BRAGA
Crédito: El Mostrador.
Cáncer ginecológico: los desafíos que plantea el segundo cáncer más letal para las mujeres en Chile
En Chile, cientos de mujeres mueren cada año por cánceres ginecológicos que podrían prevenirse. Conoce las señales de alerta, la importancia del Papanicolaou y el rol de las matronas en la detección temprana.
Los cánceres ginecológicos, son un grupo de patologías que incluye el cáncer de cuello uterino, de ovario, de endometrio, de vulva y de vagina. En Chile, el cáncer cervicouterino continúa siendo una de las principales causas de muerte por cáncer en mujeres jóvenes, con más de 1.500 nuevos diagnósticos y cerca de 600 fallecimientos al año.
A pesar de que se trata de una enfermedad altamente prevenible, las cifras son altas: el 70% de las mujeres no se realizó el examen Papanicolaou en 2023, y un 20% nunca se lo ha hecho. Frente a este escenario, la labor de las matronas y matrones se vuelve fundamental.
Un dato clave es que el 99% de los casos está asociado al Virus del Papiloma Humano (VPH), especialmente los subtipos 16 y 18. Casi todas las personas sexualmente activas contraerán el virus en algún momento, aunque la mayoría lo elimina de forma natural. Cuando la infección por VPH de alto riesgo se vuelve persistente y no se detecta a tiempo, puede derivar en cáncer cervicouterino.
Avances y desafíos en Chile
En los últimos años, Chile ha dado pasos importantes en la prevención. Desde 2014, la vacuna contra el VPH está incluida en el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) para niñas de 4° y 5° básico, y desde 2019 también para los niños. Además, se está implementando el test de detección del VPH como método primario de tamizaje, reemplazando de forma progresiva al tradicional Papanicolaou.
“El cambio hacia el test de VPH, que ya se aplica en algunos servicios de salud, incluye la opción de toma autónoma, lo que facilita la participación de mujeres que tradicionalmente no acceden al control ginecológico”, explicaMauricio Cuello, obstetra ginecólogo y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Estos avances forman parte del Plan Nacional de Cáncer 2018–2028 y su Plan de Acción 2022–2027, que alinean las metas de Chile con la estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS):
- 90% de cobertura de vacunación contra el VPH en niñas de 15 años,
- 70% de cobertura de detección, y
- 90% de tratamiento de lesiones precancerosas y casos invasivos.
En su última Cuenta Pública, el Presidente Gabriel Boric anunció la incorporación del test de VPH como tamizaje primario dentro de las Garantías Explícitas en Salud (GES) a partir de 2025, lo que permitirá ampliar su acceso en todo el sistema público.
Sin embargo, el Dr. Cuello advierte que persisten brechas significativas. “Las coberturas de vacunación son menores en zonas rurales y entre población migrante. En tamizaje, el Papanicolaou sigue siendo el método predominante, y su periodicidad es baja”, señala.
Según la Encuesta Casen 2022, un 66% de las mujeres entre 25 y 64 años se realizó el examen Papanicolaou en los últimos tres años, aunque hay regiones bajo ese promedio: Antofagasta (59,9%), Coquimbo (60%) y Tarapacá (61%).
Para el especialista, el desafío central está en reducir las desigualdades territoriales y sociales, fortalecer la educación sanitaria y avanzar en sistemas digitales de trazabilidad que permitan un seguimiento más eficiente entre la atención primaria y los servicios especializados.
Lecciones de Australia y Perú
Australia se encamina a convertirse en el primer país del mundo en eliminar el cáncer cervicouterino como problema de salud pública hacia 2028. Su éxito se basa en la vacunación universal, el tamizaje con test de VPH cada cinco años, la autorrecolección de muestras y la existencia de un registro nacional de seguimiento individual.
Perú, en tanto, ha mostrado progresos notables en la región. Desde 2011 implementó la inmunización contra el VPH con esquemas que han evolucionado hasta la dosis única. Actualmente, la vacuna se ofrece a niños y niñas de 9 a 18 años, con una cobertura del 84% entre las niñas de 9 a 14 años, cumpliendo el 100% del objetivo anual. Además, la detección molecular del virus se realiza en 21 de las 25 regiones del país, elevando la cobertura de tamizaje de 48% en 2021 a 81% en 2024.
“El caso peruano demuestra que la integración entre salud pública, educación y comunicación puede generar resultados contundentes”, apunta el Dr. Cuello. “Chile puede adaptar estas experiencias fortaleciendo la equidad territorial y eliminando las brechas culturales que impiden llegar a toda la población femenina”.
El rol de las matronas en la prevención
A pesar de que el cáncer cervicouterino es altamente prevenible, las cifras nacionales siguen siendo preocupantes: el 70% de las mujeres no se realizó el examen Papanicolaou en 2023, y un 20% nunca lo ha hecho.
Frente a este panorama, la labor de las matronas y matrones es fundamental. “La matronería no solo trabaja en el ámbito clínico, sino también en el comunitario, educando, acompañando y empoderando a las mujeres en cada etapa de su vida”, explica Cecilia Garrido Miranda, académica de Obstetricia de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.
El trabajo de estas profesionales comienza desde la infancia, promoviendo la educación sexual integral, la vacunación y los controles ginecológicos regulares. Desde 2024, Chile incorporó la vacuna nonavalente Gardasil 9, que protege contra nueve tipos de VPH y se aplica gratuitamente a niñas y niños de 4° y 5° básico. Aun así, la cobertura nacional aún no alcanza el 90% recomendado por la OMS.
“La vacuna no reemplaza los controles ginecológicos, pero fortalece la prevención primaria. La combinación de vacunación, Papanicolaou y educación comunitaria puede evitar hasta el 75% de las muertes por cáncer cervicouterino”, agrega Garrido.
Señales que no deben ignorarse
Los síntomas del cáncer ginecológico suelen pasar inadvertidos o confundirse con otras afecciones. Los más frecuentes son:
- Sangrado vaginal anormal,
- Dolor pélvico persistente,
- Secreción con mal olor,
- Hinchazón abdominal, y
- Cambios en la piel de la vulva.
“Si estos síntomas persisten más de dos semanas, es crucial consultar a ginecólogas/os o matronas/es. La detección temprana puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, enfatiza Garrido.
El diagnóstico precoz mediante Papanicolaou y examen pélvico permite identificar lesiones precancerosas y tratarlas antes de su evolución. En zonas rurales, el acompañamiento de matronas resulta vital para garantizar el acceso a información, vacunación y controles preventivos.
Por esto, Cecilia Garrido Miranda, académica de Obstetricia de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, señala que “La matronería no solo trabaja en el ámbito clínico, sino también en el comunitario, educando, acompañando y empoderando a las mujeres en cada etapa de su vida”.
Educación y prevención
La eliminación del cáncer cervicouterino es una meta posible, pero requiere voluntad política sostenida, educación integral y una estrategia de salud pública equitativa.
El desafío de Chile no solo pasa por disponer de vacunas o test diagnósticos, sino por asegurar que todas las mujeres —sin importar su origen, edad o nivel socioeconómico— puedan acceder a ellos de forma oportuna y digna.
Como concluye el Dr. Cuello, “el cáncer cervicouterino nos da una oportunidad única: eliminar una enfermedad mortal completamente prevenible. No hay excusas para no lograrlo”.
La detección temprana, la vacunación y la educación sexual integral siguen siendo las herramientas más efectivas para salvar vidas y derribar los tabúes que aún persisten en torno a la salud femenina.