Publicidad

El documental que revela la contaminación y explotación laboral que conlleva el multimillonario transporte marítimo

Publicidad
Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
Ver Más

Este documental investiga la industria y cómo ha revolucionado el mundo. Además, revela los mecanismos de una área llena de secretos que sostiene la economía, el medio ambiente y el modelo de nuestra civilización. Uno de los puntos dramáticos es que para los trabajadores – en su mayoría filipinos- los barcos se convierten en «prisiones flotantes».


¿Alguna vez se ha preguntado cómo llega la ropa que se compra en el mall un fin de semana? Esta pregunta es el punto de partida de Freightened (2016), un documental de 90 minutos del cineasta Denis Delestrac (Francia, 1968), que revela los tejes y manejes de la industria del transporte marítimo. El film puede verse en el marco del Festival Docs Barcelona Valparaíso (que se realiza del 25 al 30 de noviembre), este martes a las 19:00 horas en el Teatro Condell (Condell 1585) del puerto.

Surgido en los años 60, el uso del container no sólo permite que a un costo ínfimo lleguen a nosotros desde Asia todo tipo de mercancías, sino que lo hace a través de barcos- que según narra el documental-  emplean trabajadores filipinos que viven 10 meses al año en alta mar por $400.000 mensuales, con naves que usan como combustible un derivado ultra contaminado del petróleo y causan un ruido en el mar que provoca sordera y desorientación a muchos de sus habitantes, como ballenas y delfines.

Paradójicamente el organismo de Naciones Unidas encargado de regular el transporte marítimo depende del dinero que le llega de las empresas de transporte a través de los países que otorgan «bandera» a los barcos, bajo cuyas leyes se rigen y que explica que la mayoría de ellos lo hagan con la de Liberia o Panamá.

El transporte marítimo, plantea Freightened, está dominado por grupos como Maersk (Dinamarca), MSC (Italia) y CMA (Francia). Otras son Hamburg Süd (Alemania), Hanjin (Corea del Sur) o Hapag-Lloyd (Chile).

«Prisiones flotantes»

Actualmente, el 90% de los productos que consumimos en Occidente se fabrican fuera y llegan transportados en contenedores a través del mar. La industria del transporte en contenedores ha revolucionado el mundo, tanto como la imprenta o Internet.

Hay barcos que pueden transportar hasta 11.000 contenedores, unas 170.000 toneladas. En los puertos, las autoridades apenas pueden revisar el 10%. Por eso se calcula que el 50% de la droga ilegal que se mueve en el mundo lo hace a través de este método.

El filme se centra en la historia de un barco, «El Puelche», con entrevistas a su capitán (polaco) y sus marineros (filipinos). De esta forma, revela que los marinos usualmente desconocen cuál su carga, así como las duras jornadas laborales y la soledad en que viven. Delestrac habla, de hecho, de «prisiones flotantes».

«Ese es uno de los grandes problemas», argumenta. «Cuando compramos un producto, no lo relacionamos con las condiciones de viaje. (…) Podría ser (un producto de) comercio justo, pero si lo traen desde Etiopía será por barco, con las consecuencias que ya conocemos».

Contaminación

Otras de las aristas que deja el documental al descubierto es la enorme contaminación que generan las naves. Al usar el residuo que dejan los destilados del petróleo, la contaminación atmosférica que generan en cada viaje equivale a miles de autos. Sin embargo, la industria quedó fuera de acuerdos climáticos como el de París, que entró en vigor el 4 de noviembre pasado.

«No sé por qué las navieras son invisibles a las conferencias medio ambientales», comenta el realizador. «¿Es el lobby? ¿Es porque no pensamos en ello? Si no es un tema público y la gente no presiona, no será un tema de agenda, incluso si trabajas en una autoridad internacional. Si la gente no presiona, si nadie pide una solución, es porque nadie sabe que hay un problema».

A Delestrac de hecho le llama la atención que las grandes organizaciones ambientalistas no se hayan enfocado en este tema, tomando en cuenta que los barcos no sólo usan un combustible muy contaminante, sino que son el principal medio de transporte de petróleo.

Según el filme, muchos de los barcos que transportan crudo lo hacen con un mantenimiento reducido o defectuoso, lo que hace posibles derrames inmensamente nocivos, como han demostrado accidentes como el ocurrido Exxon Valdés de 1989, en Alarka, donde fueron vertidas 37.000 toneladas de hidrocarburos al mar.

«Si eres dueño de una flota con barcos nuevos, nunca vas a transportar petróleo», asegura. «Los mejores barcos sólo llevan productos refinados porque no son tan corrosivos. Básicamente, los productos más sucios son llevados por los peores barcos, con todos los problemas que puedas imaginarte porque no son bien mantenidos».

Delestrac lamenta que se hable de los derrames sólo cuando ocurren en la costa y hay una cámara que pueda filmarlo, porque «la mayoría de los derrames ocurren en alta mar. Pero si no obtienes la imagen de un ave llena de petróleo o playas llenas de crudo, no hay noticia».

Legalidad dudosa

La película también aborda el sistema legal de las «banderas de conveniencia». Aunque el propietario de un barco puede ser una empresa alemana, usará una bandera de Liberia para efectos legales como pago de salarios y leyes laborales. Con una bandera francesa, debe pagar el salario mínimo de Francia ($1 millón), pero con una bandera de Honduras, puede pagar el mínimo hondureño ($230.000 pesos). Por eso la mayoría de las naves usan emblemas de países como ese país africano, Bahamas, Panamá o incluso Bolivia.

«Ella son el nervio del problema», alerta Delestrac. «Si puedes escapar de la ley de tu país y ser regulado por Liberia, puedes pagarle a tus marineros salarios muy bajos, hacer que trabajen 75 horas a la semana (más de diez horas diarias), lo que causa un montón de problemas».

El sistema además permite que los dueños no tengan que mantener sus barcos en determinadas condiciones «como si tuvieras una bandera canadiense, por ejemplo. Un 70% de los barcos del mundo tienen una banderas de conveniencia. Es una pieza clave de la industria».

Y aunque actualmente la industria enfrente una dura crisis por la competencia de precios -navieras como Hanjin tienen graves problemas financieros, en medio de una caída del comercio mundial- el cineasta cree que la solución está en aplicar nuevas normas de sostenibilidad para hacerla más rentable.

«Pueden instalar energía eólica ahora mismo y hay muchas soluciones técnicas ya disponibles no que son caras y te pueden ahorrar hasta el 40% del consumo de combustible. Son cambios con los que todos ganan».

Publicidad