CULTURA
Actualmente se puede ver en Netflix su cinta «Y mañana el mundo entero» (2020), que trata sobre la radicalización de un grupo de jóvenes idealistas. Asimismo, en la última Berlinale de febrero pasado se estrenó su última película, «The Silent Forest» (2022). Nieto del exilio, es parte de la familia del escritor Omar Saavedra Santis y la actriz Catalina Saavedra («La nana»).
Uno de los actores más destacados en la actualidad en Europa es el austriaco de origen chileno Noah Saavedra (Oberpullendorf, 1991).
El artista es nieto de Jaime Saavedra Santis, ya fallecido, un chileno que se exilió en Austria tras el golpe militar de 1973.
Jaime, ex funcionario de la Corfo y miembro del PC, era hermano del escritor y dramaturgo Omar Saavedra Santis, que tras un largo exilio en Alemania murió en diciembre pasado, y quien a su vez era padre de la también actriz Catalina Saavedra («La nana»).
Noah es hijo de Melisa, hija de Jaime, y en Austria participó en algunos programas de la televisión local. Mauricio Saavedra, otro hermano de Jaime, también llegó a Austria, por lo cual Noah tiene varios primos en ese país.
Actualmente se puede ver en Netflix su cinta «Y mañana el mundo entero» (2020), que trata sobre la radicalización de un grupo de jóvenes idealistas. Asimismo, en la última Berlinale de febrero pasado se estrenó su última película, «The Silent Forest» (2022).
En «Y mañana el mundo entero», una estudiante de Derecho se une a un grupo antifascista, lo que la lleva a vivir situaciones cada vez más peligrosas y la envuelve en una espiral de violencia. Saavedra representa a uno de los miembros más radicales de ese grupo, que se involucra con la protagonista, lo que llevará a ambos a una situación insospechada.
Otra cinta de Saavedra es «Everything will change». En esa cinta, en un distópico 2054, tres amigos se embarcan en un viaje por carretera hacia el pasado. En el camino, redescubren la biodiversidad perdida tras una catástrofe ecológica.
Como puede verse, temas como los extremismos y el medio ambiente son parte de la trayectoria fílmica de este actor. ¿Elige esos temas a propósito?
«En realidad se trata de que una historia me conmueva, más allá de su compromiso político», responde a El Mostrador.
«Sin embargo, una y otra vez llego a un punto en que debo reconocer que los temas políticos simplemente me interesan mucho», explica.
Como puede verse por sus antecedentes familiares, el mundo del teatro es algo de familia.
«Quise convertirme en actor para contar historias y poder ser otra persona, muchas otra personas», explica.
Saavedra destaca que varios miembros de la familia son parte del mundo de la actuación.
«En algún momento supe que tanto el hermano de mi abueno, Omar, como su hija, Catalina, estaban vinculados al mundo del teatro y la actuación. Al parecer es una tendencia que está presente en la familia», comenta.
¿Cómo era la relación con su abuelo?
«Teníamos una buena relación. La clásica de abuelo y nieto, sólo que con otras historias y trasfondos culturales», contesta.
Sin duda, Chile es un país presente en la biografía de Saavedra. Ha visitado el país, aunque confiesa que sólo ha sido en una ocasión, y habla el idioma español, «de hecho bastante bien».
«Al menos, cuando lo hago se reconoce primero que es de origen chileno, antes que cuando hablo alemán y se adivina que provengo de Austria», ilustra.
Por otro lado, Saavedra ha seguido los hechos ocurridos a partir del 18 de octubre de 2019 en Chile «con curiosidad y alegría».
«Espero que las cosas cambien para mejor, también con ayuda de Boric. Pero también soy escéptico, porque detrás del movimiento de protesta no se ha cristalizado ninguna Greta Thunberg o similar, y por desgracia temo que para el mantenimiento de esos movimientos son necesarias personalidades de ese tipo, tras las cuales uno se pueda reunir».
¿Hay contacto con la escena cinematográfica chilena o alguna chance de que participe en un proyecto chileno?
«Por desgracia no por ahora. Una vez hubo una idea y posibilidad, pero hasta ahora fue lo único, y no se materializó porque estoy trabajando en el teatro en Múnich y la planificación es difícil», concluye.
