CULTURA
Se estima que en total asistieron más de cinco mil personas, quienes llenaron la Estación Mapocho. Se transmitió por streaming a todo el mundo.
Se había anunciado que la apertura de puertas sería a las siete de la tarde, pero muchas fueron las personas que horas antes llegaron a la Plaza de la Cultura para poder ingresar al Centro Cultural Estación Mapocho y participar de la cuarta edición del Gran Concierto por la Hermandad.
En total fueron más de cinco mil los asistentes que con mucha emoción escucharon las melodías de Carmina Burana de Carl Orff y que al final entonaron «Oh Fortuna» con gran entusiasmo este sábado.
Alejandra Urrutia, directora del proyecto se mostró emocionada al ver como cada año la gente asiste con mucho entusiasmo.
“La recepción del público cada año me conmueve, para mí de eso se trata, es acercar este repertorio que es música clásica y acercarla de esta manera, de forma distinta, porque al final este es un concierto único y a mí me da mucha alegría que el público, venga y llene el lugar. Eso es porque confían en el proyecto y porque les pasa algo, de eso se trata”, expresó.
El concierto contó con la participación de más de 250 músicos, la orquesta dirigida por Alejandra Urrutia, acompañado por las voces del coro dirigido por Paula Elgueta, el coro de niños y niñas Mawúnko, dirigido por Cecilia Barrientos; y los solistas Millaray González (soprano), Patricio Sabaté (barítono) y Moisés Mendoza (contratenor).
Entre los asistentes se encontraba la Seremi de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de la región Metropolitana, Alejandra Jiménez, quien comentó que ha participado de los cuatro conciertos y considera que este es un regalo para la región.
“Lo más hermoso es ver a un coro de más de 200 personas, a una orquesta enorme y saber que todo esto es pura voluntad, amor y querer transmitir belleza, así que de verdad muchísimas gracias”, señaló la autoridad.
El Gran Concierto por la Hermandad comenzó en 2019 como un compromiso por la hermandad, cuyo objetivo es unir corazones y generosidades para hacer de la música un territorio común. Este recital es épico, no solo por la cantidad de personas que participan en él cada año, sino que también, porque es financiado por la colaboración de municipios, organizaciones, empresas y de toda la comunidad.
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