie de acciones concretas: impulsar programas de alfabetización emocional desde edades tempranas, reforzar el apoyo psicosocial en el entorno escolar y diseñar intervenciones específicas para jóvenes que presentan síntomas físicos vinculados al estrés emocional sostenido o a la desregulación afectiva.

La salud mental infantil y adolescente: clave para el bienestar colectivo y el desarrollo social

La salud mental de niños, niñas y adolescentes debe ser reconocida como un pilar esencial del desarrollo humano y del bienestar social. Su deterioro no solo genera sufrimiento a nivel individual, sino que también impacta profundamente en ámbitos clave como la educación, la convivencia, la seguridad y el desarrollo económico de los países.

Hablar de salud mental es, hoy más que nunca, una tarea colectiva. Si como región aspiramos a construir sociedades más sanas, resilientes y empáticas, el primer paso es proteger emocionalmente a quienes más lo necesitan: nuestras infancias y juventudes.

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