CULTURA
El Premio Nacional de Literatura lamentó especialmente el caso de Grecia, por ser la cuna de la filosofía y la democracia. «El cierre de nuestras embajadas es paradigmática y viene a mostrar exacta, definitiva y fatalmente, el lugar que le dan estas autoridades a la cultura y por ende a las dimensiones simbólicas que forman parta inextirpable de nuestra existencia», expresó. «Siento vergüenza, siento una profunda vergüenza».
El poeta Raúl Zurita, Premio Nacional de Literatura, criticó duramente el cierre de embajadas, decidido por el gobierno de Sebastián Piñera.
«Como si no bastase la tragedia que nos está arrasando, igual que a muchos me ha golpeado profundamente el cierre de las embajadas de nuestro país en Dinamarca, Siria, Argelia, Rumania, y Grecia», señaló Zurita.
«Este acto unilateral, arbitrario y prepotente, no solo representa una ofensa a los ciudadanos de cada uno de esos países, a sus autoridades, a sus pueblos y a sus historias, ofensa que no será olvidada por ninguno de ellos, sino que constituye la expresión más vergonzante de un país, el nuestro, cuyo gobernantes se arrogan una superioridad tal, quizás la superioridad intelectual que les da, como buenos herederos del neoliberalismo y de su implantación a sangre y fuego por la dictadura, el habernos afianzado como una de las sociedades más desiguales del planeta», expresó.
«Esta desigualdad que significó en nuestro país la destrucción, entre otros pilares fundamentales, de la educación pública, uno de cuyos rostros ha sido el intento de cancelar cualquier vestigio humanista de ella, intento que, como se sabe, encontró su expresión más visibles en la eliminación de los ramos de Educación Cívica y recientemente de Historia del currículo escolar», continúa la misiva.
«Me imagino que es esa superioridad intelectual la que les permite a estas autoridades darse el lujo de cerrar nuestra embajada en, por ejemplo, Grecia, es decir; cerrar la embajada en el país que, a propósito de eliminación de la Educación Cívica, inventó la democracia; en el país que, a propósito de la eliminación del ramo de Historia, con Heródoto y Tucídides creó lo que hoy entendemos por Historia, en el país que creó la filosofía y el concepto de persona, y que con Homero desencadenó la deriva humana que después se llamó Occidente, deriva a la cual, en parte, nosotros también pertenecemos».
«El cierre de nuestras embajadas es paradigmática y viene a mostrar exacta, definitiva y fatalmente, el lugar que le dan estas autoridades a la cultura y por ende a las dimensiones simbólicas que forman parta inextirpable de nuestra existencia», concluye. «Siento vergüenza, siento una profunda vergüenza».
