BRAGA
Además de su labor pedagógica y poética, Mistral también ha dejado un legado político y subversivo que ha sido apoyado por el movimiento feminista, para quienes Gabriela es un «icono lésbico» y pro-causa de género. Pese a que nunca hizo pública su homosexualidad. Para el director del GAM, Felipe Mella, la poeta habría sido la «candidata constituyente perfecta».
El día 7 de abril nació una mujer apasionada, rupturista, rebelde, que se convirtió en la primera intelectual latinoamericana en recibir un premio Nobel de literatura. Nos referimos a Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, a quien el mundo conoció como Gabriela Mistral.
Mistral fue una mujer que, con su crítica política, educativa y su pasión por defender la infancia y los derechos de las mujeres y madres, desafió los estándares y rompió las barreras impuestas por la sociedad y la cultura del momento, logrando ser reconocida internacionalmente por su pensamiento.
Desde hace décadas, en Chile se homenajea de diferentes formas a la escritora y pedagoga: su rostro, de expresión ceñuda y labios apretados, es la figura en todos los billetes de 5.000 pesos y numerosas escuelas, bibliotecas y museos llevan su nombre.
Fue una mujer adelantada a su tiempo y como fiel defensora de la educación pública, ganó todavía más presencia en la actualidad, a partir de octubre de 2019, cuando se desató en el país el estallido social: la ola de protestas más grave en décadas. En ese contexto, el rostro de la poeta fue recuperado por los y las jóvenes estudiantes y mujeres que protagonizaron las marchas.
«A principios del siglo XIX, Mistral ya lideraba algunas luchas que siguen vigentes al día de hoy en nuestro país, como la defensa de la educación pública, la diversidad sexual, el feminismo y la igualdad», señaló a Efe Felipe Mella, director del emblemático centro cultural Gabriela Mistral (GAM), uno de los más importantes del país.
Gabriela cuando tenía 30 años ya estaba en la cima de su carrera como educadora. El 14 de mayo de 1921, se transformó en la directora del naciente Liceo 6 de Niñas de Santiago (actual liceo N° 7 Teresa Prats de Sarratea), un proyecto que iniciaba con ansias, tras haber dirigido escuelas en Temuco y Punta Arenas.
Sin embargo, estos logros fueron vistos por la élite capitalina con recelo, al tratarse del ascenso de una mujer no casada, de clase media baja, provinciana, profesora normalista y sin título universitario. El asedio para que abandonara el cargo fue constante y así lo hizo un año después, pero aceptando un desafío aún mayor: colaborar en la reforma educativa mexicana.
Para Mella, Mistral hubiera sido la «candidata constituyente perfecta» ahora que el país enfrenta la redacción de una nueva Constitución.
Finalmente, además de su labor pedagógica y poética, Mistral también ha dejado un legado político y subversivo que ha sido apoyado por el movimiento feminista, para quienes Gabriela es un «icono lésbico» y pro-causa de género. Pese a que nunca hizo pública su homosexualidad, la autora de reconocidas obras fue vista en numerosas ocasiones con compañeras mujeres, como la escritora estadounidense Doris Dana.
