Salud
Crédito: Cedida
Anemia en jóvenes: síntomas, diagnóstico y cómo prevenirla según especialistas
La anemia avanza silenciosamente entre los jóvenes y puede afectar energía, concentración y bienestar. Especialistas explican sus señales más comunes, los exámenes que permiten confirmarla y los hábitos alimentarios que ayudan a prevenir esta condición que altera el rendimiento diario.
Fatiga constante, palidez o mareos suelen atribuirse al estrés o al ritmo académico, pero muchas veces responden a una disminución de glóbulos rojos o de hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno a los tejidos. Algo que ocurre cada vez más en los jóvenes, cuando estos niveles bajan, el cuerpo funciona con menos energía y aparecen síntomas que impactan la vida diaria.
Así lo explica María Angélica Barrientos, académica de la Escuela de Tecnología Médica de la U. Andrés Bello: “En los adolescentes la anemia se manifiesta con debilidad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, taquicardia, irritabilidad y, en casos más avanzados, caida del cabello y uñas quebradizas”.
Incluso, señala que puede aparecer pica, un impulso por consumir sustancias no nutritivas como hielo o tierra.
¿Cómo detectarla?
Según Barrientos, el diagnóstico se realiza a través de un hemograma, que analiza hematocrito, hemoglobina, glóbulos rojos y reticulocitos. “La revisión microscópica de una gota de sangre entrega pistas sobre el tamaño, forma y color de los eritrocitos, lo que orienta sobre el nutriente deficitario que afecta la producción en la médula ósea”, explica.
Con estos resultados, la especialista indica que se solicitan exámenes que confiman la causa: la cinética del hierro, y los niveles de vitaminas B12, B9, y B6, todas claves para la producción de hemoglobina y la división celular.
Prevención
La docente de la Universidad Andrés Bello sostiene que la alimentación tiene un rol central en la prevención de anemia. Sostiene que las carnes (en especial las rojas), pescados, mariscos, legumbres, huevos, verduras, cereales y cítricos aportan los nutrientes necesarios para mantener niveles normales.
“En mujeres adolescentes embarazadas, la demanda aumenta por el desarrollo fetal, por lo que requieren un aporte adicional de hierro y vitaminas del complejo B”, agrega.
Por otro lado, también precisa que hay algunos hábitos que pueden interferir, como, por ejemplo, los productos integrales y las bebidas gaseosas reducen la absorción de hierro, mientras que la cocción prolongada de verduras disminuye el aporte de las vitaminas. “Ajustar estas prácticas permite mejorar la biodisponibilidad de los nutrientes y reducir el riesgo de anemia en una etapa crucial para el crecimiento y el desarrollo”, aclara Barrientos.
En un escenario donde los jóvenes suelen convivir con exigencias académicas, deportivas y sociales, reconocer los síntomas y consultar a tiempo marca una diferencia. “La anemia no siempre da señales evidentes, pero su impacto en energía, rendimiento y bienestar la convierte en una condición que merece atención en la vida adolescente” concluye la tecnóloga médica.
Por qué es clave abordar la anemia en la juventud
Los especialistas coinciden en que la anemia no solo afecta el rendimiento físico, sino también el desempeño académico y la salud emocional. La disminución de oxígeno en los tejidos reduce la capacidad de concentración, aumenta la sensación de agotamiento y puede generar irritabilidad, lo que interfiere en la vida social y en actividades cotidianas que exigen energía sostenida.
Abordar esta condición a tiempo permite evitar progresiones más severas, prevenir complicaciones durante etapas de crecimiento y apoyar el desarrollo integral. La detección precoz, junto a una dieta equilibrada y controles periódicos, es fundamental para mantener niveles adecuados de hierro y vitaminas. En una etapa donde las demandas son altas, cuidar la salud hematológica se vuelve esencial para el bienestar presente y futuro.