CULTURA
El director Cristian Leigton manifestó en una charla que “se trata de una experiencia. La gracia del documental es que no hay ideas preconcebidas, no hay juicios preconcebidos y la gente puede sacar sus propias conclusiones y la idea es que uno trate de generar muchas lecturas en lo que se está viendo. Esa es la libertad que tiene el espectador para sacar sus conclusiones, para creer, creer menos, soñar, soñar menos. Queda en manos de la persona completar la historia”.
El documentalista Cristián Leighton participó en una charla organizada por el Instituto de Altos Estudios Audiovisuales de la Universidad de O’Higgins, donde repasó su carrera y reflexionó sobre el éxito de su serie documental «Colonia Dignidad, una secta alemana en Chile» en la plataforma Netflix.
“Este trabajo comenzó hace seis años y la idea era contar la historia cronológica de Colonia Dignidad, desde los años 50. Nunca pensamos que terminaríamos en Netflix. Eso se materializó hace cuatro años y medio atrás, en un momento en que la plataforma de streaming no había crecido tanto como hoy. Mucho menos sabíamos que íbamos a llegar a todos los lugares del mundo, treinta y tantos idiomas, lo que hizo que el estreno repercutiera en todos lados y exista mucha exposición. Pero, en realidad, nada estaba calculado. Imposible calcular una cosa así”, explicó.
La serie es una de las más vistas de la plataforma desde que se estrenó y que ha generado bastante repercusión a nivel mundial por su contenido.
El director de cine, que ha tenido una larga carrera en televisión abierta, estrenó hace unas semanas la serie documental, basada en su idea original y que le permitió recuperar, restaurar y digitalizar más de mil archivos fílmicos filmados por los colonos y que habían sido escondidos durante largos años.
“Es interesante el fenómeno de la plataforma mundial de Netflix. Nunca pensamos que el documental iba a tener ese impacto, por lo menos en Chile, a nivel no solo de visionado, también de comentarios, de gente que ha reflexionado”, puntualiza Leighton.
“Es curioso –agrega-, yo sé que la serie la ve gente en Japón, Turquía, Suecia, incluso algunos influencers y para mí ha sido una experiencia interesante. A nivel de Chile es como cuando uno hacía un programa, sobre todo para la televisión abierta, y tenía mucho rating. Aquí ocurre que hay gente que la comenta, es una especie de fenómeno que va más allá del documental mismo. Es un fenómeno social-cultural el que se ha producido con el estreno”.
Respecto a las plataformas y su aporte al documental, Leighton aclara que “si las plataformas son un fenómeno positivo para los documentales, es algo que habrá que verlo con el correr del tiempo».
«Pero sin duda tiene cosas positivas, como por ejemplo un documental que dura cinco horas 10 minutos puede ser dividido en episodios y la gente tienen la posibilidad de verlo sin cortes comerciales y deteniendo la reproducción cuando lo necesiten. Es un acceso enorme y una gran posibilidad para los documentalistas y para las obras documentales, especialmente porque nunca te piden que tenga una duración específica, de 40 o 70 minutos, hubo mucha libertad desde ese punto de vista y así conseguimos que cada capítulo dure lo que tenga que durar, de acuerdo a la estructura dramática que uno conduce”.
Al momento de promocionar su última pieza audiovisual, Leigton aclara que “lo dije en un video para Netflix, se trata de una experiencia. La gracia del documental es que no hay ideas preconcebidas, no hay juicios preconcebidos y la gente puede sacar sus propias conclusiones y la idea es que uno trate de generar muchas lecturas en lo que se está viendo. Esa es la libertad que tiene el espectador para sacar sus conclusiones, para creer, creer menos, soñar, soñar menos. Queda en manos de la persona completar la historia”.
