Director de «Cazando luciérnagas»:“Las dos cinematografías emergentes más importantes en el mundo son la chilena y colombiana”.

Antofagasta es una de las ciudades del país que más reciben inmigrantes colombianos. Ese factor ha sido una de las razones por la cual Colombia es el país invitado y homenajeado de la 5ª edición del festival AntofaDocs que se inauguró el pasado sábado 12. Ese año ha sido la primera vez que el evento de audiovisual ha incorporado películas de ficción a su programación.

Cazando Luciérnagas (2013) fue una de las primeras exhibiciones del audiovisual colombiano que se presentó durante la muestra paralela del festival titulaa Resistencias, que cuenta con 5 categorías: Ventana Cine Chileno, Ventana Festivales, Ventana Cine Colombiano, Cinemalistas, Cine y literatura.

El director de la obra, Roberto Flores, estuvo presente para una charla con el público después de la exhibición de su película, donde explico parte del proceso de producción, selección de actores, construcción y adaptación de su obra. La sala de proyección estuvo llena y la audiencia participó activamente expresando su punto de vista y cuestiones acerca no sólo de la película, sino del cine colombiano y latinoamericano en general.

“No hay nada más placentero que viajar y poder tener la oportunidad de ver cómo la gente la percibe, la siente, poder dialogar acerca de mi obra”, declara el director.

Egresado de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba, Flores tuvo éxito con Cazando Luciérnagas, por la cual fue ganadora del Estímulo de producción del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico Colombiano en 2010, y fue seleccionada en más de siete festivales internacionales ganando  múltiples premios en categorías como Mejor Actriz, Dirección, Guión y Fotografía en el Festival de Cine de Gramado, Mejor Actor y Premio del público en el Festival Latinoamericano de Cine de Huelva.

Manrique, el personaje principal de Cazando Luciérnagas, es encargado de vigilar una mina de sal abandonada en un lugar recóndito del Caribe colombiano. En este trabajo encuentra el pretexto para aislarse de un mundo que no le interesa. Sin embargo, la aparición insólita de una perra que le gusta cazar luciérnagas y la llegada inesperada de Valeria, su hija empieza a cambiar su rutina. Es una historia que muestra cómo se va transformando el corazón de una persona mediante la llegada de una persona querida.

El guión es una adaptación de un cuento corto de Carlos Franco que ganó en Colombia el premio Nacional de Literatura en 2012. En la historia original el enfoque está en la historia del hombre solitario y su perra, mientras que la película trae nuevos personajes que permiten explorar la soledad y las relaciones familiares. La producción del filme coincidió con la llegada de la paternidad para el director, lo que dejó la adaptación un poco más personal.

“Hay un poco de mi historia como hijo y mi situación como padre. Antes de empezar a filmar la película estaba naciendo mi hija mayor, entonces la producción fue muy afectada por mis situaciones personales, lo que estaba sintiendo como padre pero también como amarraba eso con ciertas cosas que había vivido como hijo que antes no percibía”, señala.

Películas como Cazando Luciérnagas son más contemplativas y llevan a las audiencias a apreciar los paisajes de la costa  Colombiana y el modo de vivir de un trabajador, que coincidentemente se asemeja un poco con lo que pasa en Antofagasta, tanto por la naturaleza cuanto por el estilo de vida de un trabajador de una minería que generalmente pasa días distante de su familia.

“Vendo el paisaje del avión parecía mucho con el escenario de Cazando Luciérnagas.  Eso es muy simbólico. Antes de venir no imaginaba que podría haber esa conexión y feliz coincidencia, desde que entré aquí fue un placer descubrir eso”, comenta Flores.

Sin embargo, además de retratar de la cuestión de contemplación paisajística de su país, Roberto Flores añade que su obra busca romper también el estereotipo de la gente de la región caribeña de Colombia.

“Hemos trabajo para construir un espacio dramático más que un espacio geográfico. Claro que hay algunos referentes a la región del Caribe colombiano pero de hecho hay un sector del proprio Caribe que cuando ve la película no se reconoce en la obra, porque están muy permeados por el imaginario construido desde afuera acerca de las personas del Caribe que ellos mismo terminan de comprarlo, que es la idea que están siempre alegres, gritando, bailando donde no hay espacio para el silencio, la reflexión, la tristeza y esa parte me interesa mostrar también acerca de la gente”, revela.

El “boom” del cine latinoamericano

Iniciativas como AntofaDocs ponen en evidencia como ha crecido y viene consolidándose la producción audiovisual no sólo en Chile, sino en Latinoamérica en general. Además que con la participación de Colombia en esta edición, se encontró una oportunidad de diálogo entre las propuestas de ambos los países que Roberto Flores ha considerado muy provechosa y incluso ha elogiado y destacado la importancia del cine colombiano y chileno en la actualidad.

“Las dos cinematografías emergentes más importantes en este momento el mundo son la chilena y colombiana. Son procesos muy interesantes. Yo defiendo eso sobretodo porque curiosamente en nuestros países estamos sujetos al manoseo de la corrupción y en términos de ayuda, de fondo, de convocatoria o de incentivos ambos han tenido realmente una transparencia increíble en comparación con cualquier otro lugar, cuando van jurados internacionales a mi país me dicen que se quedan impresionados con el nivel de libertad de las obras”, analiza.

Uno de los puntos observados por Roberto acerca de su película, es que en una visión eurocéntrica, lo que se espera del cine en Latinoamérica es mostrar un mundo sufrido que explora el dolor, donde demuestra un escenario que es supuestamente el revés de lo que pasa en el mundo occidental.

“En Europa, sobretodo en los grandes festivales, es verdad que están en una labor de resistencia frente al cine hollywoodense. A veces celebran la antípoda total radical, entonces no hay mucho espacio para el mundo ficticio que no existe dónde todos viven feliz, se celebra cuando alguien pone algo que demuestra pobreza  y dificultades. En medio a un escenario cinematográfico dónde domina el guión es aristotélico, clásico, encuentran bueno cuando se trabaja un guión no clásico, de vanguardia, de ruptura con otra dramaturgia”, problematiza Roberto.

Aún segundo el director, se ha hecho difícil para él y para muchos otros cineastas latinos a encontrarse y establecer un estilo propio de trabajo en medio a las demandas de una industria que exige una versatilidad muchas veces antagónicas.

“Cuando uno está haciendo cine, es muy duro satisfacer las demandas. Los grandes festivales de Europa, por ejemplo, son parte de la misma industria de Hollywood, o sea, dos caras de la misma moneda. Por supuesto hay idealizadores en el mundo que no saben para que lado ‘van existir’, además que  el cine tiene que ser sostenible, tiene que ser aplaudido para que un director continúe su trabajo. Yo en algún momento sentía como que en esa situación, que no me encajaba en ni un lugar, ni en el otro. Cazando Luciérnagas, por ejemplo puede ser considerada en el circuito comercial como demasiado, crítica, contemplativa y difícil y en el circuito festivalero es demasiado clásica. Ahí que en determinado momento pensé: voy a ser yo mismo, a trabajar duro para que encuentre un espacio y afortunadamente las películas han caminado bien”, concluye.

La muestra Resistencias – Ventana Cine Colombiano sigue en este lunes 14 con “Los Hongos”, de Oscar Ruiz Navia, a las 17:00 horas en la Universidad de Antofagasta ubicada en Avenida Angamos 601. Paralelamente se exhibe “El Abrazo de la Serpiente”, de Ciro Guerra, a las 16:30 horas en el Teatro Municipal. La programación completa de todas las categorías de la muestra Resistencias pueden ser consultada en el sitio: http://www.antofadocs.cl/2016/resistencias-las-muestras-paralelas-de-antofadocs-2016/