CULTURA
Mariano Llinás visitó la nueva Escuela de Cine y Realización Audiovisual UDP para participar de una clínica de cine y una cátedra abierta en la que abordó los desafíos de escribir “Argentina, 1985”, una cinta basada en hechos reales recientes, el recibimiento de parte del público y el momento actual del cine en Latinoamérica.
Un momento de felicidad, pero a la vez muy triste vivió el equipo de “Argentina, 1985” al recibir la noticia de su nominación a los premios Oscar 2023.
Felices por el reconocimiento internacional que significa ser parte de esta ceremonia, pero con gran pesar por la muerte de uno de los actores de su elenco, Claudio Da Passano, quien interpretó a Carlos Somigliana, un destacado dramaturgo argentino, que formó parte del equipo de la Fiscalía que llevó adelante el Juicio a las Juntas de 1985 —que la película recrea—, en el que fue juzgada la cúpula militar de la dictadura argentina (1976-1983).
Hasta pocas horas antes de ambos sucesos, el guionista de la cinta, Mariano Llinás estuvo en Chile, invitado por la Universidad Diego Portales, para visitar la nueva Escuela de Cine y Realización Audiovisual de la casa de estudios. Allí, el también actor y director argentino realizó una clínica de cine y participó de una Cátedra Abierta en Homenaje a Roberto Bolaño.
Durante su paso por Chile, Llinás se refirió al éxito de la cinta, que hace pocos días había recibido un Globo de Oro y que ha tenido un amplio reconocimiento internacional.
“Sinceramente como una excentricidad lo estoy pensando. Soy alguien que trabaja en cine hace muchísimo tiempo y es primera vez que me veo envuelto en un negocio así, de premios internacionales. Entonces lo estoy viviendo como una aventura, algo completamente excepcional, como si de pronto me hubieran llevado de visita a otro planeta, entonces miro las cosas que pasan en ese planeta, pero soy muy consciente de que es un planeta y que yo pertenezco a otro”, expresó.
“Argentina, 1985”, captó fuertemente la atención del público transandino, que a pesar de poder verla vía streaming, formó filas afuera de los cines del país. Parte fundamental de este fenómenos fue que es una película basada en hechos históricos recientes, lo que significó un desafío en sí mismo.
“El cine no es un instrumento de nada. El cine es el cine y se maneja con sus términos, se relaciona con los temas a partir de su propio lenguaje, de su propio mecanismo. Ese fue el compromiso y la responsabilidad: nunca dejar de abandonar el territorio del cine para relacionarse con los temas, no hacer una propaganda, que era lo que mucha gente pensaba. Para mí no es menor que a la película le haya ido bien. Si pasó fue gracias al cine, esa es mi convicción. Veo confirmada una sospecha y es que el cine todavía tiene sus mecanismos para conmover y que esos mecanismos no son fácilmente reemplazables por otros”, sostuvo.
Llinás también se refirió al cine latinoamericano y su estado actual.
“Me da la impresión de que no es un buen momento para el cine por varios motivos y uno de ellos es que es un momento en que los directores filman pocas películas. Yo creo que los grandes momentos del cine son aquellos en los que se filmaba mucho. Los mecanismos de producción se han vuelto tan exigentes, los mecanismos de financiación, los hábitos de los productores se han restringido tanto que ahora un director filma una película cada 10 años, diría. y eso no es bueno, esa especie de obediencia debida a los mecanismos de financiación tradicionales. Y a la vez, nunca fue más fácil filmar una película. Simplemente a los directores les gusta formar parte de un sistema que los ampare aún si ese sistema los condena a una especie de hambruna de producción”, criticó.
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