CULTURA
Chilenos, venezolanos, españoles, colombianos, estadounidenses, haitianos, argentinos, escoceses, ecuatorianos, cubanos, alemanes tocarán sus instrumentos y levantando sus voces para compartir un mensaje de fraternidad y hermandad al mundo entero. Un coro de 203 voces (145 mujeres, 57 hombres, 44 extranjeros) y una orquesta de 120 músicos, en el «Concierto por la Hermandad». Todos juntos en la gran Estación Mapocho, el próximo 7 de enero, de manera gratuita, con la Novena Sinfonía de Beethoven, la “Oda a la Alegría”.
Un coro con ciudadanos de 11 países realizará el próximo lunes 7 de enero a las 20:00 horas un «Concierto por la Hermandad» en la Estación Mapocho de Santiago (Metro Cal y Canto), para interpretar la «Oda a la Alegría» de Novena Sinfonía de Beethoven con entrada liberada.
«La música es quizás el único idioma universal que puede romper barreras y cruzar fronteras; puede tocar corazones de todas las nacionalidades, colores, religiones y razas. La música atraviesa el tiempo y el espacio y continua resonando en el silencio mucho después de terminadas las notas», afirma Alejandra Urrutia, directora de la Orquesta de Cámara del Municipal de Santiago y también Directora artística del Primer Festival Internacional de Música Portillo 2019 que se realizará el 12 de enero próximo.
«Hoy en Chile, tenemos la hermosa oportunidad de reunir a un gran grupo de personas de diferentes y gloriosos orígenes -países, idiomas, culturas y estilos de vida- en alegre armonía», agregó.
Para Paula Elgueta, directora del coro, que tuvo varios ensayos en noviembre y otro el sábado pasado, destacó que gran cantidad de los participantes no había cantado antes en un coro.
«Estamos muy contentos de lo feliz que está la gente de involucrarse y de participar en una iniciativa con sentido. Creo que faltan iniciativas así, de bien común, de buen trato entre las personas, de cercanía, de colaboración», dijo.
El coro está compuesto por chilenos, venezolanos, españoles, colombianos, estadounidenses, haitianos, argentinos, escoceses, ecuatorianos, cubanos y alemanes.
Son 203 voces (145 mujeres, 57 hombres, con un total de 44 extranjeros) y una orquesta de 120 músicos, incluidos cuatro solistas.
La invitación se realizará por e-mail y redes sociales para una audiencia de 5.000 personas.
Entre los miembros del coro hay gran entusiasmo por la jornada.
«Se ve que la gente está muy metida», señaló tras un ensayo el pasado sábado la estadounidense Linda Donovan, uno de ellos. «Esta es una iniciativa bellísima, un regalo de Navidad. Esto es algo muy especial, imperdible. Yo estoy feliz de estar participando en esto».
«Es un privilegio ser parte de este concierto», coincidió la chilena Claudia Acevedo, «especialmente por el nivel de las directoras», en alusión a Urrutia y Elgueta.
«Espero que disfrutemos el concierto, que sintamos que la música nos hermana. Es un territorio común. Así como en este espacio podemos convivir en armonía, conectarnos con nuestras raíces, y reconocer que de alguna u otra forma todos somos migrantes, y que podemos intercambiar nuestros saberes y culturas».
La venezolana Olga Fiol espera que vaya mucha gente, especialmente muchos inmigrantes, para disfrutar «esta linda experiencia».
«Esto nos llena el corazón de alegría y eso es lo que queremos transmitir. No importa de dónde vengamos, ni el color, ni la edad, todos podemos unirnos con la música», dijo.
Felipe Núñez, otro miembro del coro, está con gran expectativa «por cómo han ido saliendo las cosas y ha trabajado la gente».
Agrega que el sentimiento de hermandad que transmite la obra se ha sentido en los ensayos «y esperamos que se note en el concierto. Estamos súper contentos y tenemos todas las pilas puestas para sacar lo mejor de esta instancia».
Para Núñez el concierto es un fuerte «gesto político» en momentos en que el gobierno de Sebastián Piñera ha rechazado el Pacto Migratorio de Naciones Unidas.
