CULTURA
La película está centrada en el gestor cultural Antonio Kadima, encargado del histórico centro cultural Tallersol en el barrio Yungay de Santiago, que data de 1977, quien resguarda el «Archivo de la Memoria y la Resistencia”, un material serigráfico de la época de la dictadura, en una historia atravesada por el estallido social y la pandemia.
El documental “Kadima, el tiempo contenido”, ópera prima de sus directores Álvaro Gauna y Cristian Ortiz, tuvo esta semana su estreno mundial en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México, en el marco la 17º versión de Docs MX.
La película está centrada en el gestor cultural Antonio Kadima, encargado del histórico centro cultural Tallersol en el barrio Yungay de Santiago, quien resguarda el «Archivo de la Memoria y la Resistencia”, en una historia atravesada por el estallido social y la pandemia.
El archivo contiene miles de objetos y afiches que narran los procesos de resistencia cultural durante la dictadura del general Augusto Pinochet. Roger, amigo y colaborador, intenta junto a Kadima generar recursos suficientes para rescatar este archivo en peligro.
Kadima, de 74 años, lidera el espacio desde 1977 y ha sido un miembro histórico de la contracultura chilena. El archivo consiste específicamente en miles de archivos en serigrafía realizados por él en un contexto de lucha contra la dictadura, documentando décadas de memoria histórica popular en el ámbito de la cultura y de resistencia gráfica.
La película muestra las dificultades de Kadima, que habita una casa en estado precario y cuyo arriendo se hace cada vez más difícil de pagar. En medio del estallido, Kadima participa activamente a través del registro fotográfico y acción poética y performática en medio de las protestas, en una praxis artística cargada de emociones, nostalgia y reflexión política que pone de manifiesto y contexto los sucesos que ocurren en la calle.
La abrupta irrupción de la pandemia por coronavirus, el distanciamiento físico y los restrictivos protocolos de acción en el país, ponen en crisis los procesos sociales, el sistema sanitario, financiero y las lógicas de autogestión que hacen posible el sustento del Tallersol. La amistad de Kadima y Roger cobra fuerza en la búsqueda de alternativas financieras y también sus diferencias.
Ante cualquier propuesta de apoyo o venta de derechos sobre el material del Archivo surgen los cuestionamientos éticos sobre su valor y el lugar que debe ocupar en la historia, ya que el taller Sol nace en contracultura, en la precariedad, y contra un sistema neoliberal al cual ambos no se quieren doblegar aunque esto signifique su propio fin.
El documental comenzó con un proyecto de universidad, y cuenta entre sus colaboradores a los músicos Javier Bravo y Ronny Acevedo. Previamente participó de diferentes instancias de industria como Bolivia Lab, Lab Cine Lebu, Ficviña Industria y Encuentros Australes de FicValdivia.
